Por Ana Esther Ceceña, Investigadora / ObservatorioLatinoamericano de Geopolítica
Para entender las claves de las grandes obras de infraestructura y reordenamiento integral de la vida que se impulsan en el sureste mexicano es necesario conjuntar piezas muy distintas entre sí: algunas nos llevan a revisar tramas históricas con orígenes confrontados; otras responden a proyectos continentales de integración subordinada; aparecen también las mezquindades de procesos más inmediatos o de menor dimensión, que pueden tener escala nacional o local; se agregan esos tejidos (semi)ocultos en los que se descubre a las fuerzas que realmente detentan el poder detrás de las máscaras; sin olvidar la confusión o descontrol de quienes apuestan por un mejoramiento incierto y más bien imaginario. Las piezas que deben embonarse son distintas en su significado, de diferentes tamaños, peso, contenido y repercusiones y, sin embargo, sólo todas juntas, en un armado complejo, darán las claves del resultado.
Es importante no apresurarse a sacar conclusiones. Es necesario explorar las señales encubiertas o que parecen lejanas y ponerlas en relación con las evidencias más tangibles para lograr un entendimiento más integral tanto de lo que representan y mueven estos proyectos, como de sus implicaciones a futuro, en todos los órdenes.
Intentemos evidenciar algunas de las claves geopolíticas para iniciar el recorrido, ubicando estos bellos territorios del sureste en el terreno de disputa mundial de los grandes poderes.
1. El siglo XX fue el siglo americano. Estados Unidos se colocó como líder indiscutible y con ello pudo imponer sus reglas al resto del mundo. Tan poderoso era que logró hacer que el mundo se encargara de su producción, instalando maquiladoras en todo el sur global. Estados Unidos controlaba y centralizaba, recogía las ganancias, empleaba fuerza de trabajo en el exterior, abundante y con bajos salarios, abaratando costos para hacer frente a la competencia. La pandemia prendió la alerta. Con una red de producción que abarcaba los cinco continentes, Estados Unidos no tenía condiciones de autosustentabilidad.
Esta constatación llevó a replantear las estrategias de suministro y producción y a revalorar la importancia del área de América del Norte, y de su diversidad interna. En 2019 se revisó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para reforzar los vínculos de intercambio y complementariedad entre sus tres países. A partir de entonces se habla con insistencia de fortalecer las cadenas de valor compartidas y de facilitar la fluidez de los intercambios con un sistema de transportes “moderno”. El 14 de abril se constituyó una super empresa ferroviaria, Canadian Pacific Kansas City, que se acoplará con los trenes del sureste (Maya y Transístmico) para vincular ágilmente todo el territorio de América del Norte y facilitar los suministros. “Estamos preparados para traer nueva competencia a la industria ferroviaria en Norteamérica en un momento en el que nuestras cadenas de suministro nunca lo habían necesitado tanto”, dijo Keith Creel, director de la nueva empresa (https:// www.elfinanciero.com.mx/empresas/ 2023/04/14/canadian-pacific-kansas-city-ferrocarril-unira-mexico-eu-canada/).
Asegurar los suministros internos en la región reduce sustancialmente su vulnerabilidad relativa y mejora su posición de fuerza y de competencia con el resto del mundo.
2. China ha emergido como gran gigante económico. Rusia como potencia militar con capacidad de desafiar en más de un terreno a Estados Unidos. La amistad y acuerdos entre ambos significan una amenaza mayor al poder estadounidense. En el terreno económico, el deslizamiento de la economía mundial desde el Atlántico hacia el Pacífico agrega un desafío más al poder estadounidense ya que alrededor del 40% de su industria básica se encuentra en la costa este, mirando al Atlántico. El 80% del comercio mundial se mueve por barco, y también buena parte de los efectivos y pertrechos militares, de manera que las rutas de tránsito marino, el control de los estrechos y las alternativas que contribuyan a agilizar y asegurar los movimientos es absolutamente estratégica. Así, el paso por el Istmo de Tehuantepec cobra nueva importancia, en la medida que constituye la ruta más rápida y corta para conectar la Costa Este con sus mercados del Pacífico. El hecho de estar dentro del territorio de América del Norte, con la dependencia de México frente a Estados Unidos y los lazos militares cada vez más estrechos entre ambos, ofrece la posibilidad de que la vigilancia y control del paso quede, aunque sea sólo en calidad de asesores, en manos de los cuerpos de seguridad (militares incluidos) de Estados Unidos. Esto dará tranquilidad al tránsito de containers seguramente, pero obligará a repensar el significado de la soberanía nacional.
3. Una pieza más, de otro carácter, pero relacionada con los dos puntos anteriores, corresponde a un corrimiento general desde lo civil hasta lo militar que ya venía dibujándose desde el inicio del milenio pero que se acentuó a niveles inimaginables de 2019 hacia acá. En este momento destacaremos sólo su relación con los megaproyectos del sureste, en tres sentidos distintos. *Que las fronteras de América del Norte se extienden hasta el sureste de México se pone en evidencia con la implantación de la política antimigrante que incrementó las detenciones, sobre todo en Chiapas, en un momento en que por múltiples causas el flujo de migrantes aumentó. En un inicio se pensó que la migración abonaría a los requerimientos de fuerza de trabajo de la construcción y operación de los trenes del sureste y sus actividades colaterales pero la cantidad y características de los migrantes no resultaron adecuadas para eso. Ahí la decisión, compartida con los asesores estadounidenses, fue militarizar la zona para lograr su control.
La cuestión a observar es que la extensión del territorio norteamericano hasta la frontera sur de México no supone la apertura de límites internos sino sólo el reforzamiento de los perimetrales. El cambio geopolítico se ubica en el campo de la seguridad y atañe a un compromiso, establecido bajo presión, de utilizar la recién creada Guardia Nacional en el control de la migración, a manera de border patrol. Una política de seguridad trazada desde Washington, pero ejecutada con los cuerpos de seguridad de México.
* Estos mismos cuerpos de seguridad previsiblemente tendrán a su cargo la garantía de tránsito de los trenes hacia el norte que llevarán los suministros para la industria y otras actividades económicas. Actualmente los trenes que transitan por México tienen una tasa elevada de asaltos que deben ser controlados para que la integración del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) tenga el efecto previsto. Montar una red privada (o semi) de transporte ferroviario, como la planeada por la Canadian Pacific Kansas City (CPKC), requiere garantías: cuidado de la propiedad privada de la propia infraestructura y de los cargamentos. De acuerdo con el esquema de seguridad adoptado por el gobierno actual, esto sólo podrá ser asegurado por las fuerzas armadas. Es una militarización vinculada con los trenes del sureste aunque ocurra en otras partes del territorio nacional porque justamente las cadenas de suministros inician en el sureste y conectan con los nuevos trenes en construcción.
*El tercer aspecto en el que la creciente militarización se relaciona con los proyectos del tren maya y el transístmico surge de la manera abrupta como fueron iniciados, de la falta de estudios de impacto ambiental, de suelos y de un plan maestro, en una región eminentemente indígena, con modos de vida que serán fuertemente alterados, donde no hubo ninguna información o consulta previa, como lo establece el Convenio 169 de la OIT. Territorio donde se encuentra el acuífero más importante del país, la segunda reserva de la biósfera del continente americano en tamaño (Calakmul) y la más biodiversa (Chimalapas), vitales y ya de suyo amenazadas.
En estas circunstancias, la resistencia a los proyectos provino tanto de los pueblos afectados, como de científicos y especialistas de todas las disciplinas del saber, así como de sabios locales. Los argumentos han sido respondidos militarizando el proceso, al extremo de declarar las obras de Seguridad Nacional. Un total sinsentido.
Sólo 3 piezas de un rompecabezas complejo. Pero quizá estas 3 permitan entender algunas claves de lo que está en juego en estos proyectos que, a pesar del daño que está siendo causado, de todos los argumentos y la resistencia en contra, se afirma que los proyectos van porque van.
Publicado en El Topil, publicación de Servicios para una Educación Alternativa A.C. EDUCA