Por Melchor López
San Luis Potosí, estado que se encuentra a 418 kilómetros de la ciudad de México. De allá es uno de los tantos integrantes del crimen organizado. Él era sicario. Y ejecutaba las acciones de poder de sus jefes. Como fiel subalterno, acataba. Él, en ese entonces, era un morro que jamás pensó verse involucrado entre tanta violencia descarnada y muerte segura. El sicario mata. Y él lo hacía. Cumplía órdenes.
Saber de un sicario es un asunto complicado. ¿Quién te va a narrar que mata como forma de trabajo? En esta ocasión Machetearte entrevistó a la pareja de un sicario. La peculiaridad es que ella no sabía de su actividad. Y cuando lo supo, únicamente mantuvo su relación durante dos meses.
—¿Qué sentiste cuando te enteraste de la actividad a la que se había dedicado tu expareja?
—Es un tema muy complejo. Con esa noticia, la neta, sentí como un balde de agua fría.
—¿Puedes describir?
—Al principio tenía miedo. Pero después fui notando que quizá ese wey lo hizo por necesidad porque ante una vida donde no tenía una opción de trabajo bien remunerado, pues eligió el camino de ser sicario (aunque después se salió de eso). Ahora estoy segura que por necesidad hay gente que hace “cosas malas”. Y también hay gente mierda que hace “cosas malas” sólo por gusto. Y en todo caso creo que lo último es ser culero.
—¿Y te llegó a narrar alguna de sus acciones que le encomendaron?
—Sí. Me narró el primer día que tuvo que “cargarse” a alguien. Me contó que, por eso, durante mucho tiempo no pudo dormir. Que tuvo que matar a alguien, en este momento no recuerdo a quien, pero fue algo así como muy de sangre fría; de un balazo. Creo que era alguien que él conocía.
—Después de que supiste lo que hizo, ¿cuánto tiempo viviste con él?
—Como dos meses. O más.
—¿Llegaste a tener alguna pesadilla de que fueran a su departamento a buscarlo?
—Sinceramente no lo recuerdo. Pero seguramente sí, porque sí tenía la sensación de angustia de que llegaran a buscarnos.
—¿Y actualmente qué es lo que más recuerdas de esa experiencia?
—Recuerdo mucho el preguntarme cómo una persona que fue capaz de tantas cosas, era capaz de amarme tanto. Porque sí demostró amarme. Porque sí demostró ser cariñoso y romántico. Yo me preguntaba tanto de esa dualidad de personalidad, porque era muy contrastante. También recuerdo que la primera noche que dormimos juntos, después de que me lo contó, pensé en que a mí también me podría matar. Fue angustiante porque no me quería dormir. Y solo recuerdo que me ganó el sueño.
A continuación, un fragmento que en su momento ella escribió.
“Yo tenía mucho miedo, había estado durmiendo junto a un ex sicario, había dormido con un asesino. Yo ya no quería volver a dormir con él. Por ende, yo le externé mi fobia y él me juró por su madre (que es a quien más ama en el mundo) que a mí jamás me haría daño porque me quería mucho. Ese secreto nos unió más y fortaleció la confianza. Él me conoce tal cual soy. Con nadie jamás he sido tan transparente como con él. Tiempo después, y tras mucho insistir de su parte, fuimos novios y vivimos juntos (…) Yo conocí su lado tierno que parecía no tener”.