Al Mundo Libre se la Cae la Máscara
Por Carmen Escalante
“Tu publicación infringe nuestras normas comunitarias en Facebook” ¿Quién no ha puesto la cara de what al ser bloqueado por esta dizque red social que cada vez está más lejana de ser “social”?
Y mire usted que si por lo menos fueran contenidos de odio o vulgares los que censuraran, pero no, quienes hemos sido parte de estas sanciones, sabemos que nos pueden bloquear por una foto o texto que pretende ser informativo o educativo.
Y es que por lo menos hace poco tiempo, Facebook nos mostraba la leyendita esa al abrir nuestra cuenta, nos avisaba que nos habíamos portado mal y que nadie nos iba a pelar en los próximos 30 días.
Ya una se iba tranquilamente a preparar el siguiente contenido con modificaciones en las palabras y acentos donde no van para que Facebook no reconociera el “contenido delicado” y nos censuraran de nuevo.
Ahora simplemente nos invisibiliza. Los algoritmos de Instagram, Facebook y Youtube quieren sangre, violencia, odio, quieren ver el mundo arder pero bajo el disfraz de la beatitud y las buenas costumbres.
Es muy fácil viralizar a un señor sacándose el moco, a una persona enseñando las partes nobles y no tan nobles de su cuerpo, peleas entre maridos y señoras, todo un abanico de videos y reels tipo La Rosa de Guadalupe, Lo que callamos las mujeres o aquéllos otros talk chous tipo bigbrother, la de “que pase el desgraciado” y todo eso.
De educación y noticias ni hablamos. Las páginas educativas ven reducidos sus likes e incluso, varias personas se quejan de que ya ni siquiera les aparecen a sus seguidores “No pago publicidad, no la voy a pagar porque tengo un público orgánico, pero desde que empezó la pandemia, Facebook me ha quitado visibilidad e incluso, a mis seguidores les quita el like haciendo que no les aparezca”. Esta es la queja del dueño de una página educativa y de información, cuyo nombre no decimos para que no se la vayan a cerrar de veras, que ha perdido interacción con su público. La solución, dice, es que usted vaya a las páginas de su preferencia y le puchurre el botón de ”Seguir primero”.
Y es que ni Machetearte se escapa, si usted no va directo a la página, Facebook finge que no existimos y usted ni se entera de que seguimos chambeando, firmes y en pie de lucha persiguiendo la chuleta noticiosa para que usted sepa en qué mundo vive y se forme su propia opinión.
Aquí tiene dos opciones o consumir el contenido basura que en su mayoría le ofrecen las redes y que es lo que están priorizando, o ir directamente a las páginas de su interés e interactuar, con comentarios, likes, compartiendo las noticias, etiquetando, haciendo menciones.
Los espacios informativos y educativos se reducen, y no, tal vez no sea porque “es lo que pide la gente” si no porque es lo que le conviene al sistema, seguir teniendo a la gente desinformada y sin educación, pasiva ante los sucesos del mundo.
De vez en cuando un rato de distracción en las redes viendo bromas suena bien, pero cuando lo único que te ofrece Facebook es un señor picándose la nariz, es hora de tomar acción y rebelarse a consumir ese tipo de contenidos.
Los algoritmos cambiaron desde el inicio de la pandemia con el pretexto de que Facebook dejaba los “seguidores reales” de las páginas y por eso bajaba su visibilidad. La razón real es que tanto como Youtube,Instagram y Facebook quieren cobrar más de lo que ofrecen. ¿Qué sentido tiene pagar por seguidores falsos que crean la ilusión de que a su página la leen millones, cuando en las interacciones sólo tiene uno o dos likes?
Y no me vaya a decir que Zuckerberg tiene todo el derecho porque es su negocio. Ni máiz paloma, porque para todo lo que le damos a ganar con las visitas a su changarro, mínimo, debería priorizar contenidos que sirvan, porque casualmente, reitero, lo que más se censura es la información que les va a abrir los ojos y la mente a las personas.