nombres corruptos y apellidos impunes
Por Nino Gallegos, para APIAvirtual.
Presidencial y sexenalmente, desde los Cachorros de la Revolución a los hijos de López Obrador, el presidencialismo es el nepotismo de nombres corruptos y apellidos impunes en la qué bonita familia, a la mexicana, siéndolo y haciéndolo López Portillo en “el orgullo de mi nepotismo”, cohabitando nepotismo malo o bueno, sino, corrupto e impune, violento y criminal en el presidencialismo-nepotismo de Fox a Obrador, así como los hijos de la mala vida de El Chapo con Los Chapitos y El Mayo con Los Mayitos.
Del linaje al legado a la herencia y la tara del presidencialismo paternalista, autoritario y conservador, en una izquierda por la derecha, generadora del “bien” por el bienestar social y del mal por el malestar de la corrupción y la impunidad, la violencia y la criminalidad, el presidencialismo y el paternalismo y el nepotismo con la arrogancia en el prianismo-morenismo del machismo en los caños y el hembrismo en los baños popularmente elegid@s, en sufragio efectivo, no reelección, y, sí corrupción, la “aberrante” del poder judicial, y la no de la supremacía constitucional y la sí ecológica del verde que la somete con el güero del justo, a(u)gusto y obradorciamente con el despotismo-nepotismo del padre biológico y el hijo ideológico, padre político de la hija política, porque los estilos de gobernar presidencialmente se transforman -reproductivamente- en l@shij@s del nepotismo y el despotismo en Morena en el sexenio del Estado-Yo Claudia, porque con el abono de los 29 narcosicarios-arancelarios, la cuenta es una amenaza con una apuesta cazada, dependiendo en qué jaulas frías los narcosicarios y en qué celdas calientes los inmigrantes.
La calma y la cabeza fría del Estado-Yo Claudia están a prueba en la evidencia mental y verbal recurrente y discurrentemente en lo que para la President(a) es la verdad, la ley y la justicia que Harfuch y Gertz mienten a favor del traslado de los 29 de los carteles que son de México y los arancelesque son de USA, la complacencia es de Harfuch-Getz y la aquiescencia es de Sheinbaum, porque la soberanía se canjea con la real-politik de las fronteras, los trofeos de los 29 para Trump y la diadema de la laureles para la cabeza fría de la president(a). Si es o no el presidencialismo el nepotismo de los nombres corruptos y los apellidos impunes del 2000-2024, el despotismo del poder, a todo modo, ha sido y es el gobierno rico y un pueblo pobre con la gente y los demás, los otros y nosotros, cínicos y egoístas, clasistas y racistas, indolentes e indiferentes, chair@s y fifís, l@shij@s de Pedro Páramo y de La Chingada, y Agripina es la mujer de Luvina que no llegó con las mujeres claudistas, porque ella es rulfiana y rulfista, preguntándose cada sexenio: ¿qué país es este, el orgullo de mi nepotismo con los muertos, los feminicidios y los desaparecidos en el país de las sombras espectrales?