Tercera y última parte
Por Nino Gallegos, para APIAvirtual.
En-tre las viejas y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, (en) el plagio de la existencia, no usándolas como herramientas de trabajo, siguen siendo dispositivos predeterminados para el ocio y el vacío del uso manual, gráfico, visual y texteador individual en las redes sociales que funcionan en un enredamiento-encadenamiento de subjetividades sin ningún objetivo más que el entretenimiento, peligrosamente, existencial: hacer de la vida 24 horas, existencialmente, alienadas y enajenadas, en el caos del ocio fáctico y mediático con el devenir -en casa- de un terrorismo apocalíptico más histérico que histórico en la domesticidad de lo bárbaro y de lo civilizado cuando alguien toca a la puerta y nadie está detrás de ella o como cuando alguien habla al teléfono y se escucha una voz inaudible que es devorada por otra voz que es la boca del silencio o cuando en el mismo teléfono inalámbrico o celular se siente que un nudo en la garganta te aprieta y te asfixia desde la boca del estómago que, en el sin fondo de una náusea, rebulle el asco, el arqueo y el vómito del algo inexplicable que ha sucedido con tu cuerpo, tu corazón, tu mente, tu boca y tu estómago por haberte tragado un ser humano en el terrible insomnio de tus mejores sueños y tus peores pesadillas que hasta Edgar Allan Poe, Jorge Luis Borges y Jean Baudrillard tienen que ayudarte a vomitar tus malos días con las terroríficas noches en que un país de sombras espectrales, te levanta en vilo y te levita en vela, para que sepas y para que sientas que cuando se traga a un ser humano es tu propio yo de otro que ha sido puesto en una bandeja de cuerpo entero y desnudo para que midas en la altitud lo bajo que has caído en las redes imaginarias y sociales del terror con ese performance de ritualizar el crimen con la venia y con la vena de la sangre derramada en el cáliz falocrático del esperma y la sangre, diciendo beber y tragar mi cuerpo como si fuera el cuerpo de otro, el tuyo y el de nosotros, el miedo de nuestro temor, terror y horror.
Sigue conectado, nos veremos pronto.
Si no acordamos vernos esta vez sin que nos veamos en algo nuestras vidas que son nuestras existencias, se parecen a una guerra de bandos y de contrabandos en la guerra contra las drogas que es la guerra contra el narco, el político, el militar, el empresario y el sicario contra el Estado de facto, fallido y mediático. Nadie tiene la vida comprada pero la corrupción y la impunidad, sí. De modo que no hay manera de sacarle al bulto cuando los bultos y los paquetes están allí y ahí, rezumando ese olor a orgánica mariguana con la química cocaína y heroína en el color que sea y de la pureza que sea que, al cabo el cabo militar, debe cargarla para que el jefe la role a cambio de que en el plagio de la existencia, se compre la vida y la existencia con la prontitud del vicio y con la cobranza de la venta que, en otras vidas y existencias plagiadas, son la gobernanza de las ganancias y las pérdidas humanas en eso que es sexenal, tiempo y espacio, en los cementerios de los daños colaterales.
Roberto Saviano con el Yo Sé de Pier Paolo Pasolini cree saberlo todo en cuanto a la vida y a la existencia de la mafia italiana con El Chapo, aunque no ha faltado quién le reproche el no citar textualmente las fuentes periodísticas que él consulta y que traslaticiamente “plagia” y abona a su autoría, respondiendo que no tiene por qué hacerlo cuando la información está dada para el uso que corresponda a su trabajo de periodista de investigación que podría leerse como un escribano de segunda mano: la cuestión es cuestionarlo o no, y cuando el Yo Sé pasoliniano está de por medio en lo ético y en lo estético marxistas que, en Pasolini, es la pasión y es la ideología de lo concreto con las abstracciones intelectuales y conceptuales, sociales y culturales de los años 60 y 70, pudo concretar objetiva y críticamente una política de autoría independiente con fuertes y profundos lazos de lo rural confrontado con lo urbano, siendo testigo de primera mano con la transformación hacia el capitalismo voraz, depredador y consumista. Para Pasolini, (en) el plagio de la existencia, la vida, era y es resistencia al plagio mismo de la existencia por la realidad social, de la cual es difícil escaparse del plagio en que se está y que a la vez es resistencia y confrontación con los aparatos ideológicos del Estado, los cuales son ahora en forma de alienación, enajenación y estupidización con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación que la sociedad de consumo ha creado la sociedad del conocimiento de la ignorancia: lo que para la sociedad de consumo es el saber, para el Yo Sé de Pasolini es la emancipación del saber mediante, y no mediáticamente, el conocimiento, y lo que corresponde (en) el plagio de la existencia es la liberación de la existencia por y para la vida.
(En) el plagio de la existencia con el buen juez o con el buen policía que es USA, debería empezar por su casa, y cuando el buen vecino es México, los muertos y los desaparecidos, remota, ancestral y actualmente, están en los jardines y en los traspatios de los mexicanos, y no en los sótanos del Estado mexicano, donde no duerme el Estado de Derecho por sufrir de tortura con pesadillas reales e intermitentes y un insomnio crónico extremo con música de banda en alto volumen, porque (en) el plagio de la existencia, la vida, no vale nada la vida, y si vale hay que pagar y cobrar por ella, no importando quién viva, quién sobreviva y quién muera so pena y a pesar de ella en la vida y en la existencia, quedando excluida e inexistente la felicidad.
Quizás, (en) el plagio de la existencia, la vida como la esperanza, se encuentran atadas y amordazadas a la actualidad de los pensamientos, las palabras, los actos y los hechos que también quieren tenerlas atadas y amordazadas arriba en el mundo, en medio del cielo y abajo en la tierra para el espectáculo glocal()global, y no hay maneras ni formas de liberarlas y menos con el neoliberalismo en la economía de mercado, acaso ser movidas de un escenario a otro entre los nosotros y los otros en que la inseguridad, la incertidumbre y la perplejidad son como el temor, el terror y el horror, aullando cautivas la vida y la esperanza mientras la existencia y la resistencia (de , para y en–) los movimientos sociales.
Ante La Hidra, (en) el plagio de la vida, Javier Sicilia, dice y escribe cómo combatirla: “Las resistencias organizadas en pueblos y barrios, los albergues para migrantes, la emergencias de las universidades que ponen su saber al servicio de las comunidades, las movilizaciones, la lucha de la cultura por recuperar los medios, son algunos de los atisbos de las nuevas resistencias.” Habrá que tomar en cuenta que, al no haber una poesía combativa, no habrá consistencia y menos resistencia porque hay dos elementos humanos y sociales como obstáculos: la indiferencia y la indolencia de la gente, sea más por conveniencia que por convicción, siendo la cultura, la educación y la recuperación de los medios que es la máxima distracción con los medios y los mensajes publipropagandísticos al consumismo y a la inercialidad social en la connivencia y en la conveniencia con los valores socioculturales (de y para) la gente: la masa amorfa y anómica que es parte de La Hidra y que la necesita para alimentarla con productos chatarra, mediante y mediáticamente, un consumismo de connivencia y conveniencia para desarrollarlos como los indiferentes y los indolentes sociales que la mayoría de la gente (es y no es) que en las novelas de Alberto Moravia, en una de las películas de Luis Buñuel y en el ensayo de antropología social Los Hijos de Sánchez son lo que son y lo que somos: no es que el tema sea cultural, cuando es un asunto público y un problema social (de y para) los nosotros y los otros mexicanos.
Los mexicanos siempre estamos re-empezando algo y siempre es lo mismo de ese algo, vaga y ociosamente, corrupto e impune: la Historia de Siempre. Una historia plagiada, plagada y secuestrada con héroes y villanos del pasado y corruptores e impunes del presente, de compadecencia y en complacencia, de errores caros y de aciertos funestos, en un territorio pos(t)feudalista y latifundista carretero y desarrollador de proyectos inmobiliarios para empresarios-constructores propios de gobiernos y ajenos a la gente de esos pueblos arrasados por el progreso y la pobreza, que no faltan quienes digan que eso nomás le sucede a los países emergentes como China e India, que en México no nos está sucediendo eso porque en Latinoamérica es líder porque Argentina, Brasil y Venezuela se jodieron. Si es así o no, siempre estamos re-empezando algo y siempre es más el rezago laboral y social, sabiéndose que las zonas de confort y las franjas deprimidas de la desigualdad económica y social están en el INEGI y en la sociedad, y que los cementerios con los muertos preguntan: ¿en dónde las fosas clandestinas con los desaparecidos, porque los desplazados aún no saben cuándo y en dónde?
(En) el plagio de la existencia, filosofar es hacerle al esotérico, sociologizar es hacerle al socialité y antropologizar es hacerle a El Chapo tratando de ver la luz al final del túnel del tiempo en que el pasado ha sido refractario con el retardatario del presente: avanzamos pero no es seguro que lleguemos a Tlatlaya, Comala, Sabaiba y Ayotzinapa que, aunque sepamos cómo llegar, no sabemos cómo regresar, es el dilema en un cruce de caminos que, bien o mal, no se sabe cuál sube y cuál baja, sea en línea recta o sea en línea zigzag, no faltando quiénes digan que todas las líneas de investigación fueron desechadas a las orillas de los caminos para los arroyos, los basureros y los perros del monte, y que si hay una sola línea en unos de los caminos es la de las carnes y la de los huesos, vivos o muertos, siendo, (en) el plagio de la existencia, una de las formas más terribles de matar la vida de la existencia.
(En) en plagio de la existencia, los mexicanos, estamos como al principio, pero, cuál principio, el de antes o el después de la Revolución, de Tlatelolco, de Ayotzinapa, de los Sexenios del Presidencialismo, dándose siempre reinicios y refinales sexenales, cuatrienales y trienales con la continuidad criminal de la corrupción y la impunidad: nadie, de nosotros, que-se-sepa, es ajeno de lo propio como testigo y/o como cómplice, porque el plagio de la riqueza ha sido tanta que por eso hay ricos y pobres bien y mal repartidos en la desigualdad económica y social.
En lo que a “libertad, privilegio y oportunidades” se refiere Noam Chomsky, gracias “a la lucha de sus antecesores en los países ricos y poderosos”, en la interrogante “¿Quién gobierna el mundo?”, estamos en lo global de lo glocal de lo que a “incertidumbre, inseguridad y perplejidad” existen hoy en el mundo con la corrupción y la impunidad como en el complejo industrial humano y el complejo industrial militar, la respuesta está en todas partes y en ninguna, el devenir y el porvenir de las mismas con la pregunta y la respuesta se abonan entre sí -contaminantemente- con el humus-humano-inhumano a conveniencia y a connivencia de los muertos, los desaparecidos y los desplazados desde que el mundo fue y es arriba en el mundo, en medio del cielo y abajo en la tierra: lo que es arriba es el reino, en medio-las puertas, abajo-el infierno.
El que dice y escribe es Leonidas Donskis: “El fin del mundo ha tenido lugar más de una vez. Ya no hay que predecir ni temer porque lo peor que podía suceder ha sucedido. Ahora el único peligro es el olvido sistemático y consciente, o transformarlo deliberadamente en algo trivial, vulgar y distorsionado. Aquí surge una pregunta: ¿dónde reside el mayor peligro? ¿En la tragedia o en su olvido? ¿Es el fin del mundo o en la inflación o devaluación de esta idea al proclamarla no para su recuerdo, sino para ampliar el electorado y ganar las elecciones?”
Vamos, ni siquiera la preguntas son difíciles, acaso, interesadas, importadas y exportadas para dentro y para fuera, en medio del cielo, arriba en el mundo y abajo en la tierra, en donde los hombres de buena voluntad, filantrópicos por la Paz, guerreristas para la Guerra, Make Love-No The War, la Hilaria de Trump y el Trump de la Hilaria nada que ver con la Hilaria de El Secreto de Massimo Botempelli, el mayor peligro, la tragedia y el olvido con el fin del mundo es lo que es con los pensamientos, las palabras, los actos y los hechos sumados, multiplicados, restados y divididos en operaciones mentales con operaciones bursátiles-sutiles para entusiasmar a cualquiera y no declararse en banca rota cuando los bancos somos más suyos que nuestros, contemplando desde una banca cómo la tierra, el mar y el crepúsculo trazan y colorean en el lienzo blanco de las nubes-los colores que habrán de difuminarse y mientras suceda lo inevitable mirar en las nubes-los colores con que Van Gogh vino a sentarse a mi lado y que me ha iluminado como al poeta Ungaretti, de inmensidad.
El mundo de arriba, extendido y reducido a la máxima expresión glocal y dimensión global, en el plagio de la existencia, es un vertedero de contaminantes duros-sólidos con blandos-líquidos que sube(n) desde la tierra al cielo para caer desde el mundo de arriba a través de en medio del cielo abajo en la tierra, explorando, explotando y produciendo lo que produzca riqueza material y miseria humana, ha sido y es la máxima y la magnánima forma y manera industrial en el plagio de la existencia tras la explotación de la mano de obra barata para la materia prima, quedando impactado en el humus industrial el salario del sudor en el outsourcing del ser humano, no en la división del trabajo y sí en la mano del empresariado industrial y capitalista que hoy lo emplea y mañaña lo desecha.
(En) el plagio de la existencia, en cuanto al país de sombras espectrales que es México, no nos vayamos tan lejos estando tan cerca y adentro, pues mientras Tlatlaya, Comala, Sabaiba y Ayotzinapa, en algún-otro-lugar están sacando a los muertos de sus fosas comunes y clandestinas con sus inhumanaciones a flor de tierra y quién sabe de qué tanta juventud. Y estando donde estamos vivos con los sobrevivientes y habiendo perdido demasiado para los que no son-ni somos, los nos-otros estamos en quiebra ética y en deuda moral con lo que aún nos hace(n) falta ser y hacer: los rotos y los descosidos, los deshilachados y los andrajosos con “El traje que vestí mañana no lo ha lavado mi lavandera; lo lavaba en sus venas otilinas, en el chorro de su corazón, y hoy no he de preguntarme si yo dejaba el traje turbio de injusticia”, es lo de César Vallejo lo que nos duele más abajo, en la tierra muerta que es la tierra yerma, y aunque uno nunca lo sabe, de cierto-el desierto, (en) el plagio de la existencia, las cruces-son-los caminos que nos están señalando hacia dónde vamos de aquí quién sabe a dónde porque antes éramos pocos y ahora somos demasiados, que aunque no nos quieran y nos desprecien como a los perros (de y en) las calles, aún ladramos y olisqueamos, (en) el plagio de la existencia, las sombras espectrales de quienes nos acechan y nos echan sus perros policías con sus perreras municipales, estatales y federales, el MalPaís, oliendo en lo que desparrama con sus olores, los jardines íntimos y públicos, nunca jamás, habían olido y huelen a muertos y a desaparecidos como si los rastros y los mataderos estuvieran escurriéndose desde el mundo a través del cielo sobre la tierra esquina con la Revolución y en el centro de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco y a un lado de Tlatlaya-Ayotzinapa.
Del pasado hemos hecho e instalado un escenario-en un mural monumental del presente, (en) el plagio de la existencia, como si la vida se nos haya dado de una manera fácil con un status quo de confortabilidad y de una simulada perturbabilidad fáctica, virtual y mediática que pareciera redimirnos en nuestros impíos pensamientos, palabras, actos y hechos, a connivencia y conveniencia, indiferencia e indolencia sociales, porque no nos vamos a rendir hasta que nos arrodillen antes nuestras sombras que nos acusan de ser sus cuerpos que las negamos al caminar y luchar contra ellas, exigiéndonos, de una vez por todas y por todos, con quiénes estamos, contra nosotros y los otros, contra ellos(los hombres) y ellas(las instituciones), contra la corrupción y la impunidad, contra el crimen y la criminalización, contra el Estado del Sicariato Nacional: acabemos con las negaciones de nuestras afirmaciones, porque cada vez nadamos, de a muertitos, en un mar de gente, rural y urbanamente, color de sangre. (En) el plagio de la existencia, la existencia precede a la resistencia con y para la vida, y que nadie se diga que esta vez no fue advertido de lo que nos depara y para con los pies puestos en un suelo de tierra y en un charco de sangre para saltar y asaltar el mundo, bajarlo a través del cielo y ponerlo en la tierra frente a los muertos, los feminicidios y los desaparecidos, siendo fusilado con una descarga de nubes, una ráfaga de vientos y una fusilería de milpas, por siempre.