al humanismo mexicano
Por Nino Gallegos, para APIAvirtual.
Enrique Dussel (+) intermedia lo siguiente:
«Los juicios de hecho cuyo criterio de verdad es la vida y muerte son a la vez los juicios constituyentes de la realidad objetiva. La realidad objetiva no es algo dado independientemente de la vida del hombre. La vida del hombre, al lograr evitar la muerte, mantiene la realidad como realidad objetiva. Por eso en el suicidio se disuelve la realidad, y en el suicidio colectivo de la humanidad la realidad se disuelve definitivamente. La objetividad de la realidad no antecede a la vida humana, sino es tanto su producto como su presupuesto”.
De los 24 años (Fox a Obrador), la corrupción y la impunidad, la violencia y la criminalidad, son la acumulación y la desposesión del poder político con el poder criminal, y lo que el exEstado-Obrador no hizo-transformó con la revolución de las conciencias y el humanismo mexicano, lo que el Estado-Yo Claudia recibió de él al entrar ella, lo que no se combatió en el sexenio 2018-2024 y lo que se intente combatir en el sexenio 2024-2030 con la inteligencia y la investigación y la aprehensión ante el poder judicial, porque la verdad, la ley y la justicia parecen que no son en lo que:
«Los juicios de hecho cuyo criterio de verdad es la vida y muerte son a la vez los juicios constituyentes de la realidad objetiva”.
A la vista, la revolución de la conciencias y el humanismo mexicano, no fueron, ni serán, en tanto, la corrupción y la impunidad, la violencia y la criminalidad, el poder político y el poder criminal se nieguen y se afirmen en la contrariedades y en las contradicciones generadas por la polarización y la confrontación política, social y cultural con las tormentas de mierda, lodo y sangre sobre un Estado de Derecho violentado y unos Derechos Humanos ejecutados con crímenes de lesa humanidad, pese a quienes les pese, no hay una guerra como la de Calderón y si una continuidad-discontinuidad en la transformación de los vivos, los sobrevivientes, los muertos, los desconocidos, los feminicidios y los desaparecidos en el primer piso del exEstado-Obrador en el vetusto e inveterado Palacio Nacional (de y para) que la inversión nacional y transnacional sean la cantidad de 20 mil millones de dólares, haber-a ver si habrá calidad Made in México, dependiendo, si es Harris o es Trump, así como de la corcholata presidencial a la tómbola judicial, de la utilería doméstica a la humaniutilería congresal de una burocracia profesional y servicial a una burocracia de la servidumbre a un poder judicial corrupto e impune, de la violencia política a la criminalidad narcosicaria.
Lo del suicidio en el país de las sombras espectrales, es el homicidio y el feminicidio con l@smuert@s y l@sdesaparecid@s, como una realidad objetiva cuestionable en la relación cómplice del poder político con el poder criminal en el producto social como en el presupuesto existencial: el homicidio y el feminicidio que son los muertos y los desaparecidos requieren de un gasto superficial como las fosas comunes y clandestinas, porque la mano de obra-militar y la mano de obra narcosicaria, la administran el poder político y el poder criminal con el poder económico para lo que se mande a hacer en la medida-desmedida de la realidad social como realidad virtual en cuanto que la Presidenta no es la mujer sino la Presidencia del Estado-Yo Claudia del anterior Estado-Obrador, cronicables y criticables ambos dos, y no comparables al “Yo, Claudio” de Robert Graves, aunque nunca falta un roto guango para una descosida ajustada como en la parodia fársica de la simulación virtual y el simulacro real en el “Yo, Díaz”, sea el Porfirio y/o el Gustavo, de Pedro J. Fernández., a reconsideración en la revolución de las conciencias masacradas y en el humanismo mexicano decapitado.