Por Abdiel Rodríguez Reyes
Fuentes: https://kaosenlared.net
Se necesita formar nuevos cuadros políticos para los cambios que el país necesita. La filosofía de la praxis será útil en esa tarea. Los partidos políticos, los candidatos de libre postulación, los sindicalistas, militantes en movimientos sociales y en el activismo general por los derechos humanos, requieren formarse solidamente, no existe tal cosa como el espontaneismo para acometer los cambios. No se puede cambiar el país por simple voluntarismo, tampoco el viejo campismo logre mucho en las nuevas y complejas circunstancias. Por campismo entendemos aquella posición política en la cual uno se posiciona en un bando sin considerar la especificidad del momento político, fenómeno asociado a la solidaridad incondicional. Esto último se debe diferenciar de los principios políticos inclaudicables, como el antiimperialismo y la autodeterminación de los pueblos, por mencionar algunos. Por esa razón, hemos de esbozar algunas de las ideas ( sobre la importancia de la crítica y la conciencia) centrales de esta filosofía propuesta explícitamente por Gramsci y desarrollada por pensadores como Adolfo Sánchez Vázquez y Marcelo Musté, por mencionar algunos referentes.
La filosofía de la praxis de Gramsci puede ser entendida además como un programa de investigación vinculado a la formación de los cuadros políticos para la toma de conciencia e ir más allá del “sentido común”. Ahora bien, porqué insistimos en el tema de la investigación, para formar tanto en un sentido general como específico, me refiero a la formación de los cuadros políticos, es necesario también la investigación científica, la lectura sistemática de los textos claves y clásicos universales, y en particular de la tradición marxista y el mismo Marx. De hecho, una filosofía de la praxis implica una relectura renovada de Marx, para el caso nuestro más allá de esa lectura soviética e incluso de lo que se conoció como el marxismo heterodoxo. Eso implica leer ambas tradiciones, pero desde nuestras realidades heterogéneas – teniendo en cuenta el carácter estructural del capitalismo –, dicho de otra forma, la filosofía de la praxis es una gran empresa de investigación y formación política para los nuevos cuadros.
Uno de los grandes problemas que ha tenido la izquierda en América Latina es precisamente el relevo generacional. Y gran parte de la crisis ahora mismo en curso es precisamente por esa razón. En tal sentido, es importante enfatizar en la centralidad del relevo generacional para acometer los cambios tanto a mediano como largo plazo. El presentismo inmanente muchas veces juega en contra de nosotros mismos porque queremos resultados de forma inmediata. Todo cambio político tiene que verse con miras largas y el relevo generacional de los nuevos cuadros es fundamental. Pero si formamos a estos con los viejos esquemas simplistas y campistas nuestro horizonte estará limitado. Es decir, limitado por lo inmediato y cuadrado. Por supuesto, es importante tener en cuenta el sentido de lo urgente fáctico, pero no confundirlo como el inmediatismo superficial.
Un aspecto importante de la filosofía de la praxis de Gramsci consiste en que la filosofía no es algo elevado inalcanzable, sino que todos y todas somos de alguna u otra forma poseedores de una filosofía, ya que por poseer un lenguaje contenemos una “concepción del mundo”; pero de este momento hay que trascender al de la “crítica” y de la “conciencia” que es el que realmente nos importa forjar a través de la investigación y formación. Allí está contenida realmente la filosofía de la praxis, en la crítica y en la conciencia. Eso es lo que se debe transmitir a los nuevos cuadros políticos cuyo objetivo es cambiar el mundo, por muchos mundos de mayor justicia social y ambiental, de mayor bienestar general.
Abdiel Rodríguez Reyes
Doctor en Filosofía por la Universidad del País Vasco
Profesor en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Panamá
Investigador Nacional I SNI-SENACyT