Por Arantza Díaz
Fuentes: https://cimacnoticias.com.mx
Ciudad de México.- En el marco del segundo aniversario de la anulación de la sentencia Roe vs Wade que trajo consigo un efecto dominó en los congresos y encauzó la penalización del aborto en Estados Unidos, se acerca una contienda por la presidencia de ese país, por lo que los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en ese país serán una fundamental en las campañas políticas.
Aunque la victoria republicana de Donald Trump ya estaba anunciada, la autoproclamada feminista Kamala Harris ha aparecido en la carrera y cambiado las expectativas de lo que sucederá en el país de las barras y las estrellas.
La única certeza, es que la esperanza de fallar en favor de la Roe vs Wade, podría quedar completamente sepultada en caso de que el trumpismo venza; el camino por despenalizar el aborto aún no se ve claro, sino turbulento.
La organización Planned Parenthood, refiere que desde hace dos años que la Corte Suprema anuló la sentencia Roe Vs Wade, le arrebató el derecho a las mujeres y se los dio a políticos hombres, afectando a las mujeres que están fuera de la hegemonía blanca y privilegiada; mujeres que tienen la posibilidad de abortar fuera de su Estado e incluso, fuera del país.
«Esto también es un racismo sistémico que ha bloqueado el acceso a oportunidades y al cuidado médico», denuncia la organización.
A pesar de que la lucha colectiva por despenalizar el aborto no ha dado tregua desde hace dos años, el panorama no parece favorable tomando en consideración que los republicanos y ultraderechistas se mantienen reacios impulsando restricciones sumamente violentas, como por ejemplo, la prohibición del aborto a pesar de abuso sexual e incesto.
De esta manera, se configura el panorama internacional, exponiendo que no hay garantía de ningún derecho cuando intercede una visión política dotada de conservadurismo.
Si bien son dos años sin acceder al aborto, las mujeres continúan abortando en condiciones precarias, insalubres, riesgosas y dolorosas, especialmente, aquellas en situaciones de vulnerabilidad; mujeres latinas, afrodescendientes, campesinas, asiáticas, indígenas, sin documentación, sin dinero y víctimas de abuso.
¿Qué sucedió hace 2 años en Estados Unidos y cuál es el panorama actual?
A finales de junio del 2022 la Corte Suprema eliminó el derecho constitucional a interrumpir el aborto, lo que abrió la posibilidad de que cada entidad tuviera la facultad de elegir y derogar las leyes en materia de derechos sexuales.
Al no existir más un derecho estipulado por la Corte Suprema, se produjo una pandemia antiderechos por todo Estados Unidos, donde los congresos locales comenzaron a penalizar y criminalizar el acceso al aborto, a pesar de que el país había sido pionero en la región en esta materia desde hacía 50 años; un retroceso sin precedentes.
Antes de que apareciera la sentencia de Roe vs Wade que estipulaba la interrupción del aborto como un derecho humano y accesible para todas, los Estados Unidos vivió un proceso cruento donde el aborto causó una de cada seis muertes relacionadas al embarazo en 1965.
La década de los 60s, del siglo XX, desencadenó que personas dedicadas a la medicina y parteras fueran procesadas; el área médica prefirió dejar de practicarlo y las pocas personas que seguían ofreciendo el servicio en clandestinidad fueron perseguidas por el Estado obligándolas a desplazarse de sus entidades.
Asimismo, las mujeres eran constantemente agredidas por la fuerza policiaca, conformada mayoritariamente por hombres quienes las obligaban a vivir circunstancias humillantes; eran tocadas, vigiladas, detenidas arbitrariamente y obligadas a hablar de su vida sexual a detalle, según documenta Planned Parenthood Action.
A manera de autodefensa, las mujeres -mayormente en situación de vulnerabilidad y precariedad- comenzaron a ingerir medicamentos que provocaban complicaciones severas e incluso, la muerte. Asistir al hospital para ser atendidas, implicaba su detención y el posible enjuiciamiento si se daba aviso a las autoridades.
El instituto Guttmacher documentó en su informe «Lessons from before Roe: Will past be prologue?» que en 1960 en la ciudad de Nueva York, 1 de cada 4 muertes de mujeres blancas relacionadas al embarazo fue a causa del aborto. En comparación, 5 de cada 10 muertes de esta misma naturaleza, corresponde a mujeres no blancas, especialmente, de origen latino.
Fueron 10 años de abuso, criminalización, muerte y extrema violencia, hasta que en 1973 se despenalizó el aborto en todo el país gracias a la Roe vs Wade que llegó para salvaguardar la vida de millones de mujeres, adolescentes y parteras.
En un proceso cíclico de la historia, hoy Estados Unidos continúa resistiendo la avalancha de la derecha republicana y las medidas que afectan particularmente a las mujeres en circunstancias de vulnerabilidad.
De acuerdo con un mapeo realizado por la CNN y actualizado hasta mayo del presente año, 29 de 50 entidades mantienen vigente el derecho al aborto. Una balanza completamente diferenciada, pues mientras algunas entidades son pro aborto –sin restricciones, ni limite de semanas-, otros Estados colindantes son extremadamente violentos, entre los que destacan:
- Arkansas
- Alabama
- Idaho
- Indiana
- Kentucky
- Louisiana
- Mississippi
- Missouri
- Dakota del Norte
- Oklahoma
- Dakota del Sur
- Tennessee
- Texas (entidad donde se concentra buena parte de la comunidad migrante, representando el 40% de la población latina en Estados Unidos, según el Censo Poblacional 2021)
- Virginia Occidental
Paralelamente, es necesario señalar que la tasa de suicidios en mujeres en edad reproductiva ha aumentado significativamente luego de la derogación de la Roe vs Wade, según documentó la revista JAMA Psychiatry, agudizándose aún más en las entidades más extremistas.
Entretanto, el panorama político de los Estados Unidos está tenso ante la carrera presidencial que cada vez se percibe más justa entre Harris y Trump, vislumbrando que, la discusión sobre el aborto bien podría ser el parteaguas que impulse a las mujeres a participar políticamente e inclinar la balanza a favor de Harris, que maneja una agenda pro aborto.
Mientras se llega al final de la contienda electoral para saber qué sucederá con las políticas de derechos sexuales y reproductivos, es necesario siempre apuntar a que la penalización del aborto no evita la práctica, sólo impulsa a la clandestinidad; clandestinidad que mata, violenta, enferma y margina a las mujeres, especialmente, de origen migrante sin documentos de estancia legal.