Fuentes: https://www.tlachinollan.org
Más que un informe sentí como si el presidente estuviera acusándose de todo lo que le han hecho. No veo que se trate de un informe, porque no habla de las líneas de investigación, de los avances que se han tenido o de lo que se ha hecho por encontrar a nuestros hijos. Sobre eso no hay nada. No me pareció que sea un informe, es más bien un texto donde busca justificarse. Como mamás no esperábamos mucho, debido a la postura que el presidente tomó de hace tiempo, de salir en defensa de los militares. Sabemos la postura que él tiene y que no podemos esperar otra postura, porque así lo ha dicho, de que los militares no tuvieron nada que ver en la desaparición de nuestros hijos. En el informe lo único que resaltó son los obstáculos que ha tenido y aprovechó otra vez la ocasión para atacar a los defensores de derechos humanos y hablar de otras personas que nada tienen que ver con nuestro caso.
Desde el primer día que supimos que nuestros hijos estaban desaparecidos, tuvimos conocimiento de que el Ejército había participado. Recuerdo el 27 de septiembre, cuando nuestros hijos no llegaron a casa, no sabíamos qué hacer. Nos juntamos en la Normal esperando que llegaran, pero para nuestra mala suerte esa noche muchos muchachos no llegaron. El día 28 nos fuimos todas las madres y padres a Iguala, nos repartimos en grupos y recorrimos las colonias. Muchos nos decían que fuéramos al 27 Batallón de Infantería porque normalmente ahí se llevan a los detenidos. Nos decían seguramente ahí están sus hijos. Fuimos y preguntamos a los militares por nuestros hijos, lo que nos respondieron es que ellos no se habían dado cuenta, que no sabían de qué les hablábamos. Lo que ahora nos dicen es muy diferente a lo que hace casi 10 años nos respondieron.
Lo que realmente se ha demostrado con los informes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) es que los militares tuvieron conocimiento desde que salieron nuestros hijos de Chilpancingo y muchos antes, porque ahí en la Normal había militares que se habían inscrito como estudiantes. Por eso decimos que los militares sabían que eran estudiantes, pero ellos nos decían que no sabían. El mismo general Cienfuegos también decía que no sabía quiénes eran. Ahora sabemos con pruebas claras que los militares tuvieron pleno conocimiento de los movimientos de los estudiantes de cuando llegaron a la terminal de Iguala y cuando los agredieron. Por eso, sin temor a equivocarnos los señalamos como responsables, porque nos dijeron los mismos pobladores de Iguala, que ahí (en el Batallón) se habían llevado a unos estudiantes. Como madres fuimos las primeras en señalar a los militares y siempre así lo hemos manejado. También por las pruebas que han arrojado los informes del GIEI, que han descrito con mucho detalle cómo fue su participación en la desaparición de nuestros hijos.
Desde que sacaron al fiscal especial Omar Gómez y se fue el GIEI, la investigación se estancó y nos desviamos del camino en que íbamos. El presidente tomó en sus manos la investigación y dejó de lado al nuevo fiscal. En lugar de avanzar, empezó a señalar a nuestros representantes como los que hicieron mal las cosas. Y ahora en su informe el presidente dice que organizaciones como la OEA y el gobierno de Estados Unidos tienen un afán de venganza contra el ejército. Ya no habla de nuestros hijos sino de los militares. Eso nos da tristeza y más dolor porque su preocupación no es encontrar a nuestros hijos, sino defender al Ejército, porque dice que desde el extranjero quieren hacerle daño.
En la reunión que tendremos este lunes 29 de julio, no esperamos mucho del señor presidente, porque ya lo ha manifestado en las mañaneras y lo sigue sostenido a los 4 vientos de que los militares no fueron. Por eso decimos que no hay mucho que esperar; sin embargo, como madres estaremos presentes en cualquier reunión que nos convoquen para hacerle ver que no estamos de acuerdo con la hipótesis que tiene. No descansaremos de insistir de que la Fiscalía tiene que investigar el involucramiento del Ejército. El presidente tiene que saber que nosotras no estamos de acuerdo con su postura porque hay pruebas suficientes que incriminan al instituto armado. La obligación de su gobierno es investigar de manera imparcial y sin sesgos esta línea. En lugar de apoyarnos, se ha empeñado en decir que no hay pruebas de que los militares participaron en la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre. Ahora quiere que nosotros le demostremos con pruebas, como si fuéramos ministerios públicos. El GIEI con todo detalle ha demostrado que sí tuvieron participación, que recorrieron los lugares donde fueron atacados nuestros hijos, que fueron al hospital Cristina a amenazar a los jóvenes que ahí habían llevado a uno de sus compañeros heridos. Estuvieron en los diferentes ataques, incluso donde apareció el joven Julio César Mondragón Fontes, que ahora se dice que se encontró en otro lugar y no en el camino del Andariego.
Hay muchas cosas muy contradictorias que tienen que investigarse a fondo, pero desgraciadamente el presidente ha optado por dar la espalda al caso Ayotzinapa, todo por defender al ejército. Ha defraudado la confianza que le depositamos al principio de su gobierno. Habla de dolor, pero en verdad no sabe el dolor que sentimos como madres. Es como una espada que atraviesa nuestro corazón. Esto no lo entiende el presidente, es algo que nos lastima.
Con la presidenta electa Claudia tenemos nuestras reservas, porque en su gabinete está Omar García Harfuch, que está señalado también como un funcionario de la PGR que supo de los hechos que sufrieron nuestros hijos, porque trabajaba en Guerrero. Vamos a ver qué dice de eso que señalamos y le comentaremos los informes que publicaron los expertos. Tendremos que comentarle de la participación del ejército. Ella debe conocer cuál es nuestro sentir, debe de escucharnos como madre que también es. No queremos que retome lo que el presidente le va a dejar. Para nosotras es muy importante que valore nuestra lucha, el amor por nuestros hijos y todo lo que hemos peleado para saber dónde están. Queremos que sepa que no tenemos otro interés, que nada tenemos que ver con gobiernos extranjeros y que no nos interesa conspirar contra el Ejército. Por eso es muy importante la presencia del GIEI porque ya se ha demostrado que ni con este gobierno, ni el gobierno de Peña Nieto se puede tener la confianza para alcanzar la verdad. Al contrario, vemos que los dos se empeñan en proteger al ejército.
No queremos que sólo nos escuche, sino que en verdad se comprometa a apoyarnos. Es necesario contar con un grupo de expertos y expertas que coadyuven en la investigación, porque sólo así vamos a lograr avances. Tenemos que salir de este estancamiento y no desgastarnos en descalificaciones contra nuestros abogados. Ellos si nos han demostrado en todo este tiempo, que en verdad luchan por encontrar a nuestros hijos. Nunca nos han traicionado y sabemos que tampoco nos van abandonar. Así queremos que sea el gobierno de Claudia que nos respete, que no nos traicione y que esté del lado de nosotras. Lo que más nos importa es que se investigue a profundidad y con imparcialidad la participación del Ejército. Que ya no haya más obstáculos y pretextos para entregarnos los 800 folios.
A una década de la desaparición de nuestros hijos hay mucho dolor y angustia. Solo Dios sabe de dónde hemos sacado la fuerza para mantenernos de pie. Él es el único que nos cuida y nos comprende. Nunca nos ha abandonado a pesar de tanta tristeza y traiciones. Como madres esperábamos más del presidente, pero al final sentimos que nos dejó y se colocó del lado del Ejército. Eso nos duele mucho porque sentimos que ya no nos escucha. Quiere más bien que nosotros nos convenzamos de que el Ejército no participó en la desaparición de nuestros hijos.
A 10 años las enfermedades quieren vencernos, la fuerza física no es la misma, pero tenemos mucha fe y eso alimenta nuestro espíritu. No hemos dejado un minuto sin pensar en nuestros hijos y tampoco hemos bajado los brazos. Aunque no tengamos dinero salimos de nuestras casas para llegar a la Normal. Si podemos comemos y si no, los recuerdos de nuestros hijos reconfortan nuestros cuerpos. Qué más quisiéramos como madres de tener una noticia sobre dónde están nuestros hijos. Es increíble que a 10 años los gobiernos no nos den una respuesta certera y convincente. A poco ¿son más poderosos los delincuentes que toda la fuerza del Estado? ¿Por qué no pueden desbaratar las redes criminales que están amarradas dentro del mismo gobierno? ¿Valen más los intereses oscuros de quienes desaparecen a las personas que la vida de los desparecidos? ¿Por qué los presidentes de la República se han vuelto cómplices de las atrocidades que han cometido los militares? ¿Por qué se exonera a los militares antes de que concluyan las investigaciones?
Como madres y padres vamos a seguir buscando una respuesta sobre el paradero de nuestros hijos. Nunca retrocederemos, como ahora lo quiere el presidente. Más bien, estaremos dando la batalla sea el gobierno que sea. Esté a favor o esté contra nosotras. Contra viento y marea pelaremos hasta encontrar a nuestros hijos.
Centro de derechos humanos de la Montaña, Tlachinollan