Por Nino Gallegos, para APIAvirtual.
Reforestar el planeta o repelar el mundo en tiempos de guerras focalizadas en la redondez del globo terráqueo, en rotación, pasando los días y las noches ante las fases lunares, proyecta el blanco y el negro con el full color de los amaneceres y los atardeceres del nihilismo y el fascismo en el capitalismo-consumismo de lujo y funeral que se vive, se sobrevive, se muere y se desaparece desde el mundo de arriba, el cielo de en medio y la tierra de abajo, no deja de serse y hacerse el cínico y el egoísta, el indolente y el indiferente vive, consume, sobrevive, muere y desaparece con el selfie como huella de una existencia en el carpe diem de los días y el horror vacui de las noches en la inhalación y la exhalación de los bosques con los pulmones de las ciudades atosigad@s por la contaminación, mientras los osos salvajes vacían los botes de basura de la gente civilizada, en lo que alguien de la ONU, expresa:
“Lo que está ocurriendo roza la pura maldad»,en Sudán, como si lo que sucede en Rusia con Ucrania e Israel en la Franja de Gaza, son una anomalía a-normalizada de la crueldad de Putin y Netanyahu, porque se han otorgado el derecho de invadir y de defenderse, siendo imposible más que en el preguntarnos como Alain Touraine, “¿Podremos vivir juntos?” y lo que Ece Temelkuran en “Juntos” escribe “Un manifiesto contra el mundo sin corazón”, lo que para la paz, a falta de palabras, le sobran las armas y las alianzas con la distinción geopolítica de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, y así desde la antigüedad como acumulación a la modernidad como desposesión.
De no hay nada nuevo bajo el sol y el sol sale para todos, a los 67 años personales de vida, los primeros 24 años de siglo xxi en el espacio vital y el tiempo mortal, uno no puede fugarse, acaso resguardarse en medio de nada y de nadie y contra alguien, respirar en tanto la vida, leer desde atrás para escribir hacia adelante, acostado, sentado y parado en La Casalta, desde abajo en la costa y desde arriba en la sierra, del azul lejano que es el mar al verde cercano que es la montaña, tocar madera es acariciar arena, porque la acústica es la música de lo que se escucha enel aire del viento.