(Más en la cantidad que en la calidad)
Por Nino Gallegos, para APIAvirtual.
“Desde una perspectiva diferente, la izquierda de la costumbre hoy administra el disenso contra todo lo que pueda restringir o limitar la derecha del dinero, la mercantilización integral y la economización global de todo lo existente. El acto de disentir, sobre cuyas bases descansa y educa la izquierda de la costumbre, se plantea como el fundamento imprescindible para lograr el consenso de la sociedad clasista y la enajenación planetaria”. –“Pensar diferente: Filosofía del disenso”- Diego Fusaro.
La posición y la oposición en la recién agrupada “lucha cultural”, no es de clases y sí es de privilegios que, no son proletarios ni son burgueses, sino esa posibilidad del “apapacho”, porque no está en la gravedad de los abrazos con los balazos, lo que para l@sprecios@sridícul@acabronas y cabrones lo simbólico en lo material es más esencial que lo humano social, que el racismo y el clasicismo son partes en la posición como en la oposición, vis a vis, en el disenso político y cultural, así como es una impostura es una compostura que, en la izquierda y en la derecha, se acomodan y reacomodan porque son afines en las coincidencias y en las ocurrencias de lo que está hecha y hechiza la hegemonía cultural y artística con la revolución de las conciencias y el humanismo mexicano, sobrehumanamente, inhumano en esas partes-contrapartes-apartes que l@sprecios@sridícul@s, sin acento, puedan porque pueden con el poder, a todo modo, restañarse las rasgaduras en el culo de la conciencia crítica y acrítica del egoísmo y el cinismo con que se vive, se sobrevive y se muere entre los desconocidos, los feminicidios y los desaparecidos en el país de las sombras espectrales.
Todavía no han dejado ser yhacer lo que son: tradicionales y convencionales, liberales, autoritarios y conservadores; la identidad y la pertenencia sujetas a la cultura política y la política cultural desde Fox a Obrador, provocándose una ruptura cuando el Estado-Obrador -separó- al sector cultural adjunto a lo artístico y lo científico, así como a los cercanos al Príncipe de antes con los lejanos del Estado-Obrador de ahora, reposicionándose con Xóchitl y posicionándose con Claudia para seguir en los abrazos y los balazos con los apapachos en la polarización y la confrontación del pasado-presente 2018-2024 con el futuro-inmediato 2024-2030 en la posibilidad y la gravedad de la seguridad en la corrupción y la impunidad, la violencia y la criminalidad del final-sin final en el país de las sombras espectrales desde el 2000 al 2030, no viéndose al final de los cuatro túneles sexenales y presidenciales la luz clarificadora y transparentadora de lo que somos y hemos dejado de ser y hacer los mexicanos a 25 años (de, en y para) el siglo xxi con la revolución de las conciencias y el humanismo mexicano.
En relación al crecimiento económico y el PIB, de la cantidad a la calidad, el capitalismo ha dado para el pos(t)neoliberalismo capitalista consumista de lujo y funeral, profundizando vital, mortal y sepulcralmente la desigualdad en el No Somos Iguales porque Vamos Bien.
¿Qué tan estancados estamos bajo las tormentas de mierda, de lodo, y, de sangre, en el país de las sombras espectrales, para seguir en la continuidad de la 4T?
De la conveniencia con la cantidad a la convicción con la calidad, se ha ganado más con la necedad que con la necesidad, “la resiliencia como aguante” y la resistencia como desguace, es y será la continuidad con el haber-a ver de dónde nos surge la prosperidad compartida cuando la polarización seguirá siendo cínica y la confrontación seguirá siendo egoísta, la revolución de las conciencias en la indiferencia como el lema y el meme del humanismo mexicano en la indolencia con la carcajada sonora y grotesca resonando desde las mañaneras a las adormideras, pasando del rumiar patriarcal al regurgitar matriarcal: más transformación con más corrupción.
Con eso de la cancelación cultural con la lucha cultural, a la mexicana, el Estado-Obrador con la acumulación y la desposesión de los fideicomisos, justificándose con los perjuicios y los prejuicios culturales, de la santa muerte a la vida mundana, nadie ni alguien está exento de nada, porque si la nuda vida es la vida nula, José Alfredo Jiménez, sigue siendo El Rey con el Narcosicariato en el rincón de una cantina, echando trago, tirando bala y abrazando al que cae con tres balazos en la panza para el desempance, el arte de morir, la cultura de sobrevivir y la ciencia de renacer ante la posibilidad y la gravedad de la transcendencia -mediante, mediática y fácticamente- la transformación, la verdad nos ha enajenado y la mentira nos ha liberado para la prosperidad compartida en el porvenir y el peorvenir en un doble piso en que la verticalidad ética y la horizontalidad moral no se nos caigan encima por encimados y ensimismados sin mañaneras y sin adormideras con la seguridad nacional en la polarización y la confrontación, sin más asidero que la corrupción y la impunidad, la violencia y la criminalidad.