Por Nino Gallegos, para APIAvirtual.
(El presidente López Obrador empezó como va a terminar el Estado-Obrador, siguiendo en lo que sigue): el Presidente del Estado-Obrador, por la omisión ante y frente el EZLN, por el rechazo al Capataz del neoporfirismo indígena-campesino, por lo de la vía férrea y autoritaria del Tren Maya en el Palenque de La Chingada, viéndolo como lo dibujó Francisco Toledo, cuál ley y justicia en los Acuerdos de San Andrés Larráinzar en el entendimiento-sometimiento con el machuchón del Sur, pues, a La Quinta Chingada, que Zapata rompió con Madero por lo del Plan de Ayala, siendo el mismo Madero de antes con el diferente Obrador de ahora, Juárez cuidándole l@sborreg@smoren@s y Cárdenas los tecno-neolatifundios para la industria de turismo cultural,proecológico y transístmico ambiental con la 4T, la guía ética turística y la cartilla moral industrial en el país de las sombras espectrales.
Quienes decimos lo que escribimos, porque estamos en lo que vivimos, sobrevivimos y morimos en el país de las sombras espectrales, no estamos para anticiparnos a lo que nos alcanza, nos ve y nos rebasa, dejándonos con el café y los cigarros echando trago y humo en lo que uno sube a la sierra y baja a la costa, el día es la noche con el amanecer en la inmunda mañanera en su pasquín al micrófono y sobre el atril, poniendo en la pantalla donde pone la punta de la vara y el dedo índice donde la llaga le revienta, la corrupción, en la descarada-cara, los 24 años sumando el sexenio del Estado-Obrador, el EZLN y el asedio de baja intensidad como de bajo perfil militar, se ha reconcentrado en el propio EZLN y en el ajeno del Ejército con el Narcosicariato en Chiapas, el Estado-Obrador ha sido el Capataz político-militar de las obras públicas obradoristas, desarrollistas y extractivistas con las manos alzadas de las consultas mentidas y la entronización, a sus anchas, del Narcosicariato, la acumulación y la desposesión de un política económica pos(t)neoliberal autoritaria y conservadora con los rasgos oficiales, los rastros íntimos y los rastros públicos del Estado-Obrador y el Narcosicariato en el Sur que es en el país de las sombras espectrales.
La fotografía de López Obrador y el subcomandante Marcos, el libro a cuatro manos de Paco Ignacio Taibo 11 y el SC Marcos, la entrevista de Epigmenio Ibarra a Marcos, se han tormentado a la mierda, al lodo y a la sangre del Estado-Obrador, el Ejército y el Narcosicariato en Chiapas con el Rutilio-fundillo Escandón-escabrón, y cómo al Epigmenio se le llena la boca de mierda, de lodo y de sangre en un hombre que vive de prestado y culiempinado al Estado-Obrador, diciendo con la cobardía y la honestidad valientes lo poco hombre y lo demasiado cagado periodista al hombro que se peina la barba y se arrisca el bigote con las rebabas de la mierda, el lodo y la sangre, porque si los hombres verdaderos no hablan mal de López Obrador es porque se la meten doblada entre ellos como putañeros del Estado-Obrador.
La autoreverencialidad como la autoreferencialidad (de y en) el Estado-Obrador en lo que empezó, termina y prosigue es la autoredundancia del copeteado de Fox con el masacrado de Calderón, el planchado de Peña y el transformado de Obrador (de y para) la cultura política como la misma y la diferente con la clase política en el culto y el inculto del presidencialismo liberal autoritario y conservadoren el culmen y el colmo de la corrupción y la impunidad, de la violencia y la criminalidad en la Santa Paz Sepucral que el Estado-Obrador le retribuye y recompensa a los mexicanos del bienestar social en la cultura política de Pedro Páramo a la Agripina de Luvina, en que Pedro García-Caro le cobra caro el abandono al gobierno que no tiene madre:
“Si el gobierno «no tiene madre», su profunda y doble bastardía se debe a que no es producto ni expresión de la patria: la ecuación entre gobierno, estado, y nación se volatiliza con una doble actitud de rebeldía, por un lado, el descrédito, la risa, por otro la anomia, la pasividad civil y política. La disyunción entre estado y nación, que lo es también entre el discurso estatal sobre la identidad nacional mexicana y la emergente sociedad civil, no ha hecho más que incrementarse a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Si el nostálgico escritor (post)cristero desenfundaba su pluma para vengarse de la desestabilización del mundo rural que había marcado su vida, numerosos escritores mexicanos posteriores han ahondado en esa grieta abierta entre la ausente o espectral patria del gobierno y la patria de la calle, entre la patria oficial y la nación cotidiana, lo que Fuentes denominó en Valiente Mundo Nuevo la nación legal y la nación real”. La interrogante de Agripina de Luvina, ¿qué país es este? desde el 2000 al 2024 hasta el 2030, tenga o no la respuesta el Estado-Obrador a los padres y a las madres de los hijos desaparecidos de Ayotzinapa, no Iguala(rá), porque no somos iguales a los de ahora con el Presidente y a los después con la Presidenta, es y será lo que prosiga con el EZLN, los vivos y los sobrevivientes, los muertos y los feminicidios, los desconocidos y los desaparecidos en el país de las sombras espectrales.