Por Melchor López
“La manifestación del rostro es el primer discurso”, dice Emmanuel Levinas, al hacer referencia de nuestra persona y la realidad que vivimos cotidianamente. Con frases que hacen pensar al lector, agrega este filósofo francés que: “Toda la experiencia se convierte de inmediato en ‘constitución del ser’”. Para Levinas si la filosofía no interroga, no es. Se es cuando se constituye la alteridad, que es estar con el otro, aunque el otro no se percate de ti. La alteridad es lo contrario al poder que busca poseer. Con la alteridad, explica Levinas, tú estás en él, en el otro; y en ese momento ya eres.
A continuación frases de Levinas.
· La paciencia no consiste, para quien actúa, en engañar a la propia generosidad dándose el tiempo de una inmortalidad personal.
· Descubrir al Yo es identificar el Yo con la moralidad. El Yo frente al Otro es infinitamente responsable.
· El deseo del Otro nace en un ser al que no le falta nada o, más exactamente, nace más allá de lo que pueda faltarle o satisfacerlo.
· Lo deseable no sacia mi deseo sino que lo hace más profundo, nutriéndome, de alguna manera de nuevas hambres. El deseo se revela como bondad.
· El movimiento en sentido único se invertiría en reciprocidad.
· El Uno está más allá del Ser no porque se encuentre enterrado y oculto. Está oculto porque está más allá del Ser, totalmente otro que el ser.
· Cualquier actitud de la conciencia, es decir, valorización, sentimiento, acción, trabajo y, más en general, compromiso, es en última instancia autoconciencia, es decir, identidad y autonomía.
· Hablar es antes que nada este modo de venir desde atrás de la propia apariencia, desde atrás de su forma, una apertura en la apertura.
· La unicidad del Yo es el hecho de que nadie puede responder en mi lugar.
· La obra pensada radicalmente es en efecto un movimiento de lo mismo que va hacia lo otro sin regresar más a lo mismo.
· La gratitud sería, precisamente, el retorno del movimiento a su origen. · La relación con el Otro me pone en cuestión, me vacía de mí mismo y no deja de vaciarme, descubriéndome, en tal modo con recursos nuevos.