Por Alfredo.
Como no hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla, ya arrancaron las campañas electoreras que llevan ya casi un año de llevarse a cabo mañosa y tramposamente en complicidad con el Instituto Nada Eficiente (INE).
Cual si fueran villancicos en época navideña por todos lados tenemos que estar padeciendo hasta la náusea la propaganda de los candidatos que buscan a toda costa y empleando cuanto tengan a la mano, llámese bots, guerra sucia, uso de programas de gobierno, etc, para alcanzar el anhelado “hueso”. Es una guerra declarada entre los dos proyectos capitalistas: en la esquina zurda domesticada, por el bando de los capitalistas de Estado, la científica Claudia y en la esquina diestra, representando al capitalismo neoliberal, la gelatinosa Xóchitl. Mientras que en el palco VIP banqueros y multimillonetas aplauden a rabiar al estar garantizado por seis años más que sus fortunas seguirán aumentando mientras que los adultos mayores seguirán recibiendo sus cien pesotes diarios con los que tienen que pagar la renta, el teléfono y la luz y de lo que sobre agarrar para su gasto y guardar el resto para echarse su alipús.
Pero algo está pasando que con todo y la mercadotecnia que emplean ambos bandos nomás no convencen a la gran mayoría de la gente. Y esto se ve reflejando en los niveles de abstencionismo que se han registrado en las elecciones más recientes. Y para sustentar dicha afirmación tenemos los numeritos.
Para no remontarnos tan atrás en el tiempo, en el 2022 se llevaron a cabo elecciones en el estado de Oaxaca, en donde la abstención llegó a un 62%. En esa misma jornada electoral, pero en el estado sureño de Quintana Roo el porcentaje de electores que no registró su voto llegó a un 60%. Igual pasó en Hidalgo y Aguascalientes: la abstención registró un 52% y un 54% respectivamente. Pero es de llamar la atención que en Oaxaca, de los estados en donde mayor pobreza podemos encontrar entre sus habitantes, se haya registrado tal desinterés por salir a votar, aun y con la esperanza de que el otrora partidazo tricolor dejara de ocupar la gubernatura como al final de cuentas sucedió. Algo muy parecido a lo que ocurrió en el EdoMex al año siguiente.
Con casi cien años en el poder mexiquense en las elecciones del año pasado para elegir gobernadora en el Estado de México uno pensaría que la gente hubiese salido en bola a votar para sacar – ahora sí- al reumático dinosaurio del palacio de gobierno en Toluca. Pues no fue así. Apenas y la mitad del padrón electoral se hizo presente en las casillas (50%). En municipios como Chimalhuacán, la abstención llegó a ser de 34%, en Chalco 40%, Ecatepec con 43%, Nezahualcóyotl 44%, por tan solo mencionar municipios en donde vive gente con ingresos económicos bajos. Suena lógico: es entre los menos favorecidos en donde chocan gachamente y se llevan la peor parte las promesas de campaña electoreras con la realidad. La gente se cansa de tanto pinche guaguarón, como en Oaxaca.
En ese mismo año, en las elecciones en Coahuila salió a votar apenas y un poquito, pero poquito más de la mitad de la lista nominal: 56%. ¿Qué podemos esperar para estas próximas erecciones, perdón, elecciones? Es cierto que aumenta la participación y la gente se anima a salir a votar cuando está en juego la presidencia en comparación con elecciones intermedias o por gubernaturas. Pero no esperemos un incremento cuantioso, me atrevo a profetizar, con respecto a lo que se dio hace seis años. Puede ser algo similar al ánimo de nuestros connacionales en el extranjero de los cuales tan sólo el 15 % solicitó su registro en la lista nominal para así participar con su voto de acuerdo con la información que proporcionó el consejero Arturo Castillo. Que no nos extrañe: si muchos compatriotas en el país andan desencantados de la democracia electorera con mayor razón los paisas que salen del terruño para buscar mejores horizontes lejos del suelo en donde han nacido. Pero mira usté lo que son las cosas: resulta que de última hora y a punto de cerrar los registros se dejó venir el buen de solicitudes para registrarse. O bien es el clásico comportamiento de dejar todo a la mera hora o algo huele mal en ese súbito fervor participativo. Mal pensado que es uno.
Ahora bien, lo deseable sería que este desencanto de la democracia electorerera se viera reflejado en esfuerzos, en proyectos colectivos de autorganización como ya lo han hecho muchos en nuestro país y en el extranjero y que los medios de comunicación que dirigen empresarios metidos al periodismo no informan para que no se conozcan y no vaya a ser que cunda el “mal ejemplo” y la gente vea que sí hay alternativas. Lamentablemente no es así. Andamos más preocupados y ocupados en ganarnos la chuleta diaria como para andar pensando en construir, de manera organizada, auténtico poder popular. Dese una vuelta por los medios alternativos, de abajo y a la izquierda, o como se llamen para conocer de dichos ejemplos y en una de esas se junta con más gente y empiezan a trabajar en su colonia, unidad habitacional, escuela, trabajo… en construir una verdadera democracia participativa,activa, no como la que nos proponen desde arriba y que nos hacen creer que participamos nada más porque ocupamos una hora de nuestro domingo cada tres años.
Hay otro inconveniente de la abstención, sean las razones que sean las que la propicean, que hay considerar. No para estas elecciones, pero sí para dentro de seis años: que en este tiempo la ultraderecha se haga de un personaje cautivador, con un discurso encantador, que le diga a la gente lo que quiere escuchar y gane la presidencia en el 2030, aprovechando que ya no estará AMLO y ahora sí los que simpatizan con la 4T le empiecen a ver los barros y las espinillas, los defectos, pues, a dicho proyecto y se desencanten del segundo piso “transformador”. No olvidar que en este sistema electorero así salga a votar una persona no se anulan las elecciones. Si sólo salen a votar aquellos que hayan sido atrapados por el canto de sirenas de la ultraderecha, ¡aguas! Y créame que no exagero. Ahí están los ejemplos de Trump en gabacholandia, Bolsonaro en Brasil o Milei en Argentina. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar… Por eso, a la abstención hay que ponerle atención.