Por Rosa D’Alesio
Fuentes: //kaosenlared.net
El fenómeno de las asambleas barriales comenzó a surgir desde el primer cacerolazo masivo contra el presidente de extrema derecha Javier Milei a tan solo 10 días de su asunción. Se concentran en la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, pero también se extienden a varias ciudades del país. Fueron protagonistas de las movilizaciones contra el intento de votar una ley de ajuste y resistieron la brutal represión gubernamental. Están construyendo instancias de coordinación y de democracia desde abajo.
Las asambleas barriales volvieron a surgir en Argentina, como lo habían hecho durante la crisis de 2001. Esta vez emergieron a tan solo 10 días de la asunción del nuevo Gobierno de extrema derecha de Javier Milei. A sus integrantes los impulsó a salir a la calle y organizarse el rechazo al plan de ajuste ultraliberal del gobierno y el protocolo represivo que pretende prohibir las movilizaciones de la ministra de seguridad Patricia Bullrich.
Durante la tarde del 20 de diciembre, diez días después de la asunción de Milei, el sindicalismo combativo, junto a los movimientos sociales y los partidos de izquierda, tomaron las calles para manifestar el rechazo a las medidas económicas del gobierno. Demostraron la decisión de enfrentar al nuevo presidente. Esa misma noche, Javier Milei habló por cadena nacional para presentar el mega DNU (un Decreto de Necesidad y Urgencia que entre otras cosas liberaba precios, eliminaba subsidios, habilitaba aumentos en tarifas, transporte, salud, etc). Inmediatamente, en múltiples barrios de la ciudad de Buenos Aires, espontáneamente, vecinas y vecinos salieron a las calles a golpear sus cacerolas como forma de protesta, para luego marchar, desafiando el protocolo de Bullrich, hasta el Congreso Nacional. Allí confluyeron miles de personas en un canto: “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”. También en la exigencia a la Confederación General del Trabajo (CGT) “paro, paro, paro”.
Los días siguientes se volvieron a autoconvocar en distintas esquinas de la ciudad de Buenos Aires. Comenzaron a organizar las Asambleas. Una experiencia que se replicó desde los barrios de la Ciudad de Buenos Aires a municipios del Gran Buenos Aires y a la ciudad de La Plata (capital de la Provincia) y, en forma desigual, también se extendió a distintas ciudades del país. Es un proceso inicial donde se debate cómo ampliar la participación de más vecinos.
En estas asambleas barriales se encuentran docentes, trabajadores estatales, de la cultura, de salud, ferroviarios, profesionales, jubilados, pequeños comerciantes, ambientalistas, feministas y también jóvenes estudiantes, precarizados y desocupados. Intervienen, también, los partidos de izquierda, como el Partido de Trabajadores Socialistas en el Frente de Izquierda (PTS-FITU), que forma parte de la Red Internacional La Izquierda Diario, y otras fuerzas que integran el Frente de Izquierda; vecinos que fueron parte de la experiencia de las asambleas barriales que surgieron en el año 2001; otros que participaron en algún partido, actividad gremial o barrial y que vuelven a ver la militancia como una necesidad para derrotar el plan del gobierno. Sectores de la militancia peronista y kirchnerista también son parte de la organización. Mientras otros están haciendo su primera experiencia en una organización de este tipo.
Para muchos, estas asambleas evocan las del 2001. Aquel proceso es parte de la memoria histórica de quienes vivieron esa experiencia. Aquellas que unieron a las clases medias con los desocupados. “Piquete y cacerolas, la lucha es una sola”, cantaban para dar cuenta de la unidad en las calles entre estos dos sectores.
Más de 20 años después, la inevitable analogía entre estas y aquellas asambleas nos invita a pensar sus diferencias. Aquellas surgieron luego de la enorme rebelión popular que echó al presidente Fernando de la Rúa, después que éste instaló el estado de sitio y las fuerzas represivas asesinaran a 39 personas. La crisis desatada por el “corralito” -donde los bancos se quedaron con los depósitos de los pequeños ahorristas-, junto a la crisis social, dio lugar a la emergencia de estas organizaciones asamblearias.
En la actualidad, estas asambleas emergen a pocos días de asumir el gobierno de la Libertad Avanza (el partido de Milei). El proceso de organización actual tiene lugar cuando se está acrecentando la crisis social.
Aquellas no contaban con la centralidad de la clase obrera; las centrales sindicales traicionaron ese proceso. No llamaron a un paro general para unir a los sectores en lucha y la clase obrera intervino diluida en las asambleas.
Desde este 20 de diciembre, en las actuales asambleas se debate la necesidad de un plan de lucha y de que la CGT convoque a un paro nacional. Así fue como contribuyeron, sumado a la intransigencia del gobierno, a que el 24 de enero, a 45 días de la asunción de Milei, se realizara el primer paro general. El más rápido de la historia. Las asambleas de vecinas y vecinos participaron en la convocatoria de la CGT y las CTA (Central de Trabajadores Argentinos, que agrupa en su mayoría a trabajadores estatales), con una columna independiente de las direcciones sindicales -que le negaron un espacio en la plaza- llegando a movilizar al menos a cinco mil personas. Luego, a diferencia de los líderes gremiales, no se fueron a sus casas a darle tiempo al gobierno, sino que continuaron organizadas en sus barrios.
Un embrión de organización y democracia desde abajo
En la actualidad, las asambleas barriales -ignoradas por la gran mayoría de los medios de comunicación, las organizaciones sociales, la CGT y las CTA-, son una avanzada en lucha y organización. Como plantea Matías Maiello en el semanario Ideas de Izquierda: “Las asambleas tienen el potencial de alentar la creación de nuevas instancias de organización y coordinación de sectores en lucha donde se unan trabajadores, vecinos, estudiantes”. Subraya, además, que “expresan las tendencias más activas de una extensa base social que se opone al gobierno. Constituyen un elemento central para articular una verdadera resistencia desde abajo y romper el “equilibrio” de fuerzas que sostiene hoy a Milei con su motosierra” (como se denomina al plan de ataque del gobierno).
Se constituyen entonces en un centro de militancia -que hace tiempo no se veía-, que se organiza para intervenir en la agenda nacional. Fue así que, desafiando el protocolo represivo de Patricia Bullrich, las asambleas del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires que incluye la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires) y La Plata, junto a la asamblea de Unidxs por la Cultura (que agrupa a trabajadorxs y activistas del sector) y los partidos de izquierda -con el apoyo de la Posta de Salud (trabajadorxs de la salud que están en las marchas para atender a los heridos)-, se movilizaron hasta el Congreso Nacional en los días que se trató la Ley ómnibus (que junto con el DNU era el otro pilar del gobierno para pasar el ajuste y los ataques). Finalmente, el 6 de febrero el gobierno retiró la ley porque la oposición en las calles, junto a la crisis por arriba, dificultaba su aprobación.
La organización continuó. El 27 de febrero, asambleas del AMBA se convocan en el hall central de la estación de trenes de Constitución para respaldar la lucha de los ferroviarios y denunciar los tarifazos. Días después, el pasado 1° de marzo, volvieron a reunirse frente al Congreso Nacional, para esperar el discurso de Javier Milei en la apertura de las sesiones legislativas. Horas antes participaron en el “molinetazo” convocado por la comisión de estudiantes de Unidxs por la Cultura para rechazar los tarifazos, hecho que fue televisado en directo, casi como si se tratara de una cadena nacional.
Ante los despidos de los trabajadores aeronáuticos de la empresa tercerizada GPS y el intento de privatizar la aerolínea de bandera, Aerolíneas Argentinas, el intento de cierre de la agencia nacional de noticias Télam y los paros de los docentes que reclaman por sus salarios ante el inicio de clases, los asambleístas -muchos de ellos son parte de estos sectores atacados- se solidarizan activamente. Así también lo hacen en la lucha en defensa del instituto de cine (INCAA) y el consejo de investigación científica (Conicet). Debaten en sus grupos de WhatsApp y en sus reuniones semanales qué medidas tomar para estar junto a los que pelean contra el plan motosierra.
Hacen festivales en sus barrios, juntan útiles escolares para el inicio de clases y alimentos no perecederos para los comedores populares. Cortan las calles por las secuelas de las recientes fuertes lluvias y los cortes de suministro eléctrico. La asamblea del barrio de Caballito, por ejemplo, ante el derrumbe de una vivienda donde fallecieron dos vecinos -por responsabilidad de las constructoras, el negocio inmobiliario y la inacción del gobierno de la Ciudad-, se solidarizó activamente. Sin la presencia de la asamblea, la familia hubiera quedado desprotegida.
Construyen redes de organización barrial donde se encuentran la escuela, el hospital, lugares de trabajo, la vivienda. Convergen allí distintos sectores y se convierten en la resistencia social más dinámica del momento, junto a los paros que están llevando adelante los sectores en lucha. Tienen sus propias cuentas en redes sociales. Cuentan con distintas comisiones, como la de las mujeres, desde donde se organizaron para marchar este 8 de marzo.
Voces desde las asambleas
Actualmente se reúnen 30 asambleas en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires: en los barrios de San Telmo, Montserrat, Paternal, Flores, Córdoba y Pueyrredón, Balvanera, Parque Los Andes, Monte Castro, Plaza Almagro, Ángel Gallardo y Corrientes, San Cristóbal-Constitución-Montserrat, Parque Saavedra, Scalabrini Ortiz y Corrientes, Parque Chacabuco, Villa Luro y Liniers, Villa Lugano, Parque Patricios, Agronomía, Av. Rivadavia y Medrano, La Boca, Villa Pueyrredón, Caballito, Villa Urquiza, Palermo, Barracas, entre otras.
La mayoría tiene días y horarios fijos votaron delegados y tienen comisiones temáticas, como la de la mujer y género. Muchas de estas asambleas también se unieron para pelear contra los tarifazos al transporte y los servicios.
Pablo, de la asamblea de la Quinta de Olivos (donde se encuentra la residencia presidencial), dice que esta organización es muy importante “para tirar abajo el DNU, el protocolo represivo de Bullrich, el ajuste y los tarifazos que se nos vienen encima. Por eso entre nuestros temas de debates está cómo hacemos para sumar más vecinos y trabajadores. Tenemos que organizar un plan de lucha y que la CGT y las CTA convoquen a un nuevo plan de lucha”.
Federico Puy, docente del Normal N° 5, nos cuenta que en el barrio de Barracas participan profesores, junto a los estudiantes terciarios y familias de la escuela “con las que ya nos veníamos organizando. Fuimos haciendo reuniones en espacios rotativos, incorporando más cantidad de compañeros y compañeras. Hay trabajadores de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado) de Cultura, trabajadores de prensa del diario Página/12, organizados en el Sindicato de trabajadores de prensa (Sipreba), de Télam. Hay compañeras de los diferentes Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC), del barrio y muchos docentes y familias de otras escuelas donde nos hemos reorganizado, coordinando junto con las otras asambleas de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, como las que se reúnen en La Boca, San Telmo, y otra del barrio 21-24 que funciona con sus particularidades, de Parque Patricios y San Cristóbal”.
Estas asambleas se coordinan junto a otras de la zona sur del Gran Buenos Aires: Avellaneda, Lanús, Quilmes; Bernal y otras. Juntas participaron en acciones comunes, como el “molinetazo”. “Formamos un polo sur que nos permitió ganar mucho más volumen de fuerza en todas las movilizaciones que hemos hecho”, agrega Federico.
Pone el acento en que estas asambleas les permiten unificar grandes estructuras de trabajadores y trabajadoras en la zona: escuelas, hospitales, CeSaC, Metrogas (empresa proveedora de gas). “Ahora nos estamos solidarizando con los despedidos en Aysa (empresa de agua), tenemos una sede en el barrio de Barracas. La asamblea dinamiza el trabajo en las estructuras, donde la pelea contra la burocracia sindical es mucho más difícil y fortalece el ala más combativa en esos lugares de trabajo. Dinamiza la lucha. Lo contrario a lo que vienen planteando sectores del peronismo, como la ex presidenta y vicepresidenta Cristina Kirchner y otros, de que hay que esperar, dejando que este gobierno haga todo este desastre”.
La Posta de Salud y de Cuidados la pusieron en pie estudiantes, trabajadores y profesionales de la salud en los días en que miles de personas se movilizaban hasta el Congreso Nacional para manifestar su rechazo a la ley ómnibus. Atendieron más de un centenar de heridos, incluso trabajadores de prensa. Mitigaron los efectos de los gases y las heridas de balas de goma, derivaron a hospitales a quienes lo necesitaban. El médico Franco “Paco” Capone nos cuenta que “esta posta la pusimos en pie con mis compañeros y compañeras del PTS, pero después se amplió a otras zonas, como La Plata, Zona Sur, Zona Oeste y Capital Federal. Hacemos reuniones amplias con estudiantes, profesionales y trabajadores de la salud. Buscamos poner nuestros conocimientos al servicio de las y los vecinos que salen a luchar”.
La Plata
La Asamblea que se reúne en el centro de La Plata es el espacio en el que confluyen trabajadores, estudiantes y vecinos de la región de La Plata, Berisso y Ensenada. Se puso en pie luego del primer cacerolazo que reunió a cientos de personas en la tradicional esquina céntrica de las calles 7 y 50, que es un punto de referencia para la ciudad. Donde se festejó el campeonato mundial de fútbol y es donde se concentran las movilizaciones más importantes. Allí se armó la Asamblea y se reúne regularmente.
“Movilizamos todas las veces que se trató la ley ómnibus al Congreso nacional en rechazo al ajuste del gobierno, junto con los espacios de Unidxs por la Cultura La Plata y la Coordinadora Terciaria local. También marchamos con nuestras banderas el 8M. En nuestra cuenta de Instagram destacamos que “no queremos más ajuste y nos organizamos para tirar abajo el plan de Milei”, señala uno de los participantes.
“La Asamblea funciona en comisiones de trabajadores estatales, docentes, de género, estudiantiles, entre otras. Somos un espacio de coordinación y referencia para sectores autoconvocados de la región. Una de nuestras consignas es que “no queremos esperar” mientras avanza el ajuste y se despide a trabajadores como es el caso de los municipales de La Plata que el intendente peronista Alak precariza y deja en la calle”, cuentan.
Gran Buenos Aires
Zona Oeste
Se reúnen 17 asambleas en Laferrere, Morón, Ituzaingó, Merlo centro, Padua, Libertad, Moreno, Unahur, Hurlingham, Ramos Mejía, Barrio Libertad (Merlo), Rafael Castillo, Casanova y Ciudadela, entre otras. Desde el emblemático Hospital Posadas pusieron en pie una Posta de Salud y se extendió por todo el oeste. Las asambleas de la zona también cuentan con comisiones como las de educación, arte-cultura, así como de mujer y género, prensa y difusión. En estos días organizan la solidaridad y juntan donaciones para los afectados por las inundaciones y ya venían haciendo colectas de útiles y alimentos. Tienen delegados y ya se hicieron dos reuniones de coordinación abiertas. A su vez, están atravesadas por diversos debates políticos.
Melody, de la asamblea de Libertad (Merlo) nos cuenta que “las asambleas son muy importantes, somos todos iguales, no importa de qué partido seas, tampoco tu profesión, o si estás desocupado. Todos decidimos igual y eso es muy importante, porque la lucha hay que organizarla desde abajo. Acá, todos los que quieran luchar, son bienvenidos. Elegimos delegados. Tenemos que llamar a más vecinos que se sumen, que no tengan miedo, que se animen a salir a las calle, sumándose a las asambleas. Creo que es la manera de enfrentarlo. Veo que los sindicatos no están defendiendo la lucha mía y de mis vecinos”.
Zona norte
Funcionan 14 asambleas: Quinta de Olivos, Plaza Lorca, Tigre, Munro, Villa Martelli, San Martín, Tres de Febrero, San Isidro, San Miguel, Escobar, Asamblea del Colectivo de Artistas del Noroeste, Unidxs por la cultura ZN y Unidxs por la cultura de Campana, y Asamblea de Autoconcocadxs de la UNGS.
Todas ellas se reunieron en dos oportunidades para coordinar actividades y debatir sobre la realidad política y social. Integran estos espacios trabajadores y trabajadoras de distintos gremios, como docentes, ferroviarios, de la empresa bajo control obrero MadyGraf, monotributistas, jóvenes, jubilados y jubiladas, investigadores, vecinos y vecinas, artistas y trabajadores de la cultura. Cuentan con delegados votados en las asambleas y realizan distintas actividades barriales.
Las asambleas vienen realizando distintas actividades, como cacerolazos en distintos puntos de las localidades, reparten volantes, hacen actividades culturales, ollas populares y distintas movidas en fábricas, establecimientos de laburo y de estudio. En estas instancias de coordinación surgieron distintas propuestas para llevar adelante, como la de poner en pie un Centro de la Memoria [de los crímenes de la última dictadura militar] en [el regimiento militar de] Campo de Mayo, impulsar la Posta de Salud y otras iniciativas.
Buscan, además, generar lazos con distintos sectores de trabajadores para que se conozca el espacio que está organizando desde abajo. Por eso invitan a que más trabajadoras, trabajadores, estudiantes, jubilados, jóvenes y mujeres a que se sumen a este espacio.
Zona Sur
Aquí se pusieron en pie asambleas en las localidades de Quilmes, Avellaneda, Ezeiza, Esteban Echeverría, Lomas de Zamora, Claypole, Burzaco, Glew, Florencio Varela, Berazategui, Lanús, entre otros.
Se organizan vecinos y vecinas que vienen participando de instancias de rechazo al plan de ajuste del gobierno. Participan trabajadores de distintos lugares. En varias asambleas definieron acercarse a sectores obreros de cada zona para proponerles que se sumen. Una médica de Florencio Varela nos cuenta que “cuando se trataba la ley ómnibus en el Congreso, iba a ir sola hasta que me encontré con la Posta Sanitaria y me sumé. Allí me encontré con otro médico de Varela que me contó de la asamblea que funciona allí, y también me sumé. Me parece muy importante que exista este espacio porque nuclea a trabajadores de distintos sectores, así como desocupados. Nos permite hacer algo frente a todo esto. Si bien yo siempre fui afín a las ideas de izquierda, nunca me hice el tiempo para militar. El espacio de las asambleas me parece espectacular para militar y sentir que hago algo”.
Las asambleas barriales expresan inicialmente el renacer de una democracia construida desde abajo, en defensa de los derechos populares y contra el brutal ataque que intenta llevar adelante el gobierno. Son la avanzada para autoorganizar la fuerza de los distintos sectores de trabajadores, jóvenes estudiantes y precarizados, las mujeres y diversidad sexual, jubilados, profesionales y comerciantes arruinados. Myriam Bregman y Nicolás del Caño, diputados nacionales del PTS en el Frente de Izquierda vienen planteando que es necesario extender y ampliar estas organizaciones territoriales. Es una tarea urgente.