Por Cristóbal León Campos
Fuentes: rebelion.org
La figura de Felipe Carrillo Puerto, exgobernador socialista de Yucatán (1922-1924), es emblemática en la historia del sureste mexicano, muchas obras biográficas e históricas se han acercado a su personalidad, así como a los pormenores de su vida, exaltando sus aportaciones por la redención de los oprimidos, aunque siguen faltando conocerse detalles de sus diferentes facetas.
Pero, cuando nos acercamos a analizar a cabalidad su legado político, socio-económico y cultural de manera profunda, aparecen los matices y se acrecentan las dudas, pues el mito suele repetirse sin que se generen nuevos conocimientos. Hoy se cumplen 100 años de que fuera asesinado el 3 de enero de 1924 por la burguesía local, que vio en Felipe Carrillo Puerto la amenaza a sus intereses privados, ya que el proyecto de Gobierno carrillista puso por encima de todo la reivindicación del proletariado como motor de la historia y, con él, al campesinado, las mujeres, los docentes y demás sectores de trabajadores que antes de la Revolución mexicana permanecían ocultos en la historia.
El “Mártir del Proletariado” fue un revolucionario socialista, y esto no debe pasar desapercibido, pues su proyecto de Gobierno como las medidas que fue adoptando, dieron pie a una serie de transformaciones radicales en la sociedad yucateca, desde la educación racionalista hasta los derechos de la mujer, siendo estos principios sociales a favor de los explotados los que combatió la violenta reacción de la burguesía, misma que fraguó un Golpe de Estado y asesinó al Gobernador Socialista, junto a tres de sus hermanos y demás colaboradores, en una madrugada gris de la historia nacional, misma que significó el fin de un proyecto de justicia social y bienestar mayoritario, algo que hoy, en medio de las conmemoraciones oficiales y oportunistas, se olvida y se oculta, ya que desprender del nombre de Felipe Carrillo Puerto el proyecto socialista para convertirlo en un gobernante y político de “izquierda o progresista”, es tergiversar su legado, su accionar y sus ideales, los cuales era claramente de vanguardia socialista y estaban en comunión con el acontecer internacional y los procesos revolucionarios que sucedían en América Latina y en gran parte del mundo, como en Argentina y la URSS, de esto último, existen documentos que permiten conocer ese acercamiento y afinidades, tanto ideológicas como políticas.
El socialismo que se vivió de febrero de 1922 a enero de 1924 en Yucatán, fue resultado de un largo proceso de lucha de clases y debate ideológico entre los sectores avanzados del proletariado, el feminismo revolucionario, el campesinado altamente politizado y la reivindicación del pueblo maya, como identidad y como sujeto histórico, lo que se puede notar en las discusiones intelectuales que se publicaban en la prensa y las revistas de la época, así como en los folletos y libros en los cuales las ideas marxistas, e incluso anarquistas, están presentes, algo que se suele obviar queriendo blanquear el carácter radical del socialismo carrillista, el mismo lema de “Tierra y Libertad”, propio del zapatismo, es guía en este proceso revolucionario.
Al cumplirse el primer centenario luctuoso de Felipe Carrillo Puerto, hay que combatir la tergiversación de su legado poniendo en alto los preceptos revolucionarios de su proyecto político, pues recordar al “Dragón de los ojos verdes”, es honrar al socialismo, a los mártires asesinados por la reacción burguesa-capitalista y exigir derechos plenos para el proletariado, el campesinado, las mujeres y los sectores populares del mundo.