Por Melchor López
El libro es la imaginación que el lector creó. Para editar un libro hay que gozar de las palabras que hacen emoción y placer por la vida. Lo anterior lo lograron estudiantes de nivel medio superior de una escuela de la Secretaría de Educación Pública; jóvenes de 17 años compilaron relatos a partir de entrevistas y los titularon La primera vez que vi un cadáver y otros relatos estudiantiles (Book, 2023). Y así el libro está listo para crear la siguiente colectividad con rasgos identitarios.
A continuación, uno de los relatos que tiene que ver con lo sucedido el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de Las Tres Culturas de Tlatelolco, ciudad de México, escrito por Cinthya Rocío López Agustín; a su relato lo nombró: “El 2 de octubre no se olvida”:
Mi nombre es Mateo Sánchez Hernández y quiero hablarles de un acontecimiento desgarrador que causó un gran impacto no sólo en mí sino en todo México. Nadie esperaba un ataque a estudiantes y por eso este hecho se recordará año con año.
Estudié en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), soy ingeniero civil y tengo 77 años. En 1968, cuando era estudiante en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) y cursaba el segundo año de la carrera, se suscitó un movimiento estudiantil organizado a partir de la unión de las dos instituciones más importantes de la Ciudad de México: el IPN y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Realizamos el movimiento para solicitar nuevamente las becas que el gobierno federal nos brindaba como estudiantes y que habían sido retiradas dos años atrás. Los apoyos monetarios fueron negados por el presidente de la república, el Lic. Gustavo Díaz Ordaz. Las marchas fueron realizadas en varias ocasiones hacia la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México. Iniciaban en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco y concluían en la plancha del Zócalo.
Como respuesta del gobierno obtuvimos los disturbios del 2 de octubre de 1968. Ese día nos ubicamos en la Plaza de las Tres Culturas. Eran las cinco de la tarde, aproximadamente, cuando comenzó el ataque en contra de los estudiantes por parte de francotiradores, conocidos como “halcones”, aquellos hombres se ubicaron en las azoteas de los edificios aledaños al lugar.
Tiraron a matar, sin distinción alguna. Como resultado: la muerte de decenas de estudiantes y familias que vivían en aquel lugar. Se dijo que el ataque fue realizado por orden presidencial para reprimir a los estudiantes.
El 2 de octubre es un acontecimiento que marcó de por vida a los estudiantes que nos encontrábamos en el lugar de los hechos. Fue terrible. Sentí una impotencia, frustración, tristeza y enojo, realmente una lluvia de emociones que se arremolinaban en mí al caminar a lado de personas heridas o que lamentablemente perdieron la vida. Fue una masacre total.
Después de ese día, fui amenazado y perseguido por el gobierno federal. Tuve que escapar para salvaguardar mi vida. Debido a las amenazas abandoné mis estudios y me refugié en Chilapa, Guerrero, tierra y cuna de mi padre. Mi estancia fue de un año, en el que viví incomunicado. Fue algo terrible para mí y mi familia porque mi vida estaba en riesgo.
Cumplido el plazo, regresé felizmente a la Ciudad de México para concluir mis estudios. Mi familia temía que de nuevo surgieran amenazas en mi contra. Realmente fue un cambio total en mi vida, después del 2 de octubre nada fue lo mismo. Tuve que estudiar y trabajar al mismo tiempo para cubrir mis gastos porque no obtuvimos el apoyo económico que nos brindaba el gobierno.
Recordar este acontecimiento me genera enojo y frustración, murió mucha gente inocente. Trato de encontrar un buen argumento para justificar esa acción, pero simplemente no lo hay. Ese suceso nos demuestra las medidas a las que puede recurrir el gobierno si el pueblo se encuentra en descontento con las decisiones que ellos toman pensando en el “bien” de la ciudadanía.
Jamás olvidaré las imágenes de aquellas personas que vi tiradas sobre la Plaza de Las Tres Culturas, fue un hecho lamentable en la historia de México. Más información del libro con Karenina Velez: kayayae@gmail.com