Que veinte años no es nada, dice el popular dicho. Y con la edición del Machetearte que está usted leyendo llegamos a 24 años de estar publicándose de manera ininterrumpida y para llegar a esta celebración se ha requerido de mucho esfuerzo, trabajo y tiempo colectivo.
Y dicho aniversario se da en un contexto en el que las publicaciones impresas llevan tiempo a la baja y la predominancia de los medios digitales ha provocado la desaparición de muchos periódicos impresos. También debe tomarse en cuenta que es una publicación que no recibe subsidio ni dinero de partidos políticos, gobiernos ni ingresos por concepto de publicidad. Ya ni qué decir del momento que se vive a nivel internacionall ante la situación económica mundial propia y recurrente del capitalismo y que se lo quieren achacar a la pandemia por el Covid 19 y a la guerra en Europa. Ante un panorama así este aniversario tiene su sabor especial.
Llegar a 24 años es gracias a las y los colaboradores que generosamente nos comparten el fruto de su trabajo y que no reciben remuneración económica. A las y los distribuidores que se rifan en las calles, en el transporte público o en sus espacios. A quienes imprimen el periódico. A los que mantienen con el soporte técnico de las páginas web de APIA y Machetearte así como a los que llevan las redes sociales. Y por supuesto no puede faltar usted lector que gracias a esa cooperación solidaria permite que este medio de comunicación alternativo, de abajo y a la izquierda o como se llame, siga por un año más.
Son tiempos de definiciones, se dice. Pues seguiremos juntos, codo a codo con los movimientos sociales, campesinos, estudiantiles, obreros, de los pueblos originarios, feministas, ecologistas, de la izquierda no partidista, personas organizadas o no, o que al menos mantengan un pensamiento crítico de la situación local, nacional y mundial. Eso sí, esperando que den ese paso y se organicen para resistir la embestida capitalista, ya sea con su cara neoliberal o de Estado.
Y lo seguiremos haciendo con la sátira y el espíritu de combate por delante que nos ha caracterizado en estas poco más de dos décadas.
Que veinte años no son nada. Llegar a 24 años puede ser un comienzo y por lo mismo hay que seguir. Igual y en una de esas se consigue algo.