Por Alfredo.
A mi padre, que me inculcó ver el futbol con ojo crítico.
Envueltos en el ambiente que genera la realización del mundial de futbol que se estará llevando a cabo por estos días va este escrito que pretende no ser el típico texto sobre el futbol profesional visto desde la izquierda en donde se señala del uso del mismo como factor de distracción y alienación (el otro opio) del pueblo, que si bien es cierto y lo compartimos, está redactado por alguien a quien le gusta verlo y practicarlo como a muchas y muchos en la izquierda y que luchamos por la organización y un verdadero poder popular.
A ningún aficionado se le escapa que el futbol profesional en los últimos años se ha visto groseramente empapado por la práctica del capitalismo en donde la ganancia económica está sobre todas las cosas. Desde la corruptísima FIFA – fofa, pasando por federaciones, clubes de futbol, patrocinadores y televisoras. Que importa que a la materia prima –el jugador- se le someta a un tren de juegos que se ve reflejado en su salud física y mental y en donde la gran mayoría no ganan el dinero que sí se llevan las estrellas mundiales en sus jaulas de oro y que no por eso dejan de ser prisión.
Pero para no cansar al lector vayamos al grano. Lo económico está sobre lo deportivo y esto lo vemos claramente, al menos en la liga pambolera local, en el que tenemos que “chutarnos” partidos infumables y que más o menos se compone la cosa en los partidos de liguilla y eso no siempre. Pero en lo que se llega a esas instancias del campeonato andamos los aficionados rogando cada semana por partidos buenos, atractivos; jugadas geniales que se dan a cuentagotas. Y asi seguirá si nosotros no tomamos cartas en el asunto. Y por aquí es donde va la cosa y la intención de este texto, ¿aún me sigue, amable lector?
Va. Ustedes, los de pantalón largo, son los que ponen las reglas del jueguito, dicen. Juguemos pues. Pero ahora nosotros tomamos la ofensiva. No vayamos al estadio, no compremos playeras, no veamos las transmisiones de los partidos por televisión o las nuevas plataformas digitales. Peguémosle en los bolsillos, que es en donde les duele. Miren ustedes, compañeros aficionados: A fin de cuentas lo que las televisoras les importa es tener el famoso “raiting” y vender por una buena lana los tiempos publicitarios a las marcas. Pero si dejamos de ver los partidos las marcas no van a querer pagar por anunciarse en las transmisiones si nadie va a ver sus productos. Igual con las playeras, ningún patrocinador va a querer que su marca aparezca en la casaca si pocos la van a ver en los jugadores o por las calles portándolas los aficionados que se convierten en anuncios humanos de a gratis. En cuanto estos señores se den cuenta de que el negocio no les está saliendo como ellos quieren me canso ganso de que van a tener que tomar medidas para elevar el nivel deportivo de nuestro futbol profesional. ¡Aficionados Pamboleros del Mundo, Uníos!
¿Le parece que es un sueño guajiro, lector, y que le hice perder minutos valiosos? Mire usted, y los hermanos chivas se han de acordar, cuando el entonces dueño del Rebaño Sagrado, Jorge Vergara, quiso cambiar el escudo del club fueron tantas las protestas de parte de su afición que el magnate tuvo que dar marcha atrás y regresar al escudo como estaba. Parafraseando al “Chicharito”,¡hay que imaginarse y hacer cosas chingonas!
Y una vez habiendo probado las mieles del poder popular, su fuerza y de sus resultados efectivos vamos pensando en llevar estas acciones más allá del futbol, al terreno de la política por poner un ejemplo. Ustedes como yo, cansados de tanto politiquillo ocupando cargos públicos o brincando de un partido a otro en el afán de alcanzar el ansiado “hueso”; tranzas que sólo ven por ellos y sus camarillas y que voltean a ver al pueblo únicamente cuando se aproximan las elecciones pues eso, dejemos de votar, dejémoslos solos en su circo y vámonos organizando nosotros en nuestros barrios y pueblos como ya lo están haciendo muchos, principalmente los pueblos originarios. Los políticos van a tener que ponerse pilas o la abstención cada día será mayor, como pasó en las elecciones pasadas en donde hubo un nivel de abstención alto, llegando en estados hasta en un sesenta por ciento, como en Oaxaca.
Digo, mejor intentar lo que aquí se les propone a andar dejando la mitad del sueldo en la compra de estampas para llenar un álbum. ¡Qué ruede el balón, pues!