Por Melchor López
El golpe se planeó. Y fue artero. Y como en otras ocasiones fue ante personas vulnerables que protestaban ante la injusticia institucional: mujeres ante un contexto de violencia de género; a un mes de la multitudinaria concentración de mujeres por el 8M de 2022.
En Chimalhuacán, uno de los municipios más violentos para las mujeres, el pasado 3 de abril, policías uniformados y vestidos de civil, lanzaron gases lacrimógenos y golpearon a un grupo de 17 mujeres y tres menores de edad, que se manifestaban frente al Centro de Justicia de la Fiscalía Regional para exigir justicia por la detención ilegal y tortura que sufrió Irene, madre de Alin, una niña de 13 años, que en el año de 2019 fue detenida, golpeada, violada y drogada por elementos de la Policía Municipal de Chimalhuacán y abandonada en la calle tres días después.
Durante todo ese tiempo ha buscado justicia. Y únicamente hay encontrado una violencia sistematizada y normalizada. Tras el golpe planeado hubo heridas en la cien, un brazo fracturado, costillas rotas. Y miedo. Mucho miedo que trepó al terror. “Pensé que nos matarían”, pensó una de ellas. “No supe el número de las personas que nos atacaron, porque perdí el sentido de la realidad”, narró otra. “Intenté correr a la avenida, pero vi todo cercado por la policía”, recordó una de las víctimas. Hubo quien dijo que ya levantó una demanda contra quien resulte responsable “porque esto no se puede quedar así”, concluyó una integrante más de las mujeres en la protesta.
El recuerdo en las narrativas se transformó en llanto, pero las lágrimas no fueron visibles porque, junto con sus compañeras, decidieron ocultar su rostro. Lo anterior durante una conferencia de prensa en la glorieta denominada Mujeres que Luchan, sobre avenida de Reforma en la ciudad de México.
Todas ellas mujeres de Chimalhuacán, el municipio más violento del Estado de México. De ese municipio es Irinea, que se ha manifestado por varios años por justicia ante un feminicidio: el agresor es un integrante de la Policía del Estado. Del mismo lugar es la mamá de Diana, incansable activista que una y otra vez apoya las causas de mujeres violentadas o desaparecidas, como el caso reciente de una muchacha que apareció muerta sobre la banqueta sin que nadie dijera nada. Nadie. Y ella fue, con megáfono en mano, y armó la protesta y para difundirla transmite en vivo por Facebook.
Irinea y la mamá de Diana, quien sufriera feminicidio por uno de sus familiares, se encontraban en la protesta. Era de noche y junto con un colectivo de mujeres, habían decidido mantener la protesta y acampar. Su objetivo: “acuerpar” a la mamá de una niña que fue violentada por policías.
Desde entonces, Irene, inició una lucha para conseguir justicia para su hija y lo único que ha recibido de la Fiscalía del Estado de México es más violencia.
En este ir y venir en busca de justicia, el pasado primero de abril Irene fue privada ilegalmente de su libertad por cuatro agentes de la Policía Municipal de Chimalhuacán.
Lidia, madre de Diana, víctima de feminicidio en 2017, también en Chimalhuacán, la encontró en la comandancia de la Policía Municipal, golpeada, robada, torturada y de los golpes le tiraron dos dientes.
Al día siguiente, un grupo de mujeres, al que se integró Irinea, madre de Mariana Lima, víctima de feminicidio en el año 2010, también en Chimalhuacán, inició una protesta frente al Centro de Justicia de Chimalhuacán. El objetivo de la protesta, de acuerdo a una de las manifestantes: “Estamos en esta fiscalía exigiendo justicia para nuestra hermana Irene quien fue víctima de desaparición forzada por cuatro policías municipales del Estado la noche del viernes 1 de abril. Nos regresaron a nuestra compañera después de tres horas golpeada, torturada y con signos de violencia sexual”.
“Este suceso forma parte de una línea de hostigamiento policial hacia su familia del que son víctimas desde hace tres años, porque la policía ha buscado silenciar el caso de su hija menor quien cuando tenía 12 años fue secuestrada y abusada sexualmente”, dijeron las manifestantes por medio de un comunicado.
La señora Irene presentó su denuncia ante el Ministerio Público, quien solicitó a la Policía Municipal que pusiera a su disposición a las cuatro mujeres policías acusadas de las agresiones, pero el gobierno municipal solo envió al MP a tres policías, por lo que las acciones de protesta continuaron para que se pusiera a disposición del Ministerio Púbico a la cuarta policía, así como al comandante.
Durante la madrugada del 3 de abril, llegó al sitio Dilcya García, Fiscal para Delitos Vinculados a la Violencia de Género en el Estado de México, ofreciendo a las manifestantes que mediaría en el caso para que no liberaran a las mujeres policía, por lo que le permitieron el acceso para que hablara con la Fiscal Regional, pero tiempo después salió escoltada por unos 300 elementos de las policías municipal y estatal, así como de la Guardia Nacional, quienes empezaron a golpear a las manifestantes, quienes en ese momento solo eran unas 20.
Chimalhuacán es un municipio con alto porcentaje de mujeres violentadas. Y allí desaparecieron a manos de policía Irene y si hija. Motivo suficiente para que un colectivo de mujeres y de varias activistas organizara la movilización social para exigir la aparición de Irene.
Por eso la protesta. Por eso querían hacer presión y que se hiciera justicia y fueran castigados quienes agredieron a madre e hija. Hoy la protesta se trasladó a la ciudad México.
(Con información en Facebook y comunicados de activistas).