Por Gonzalo Lara
La pasada visita que hizo a los Estados Unidos López Obrador fue la primera visita oficial que realiza el actual presidente al extranjero. Como era de esperarse, y para exprimir la bilis de los opositores, llegó en el famoso Jetta blanco al aeropuerto y se subió a un vuelo comercial para llegar a Washington, donde los medios locales ni fu ni fa sobre la visita del presidente del patio trasero de su país, según reportan algunos medios. En el pico de la pandemia, con los números en máxima alerta, salió el Peje a firmar el nuevo tratado comercial con los otros dos países de la parte norte del continente, aunque el galán de Canadá se abstuvo de ir, dijo, para no salir en la foto que le haga el caldo gordo a la campaña del gordo rubicundo que está en plena puja electoral contra sí mismo y contra el otro septuagenario, Joe Biden, que busca mudarse a la Casa Blanca.
Organizaciones de migrantes asentadas en el vecino país se quedaron con las ganas de que el encuentro los incluyera o que al menos su agenda estuviera presente en la visita, sobre todo por la hostilidad con la que el presidente gringo se refiere a ellos a la menor provocación. Se quedaron con las ganas y el Peje con bat de beisbol huichol en mano, se presentó ante su majestad Donaldo, no sin antes llevarle flores al benemérito de las américas y a Abraham Lincoln.
¿Qué se saca de esta visita? Para muchos, nada que aporte en el corto plazo a México y, para otros, una buena raja política en tiempos electorales, en los que el presidente en campaña jala agua latina para su molino, sin importar que días antes de la visita haya ido a ver las rejas divisorias en Arizona y haya tuiteado que le da mucho gusto que su imaginario muro se esté levantando.
Como ya era de esperarse, si el Peje hace, malo, y si no, también. No salió con las comitivas de amigos y amigos de los amigos a gastarse carretadas de millones de pesos en una visita oficial como sus predecesores, pero al mismo tiempo, fuera de la formalidad de ir a firmar de puño y letra, para muchos tampoco queda tan justificada la salida en medio de una contingencia sanitaria y una desesperada campaña electoral en aquel país. Haiga sido como haiga sido, tenemos Temec para rato y un pilón, para que el invitado no se vaya hablando: la detención del archibuscado desgobernador César Duarte en la Florida. ¿Coincidencia