Por Alberto Híjar Serrano
Fotos y notas informativas sin más atributo que la verdad incómoda para los criminales, han sido publicadas por medios valientes como POR ESTO!, en cumplimiento de una tradición liberal de defensa a la libertad de expresión, singularmente vulnerada en los tiempos infames del contratismo delincuencial del neoliberalismo rampante. Prohibido para los medios obsequiosos con gobernantes y delincuentes asociados informar de sus crímenes y de las resistencias populares diversas y constantes. Se ha convertido en actividad peligrosa. En lugar de informar sobre ellas, los desinformadores criminalizan y se burlan de las movilizaciones contestatarias. Les llegan así los puntuales patrocinios de los consorcios y de los gobiernos. Todos contentos, menos los que dicen la verdad. “Reina la calma en el país” tituló Rosa de Luxemburgo a su último artículo, poco antes de ser asesinada.
Sorprende que los agraviados y asustados por la ejecución de Rubén Espinosa, Nadia Vera, Yesenia Quiroz, Simone y Alejandra, hayan organizado de inmediato plantones de protesta el domingo en no menos de cinco ciudades, que la ONU haya lanzado de inmediato la alerta, pero de esto a la organización de la seguridad gremial, de la denuncia y demanda por el castigo a los culpables, median los intereses privados de los medios y el temor por el propio bienestar amenazado. Hace falta fortaleza para superar la indignación momentánea propia de la ocasión terrible condenada a la desinformación de Estado.
La hegemonía de clase y grupo, todo el tiempo procura mantenerse activa en la confrontación con obvia desventaja para la de abajo y a la izquierda. Concesiones y astucias históricas y sociales dan lugar a sorpresas como la de MVS, la televisora que corrió a Carmen Aristegui por andarse metiendo con la Casa Blanca de La Gaviota. En 52 MX hay un noticiero deliberadamente bizarro comandado por Fernanda Tapia, conductora afín a la farándula rescatadora de la carpa y el cabaret que tiene como activistas a cantantes y actrices de Coyoacán. Lo sorprendente es la orientación contestataria bien distinta de la bazofia de Televisa. Por ejemplo: el martes 3 de agosto, las notas principales fueron la inauguración presidencial del nuevo estadio de Monterrey vacío, donde el inaugurador pateó un balón ante las cámaras no sin equivocarse al repetir el nombre de un jugador. ¡Un saludo de la porra! propuso la Tapia y el chiflido característico no se hizo esperar desde el costado donde los escritores del programa acotan con burlas albureras lo que va pasando para que la conductora principal les aviente cojines para darle sentido al título del programa: El Almohadazo. Las cortinas de corte las hace Trino con excelentes dibujos grotescos y no hay límites en el repudio que incluye los apellidos presidenciales. Una reportera pasada de peso y en mini vestido escotado, la Rulos, se puso seria y pasó lista con fotos y datos precisos de los siete jóvenes periodistas asesinados en Veracruz durante el mal gobierno de Duarte mostrado en la carátula de PROCESO con su gorra de escudo policiaco y cargo de gobernador y su elegante camisa blanca con nombre bordado en la bolsa. El tono de farsa burlesca tuvo que ser roto por la Tapia para precisar la dolorosa indignación por los recientes crímenes en la Narvarte.
La estrategia informativa desmadrosa con todo y palabras altisonantes de por medio, recupera el modo como Palillo, Clavillazo, Carmen Salinas joven, Petrona y el Cholo, respondían con rápido y brillante ingenio a todo lo que les gritaban desde el público. Así transcurre El Almohadazo con todo y mensajes de su público recibidos y leídos por jóvenes ostentosamente distintas a las modelos flacas y blanqueadas de la industria del espectáculo. Hay una pregunta del día, la del martes fue sobre cómo hacen su agosto los vivales. Ameniza algún cantante fuera del prestigio de los consorcios y destaca Sonesito, un cantor de sones y huapangos sobre las noticias de la semana. Entre exabruptos groseros, exhibiciones de cuerpos fuera de los cánones mercantiles, la gracia soez de Fernanda Tapia sorprende porque suele golpear hasta arriba de la pirámide del poder en el mismo canal de donde fue echada Aristegui. Alguien dirá que es un lavado de imagen pública, pero lo cierto es que El Almohadazo integra recursos de la crítica popular mordaz y directa, generadora de un público clasemediero crítico que repudia, en cambio, los somníferos análisis de los comentaristas en aburridas mesas redondas. Habrá que ver.