(¿Estamos en un Nuevo Momento Histórico de la Lucha?)
Tras de agradecer a Machetearte su generosa hospitalidad a lo largo de las pasadas nueve entregas y de ésta última, pasamos sin otra mediación a nuestra conclusiva y final:
Tesis X) Nuestra Propuesta Estratégica: el comunismo libertario con autonomía, autogobierno y autogestión social generalizada
Nuestra décima tesis, en fin, es una propuesta en desarrollo. No es ni podría ser otra que aquella, según la cual y con independencia de que la actual coyuntura demuestre la presencia de límites claros que aún reflejan un desigual grado en la maduración de las condiciones de lucha, como para ya ensayar una ruptura revolucionaria de fondo, sin embargo, sí hay un cambio que muestra un avance en la generalización del descontento y la consciencia de muchos para caminar en esa dirección de sentido emancipador. No debe perderse de vista que nuestra propuesta estratégica es el comunismo-libertario que sabe que las alternativas están más allá del capitalismo que debe destruirse, a como dé lugar, a fin de construir un emancipador mundo nuevo y mejor. Para algunos, estas alternativas están lejos todavía para ser consideradas como alternativas concretas para hoy. Y tienen razón. Pero el proceso revolucionario ha iniciado ya, con ejemplos prefigurativos, como en el caso de las autonomías campesino-indígenas que ya se vienen ensayando; o los autogobiernos municipales que se alientan desde sus espacios específicos; o, inclusive, con la autogestión económica todavía marginal de los productores directos que busca abrirse el paso y opuesta a la hegemonía de la propiedad privada o de la posesión pública que se agota en la unilateral estatización de los gobiernos que los administran en favor del capital.
La actual coyuntura ofrece la oportunidad al movimiento para irse templando en la lucha a favor de lo común para todos, a fin de madurar un proyecto que adelante permita tensar las condiciones llamadas a generalizar la ingobernabilidad, el poder de veto y la desobediencia civil contra los heterónomos poderes del Estado y el capital. Esto sólo será posible con un escalamiento organizativo horizontalmente autónomo, que propicie la maduración del elemento subjetivo en el combate abierto de la clase trabajadora contra los propietarios privados y sus instituciones. Se trata de elevar la organización y la consciencia de clase en los inconformes para fortalecernos y avanzar en la lucha concreta por nuestros intereses materiales y espirituales para la emancipación generalizada, ya que, como bien fue capaz de verlo Marx en la Introducción a la crítica de la economía política, debemos advertir que:
“Una formación social no perece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas para las cuales es aún suficiente y nuevas y más altas relaciones de producción hayan ocupado su lugar, ni antes de que las condiciones materiales de existencia de estas últimas hayan germinado en el seno mismo de la vieja sociedad. Por eso la humanidad se plantea siempre y sólo las tareas que puede resolver; si se observan las cosas atentamente, se hallará siempre que la tarea misma no surge sino donde las condiciones materiales de su solución existen ya o se encuentran al menos en proceso de formación”
Mientras todo eso ocurre, en medio de tantas cosas por hacer para propiciarlo, nuestra conclusión provisional, no puede sino ser la siguiente: ¡que se vayan todos! Todas las anteriores tesis demuestran que nada hay en el México de hoy que se pueda festejar. En su lugar, un clamor se generaliza: ¡que se vayan todos los políticos corruptos que no nos representan! Ellos son parte de los problemas que enfrentamos y obligan a que todos multipliquemos la fuerza de nuestros afanes contra la suplantadora mascarada dizque democrática que ya hastió a tantos y que obligan al encuentro con las alternativas. Los abusos del capital y de la clase política suplantadora de la voluntad social y los crímenes a mansalva contra las disidencias, ya amenaza con devenir en la gota que derrame la inconformidad para el despertar generalizado entre el antes y el después de Ayotzinapa, aunque todavía falte lo que todavía falta por hacer: madurar la conciencia política y desarrollar la organización revolucionaria de todos contra el poder.
Ciento cinco años después del inicio de la Revolución Mexicana de 1910-1917,se precisa de una nueva revolución social que concluya lo que la de hace más de un siglo dejó interrumpida, entre lo que se proponía lograr y lo que no pudo realizar en un México que no aguanta ya más abusos. Hoy por hoy, Peña y los partidos, operan al servicio del generalizado despojo que contra los bienes comunes de la sociedad y sus más genuinos intereses, se vienen perpetrando, como en el caso de las once lesivas contrarreformas estructurales, que hay que detener para replantear un nuevo rumbo para México, antes de que sea demasiado tarde. ¡Otra historia es posible con un mejor destino para todos!