(¿Estamos en un Nuevo Momento Histórico de la Lucha?)
Por Alfredo Velarde
Al iniciar la presente exposición, por fuerza resumida o sintética de nuestra penúltima entrega para Machetearte, y que, como siempre, me ha recibido en forma solidaria dentro de su fraterno espacio editorial, debo afirmar que la novena entrega llega justo a tiempo para poder pronunciarme con pertinente sentido de oportunidad periodística, en lo que a la inminente celebración del anodino y contraproducente proceso político-electoral de mediados del sexenio de la imposición peñanietista se refiere. Otra vez, podemos decirlo así y sin ambages, “la misma gata nada más que revolcada”. ¿Cuál es, nos preguntamos aquí, nuestra postura sobre este particular? Aquella, según la cual, afirma convencida que si todo lo que los partidos políticos realmente existentes dicen de sus competidores, reales o fingidos, en la sostenida guerra de lodo y sin contenido que libran, es cierto, pues ¡ninguno vale la pena! Y si todo es falso, ¡ninguno merece la confianza de la ciudadanía porque todos mienten! De manera que entramos, sin otro preámbulo, a nuestra siguiente y penúltima entrega con la siguiente:
Tesis IX) Ante la coyuntura electoral de mediados de sexenio: ¡el abstencionismo activo-militante!
En medio de toda la cauda de indignación por el secuestro, desaparición y evidente crimen de Estado contra de los compañeros de la normal rural Isidro Burgos, institución educativa de larga tradición militante y claro compromiso con las mejores causas, ámbito éste que cuenta entre sus distinguidos egresados a los líderes guerrilleros Lucio Cabañas Barrientos y Genaro Vázquez Rojas, se presentó la coyuntura electoral de mediados de sexenio que debemos repudiar ante el desvergonzado intento gubernamental por hacer pasar la hoja del grave crimen de lesa humanidad sin solución ni justicia, a fin de aplicar, otra vez, una nueva mascarada del suplantador ejercicio para mediatizar la voluntad popular en la inexistente democracia, merced a la aceitada maquinaria propia de la falsarias elecciones existentes en el país. Fue esta oportunidad, para el recambio de gubernaturas en varios estados del país, el Congreso de la Unión y varios estados, entre ellos, en Guerrero.
¿Cuál debe ser el encuadre político del movimiento opositor nucleado en torno a la lucha por la presentación de los compañeros de Ayotzinapa, ante un proceso electoral viciado de origen? Para nosotros, además de denuncia y repudio ante un reiterado ejercicio profundamente negador de toda democracia, debe ser de activa desorganización del proceso. ¿Por qué razón? Porque las elecciones en México, tal y como existen, son una garantía para perpetuar el inmoral régimen partidocrático cómplice del Estado mexicano, tal y como ya se hizo evidente con el ominoso Pacto por México que hizo posible la aprobación del indignante paquete de once lesivas contrarreformas estructurales, que fueron diseñadas para instrumentar el dispositivo jurídico, político y económico de los más aviesos intereses capitalistas de factura neoliberal y que sólo garantizan la agudización en el grado de explotación de la fuerza humana de trabajo, en clara sintonía con el patrón de acumulación y flexibilidad laboral que ha venido precarizando al salario de la inmensa mayoría trabajadora.
Ya el tan torpe como corrupto Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio (alias el “Z-1”), hizo declaraciones en tal sentido, cuando señaló que “…habrá elecciones en Guerrero el mes de junio, pese a los planteamientos en contra de los familiares de los 43 normalistas de Ayotzinapa…”, sólo para resaltar que el gobierno ha actuado con “prudencia”, pero no puede aceptar que “…bajo ninguna bandera se lastimen los derechos de otros, como la libertad de elegir a sus gobernantes”. Como vemos, se necesita ser cara dura para declarar una cosa así, justo cuando si por algo se caracterizan las elecciones a la mexicana, es porque de las urnas, en su historia, no han emanado resultados creíbles ni transparentes, sino fraudes electorales a granel en función de los más egoístas intereses de los poderosos en contra de la voluntad popular.
Esta es la razón, de que el cúmulo de nuestros esfuerzos políticos-organizativos y activamente dinámicos de denuncia sobre la catadura criminal del régimen, deben proponer el abstencionismo activo-militante abiertamente vaciador de toda legitimidad que, de por sí, nunca ha surgido del sufragismo de los poderosos como bien lo vio el comunista Marx o el anarquista mexicano Flores Magón, quienes, en éste punto, desde diferentes momentos, lugares y circunstancias histórico-concretas, demostraron una convergencia puntual respecto al demagógico uso de las elecciones sistémico-capitalistas, ya que si para el primero “cada determinado número de años al proletariado se le obliga a votar por quien habrá de explotarlo”; para el segundo, “los que votan, cambian de amo, no se deshaces de los amos”. Pese a que en el país no existen condiciones homogéneas para unificar una sola y única táctica que sea capaz de devenir, por la vía de los hechos, en el fáctico impedimento de las elecciones, en un escenario que supondría enfrentamientos abiertos con la represión, debemos alentar la consigna de “ni un voto para ningún partido político” y en su lugar apelar a la consciencia, la organización y la lucha general.