Por Miguel Valencia
A ecologistas no creyentes, como los que coordinamos ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México, nos ha sorprendido mucho el mensaje tan marcadamente ecologista de la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco I, así como la gran enjundia espiritual, filosófica, científica y política de este texto. En algunas partes de esta encíclica, como en el Capítulo Tercero: RAIZ HUMANA DE LA CRISIS ECOLOGICA, encontramos muchas de las críticas que hicieron los grandes pensadores del siglo XX que fertilizaron al movimiento ecologista de la época clásica; encontramos muchas de las ideas presentados en muchos textos del movimiento por el descrecimiento, y encontramos varias ideas que hemos repetido insistentemente en los últimos 20 años.
101. No nos servirá describir los síntomas, si no reconocemos la raíz humana de la crisis ecológica. En esta reflexión propongo que nos concentremos en el paradigma tecnocrático dominante y en el lugar del ser humano y de su acción en el mundo.
I. LA TECNOLOGÍA: CREATIVIDAD Y PODER
102. La humanidad ha ingresado en una nueva era en la que el poderío tecnológico nos pone en una encrucijada… 103. La tecnociencia bien orientada no solo puede producir cosas realmente valiosas para mejorar la calidad de vida del ser humano, desde objetos domésticos útiles hasta grandes medios de transporte, puentes….104. Pero no podemos ignorar que la energía nuclear, la biotecnología, la informática, el conocimiento de nuestro propio ADN y otras capacidades que hemos adquirido nos dan un tremendo poder. Mejor dicho, dan a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero…105. Se tiende a creer “que todo incremento del poder constituye sin más un progreso, un aumento de seguridad, de utilidad, de bienestar, de energía vital, de plenitud de los valores, como si la realidad, el bien y la verdad brotaran espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico. El hecho es que “el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto”, porque el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, conciencia. … Por eso es posible que hoy la humanidad no advierta la seriedad de los desafíos que se presentan, y “la posibilidad de que el hombre utilice mal el poder crece constantemente.”
111. La cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación. Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático. De otro modo, aun las mejores iniciativas ecologistas pueden terminar encerradas en la misma lógica globalizada. Buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial.
Los párrafos anteriores y todo lo que sigue en este capítulo merecen varias relecturas para darnos cuenta de sus formidables implicaciones políticas, económicas, sociales, culturales.
Destaca el uso en este texto de la palabra ecología, tal como se entiende en Europa y en el movimiento ecologista clásico; es decir: como una ciencia que estudia las relaciones de la sociedad humana con los demás seres vivos y con los elementos de la naturaleza: suelos, subsuelos, agua, aire; a diferencia de las universidades mexicanas que pretenden reducir la ecología a una ciencia de muy estrechos campos de trabajo, y a un muy tecnocrático ambientalismo al servicio de las transnacionales.
Critica el culto a la ciencia y la tecnología y a la religión de la economía, tal como lo hace el descrecimiento, algo que han ignorado los gobiernos y las universidades, para favorecer los negocios “verdes”. Esto es hoy muy importante, si observamos como los gobiernos y una gran parte de la sociedad privilegia las soluciones tecnocráticas a los temas del clima, medio ambiente, pobreza, educación y otros. Critica ferozmente las tesis de mercado, para la solución de los problemas climáticos, ecológicos y sociales, tal como lo promueve Estados Unidos y desde luego en México. Ataca el negacionismo que domina en las sociedades modernas en torno a los desafíos ecológicos. Hace una crítica a la sociedad de crecimiento, a la sociedad industrial, a la sociedad moderna, tecnocrática, consumista y enajenada.
Las reuniones que ha tenido el Papa con las organizaciones sociales y movimientos populares, como el Encuentro Mundial de Movimientos Populares de octubre de 2014 y la que tendrá este mes en Bolivia del 7 al 9 de julio, en el II Encuentro de Movimientos Populares con el Papa, revelan el gran acercamiento del Vaticano con las posiciones que han sostenido los movimientos sociales. Por la enorme importancia de la encíclica ecologista Laudato Si’, seguiremos en la promoción de debates sobre sus contenidos.