Por Antonio Moreno
¿Acaso se puede tener confianza en un proceso electoral que se caracteriza principalmente por la coacción, la ilegalidad y el fraude; antes, durante y después de la elección? En México los partidos políticos se enfrascan en un vergonzoso duelo de acusaciones y de ocurrencias disfrazadas de propuestas.
El PRI acusa al gobierno de Sonora de “la maquinación de un gran fraude” tras haber encontrado más de mil boletas marcadas a favor del candidato del PAN al gobierno de esta entidad, Javier Gándara. En Campeche la dirigente del PAN, Yolanda Valladares Valle entrega tarjetas de beneficio social, que son distribuidas por el aspirante al gobierno de esa entidad Jorge Rosiñol Abreu. Nada nuevo.
El partido verde desde muy temprano dio muestras de tener el poder de violentar las “reglas electorales” en medio de la mayor impunidad gracias al cobijo del gobierno federal, su principal beneficiario: votar por el verde es votar por el PRI. Por su parte el PAN, el PRD y Morena principalmente, denuncian al verde por estar utilizando recursos de procedencia ilícita, por el uso de los vales de medicamentos para la coacción del voto y por la utilización del padrón electoral, la autoridad electoral a cargo del racista Lorenzo Córdoba, se enoja, regaña y multa al verde por muchos millones, y luego lo perdona. Por su parte el Instituto Nacional de Trasparencia Acceso a la información y Protección de Datos Personales (Inai) realiza una investigación a la empresa Premia Platino por la utilización indebida de datos personales en la distribución de tarjetas asociadas al Verde Ecologista.
El PRI por su lado, se ve favorecido por la maquinaria gubernamental, que al hacer propaganda a los” logros” de su gobierno ayuda a su partido: según cifras del senado, Enrique Peña Nieto gasta en promedio 6.3 millones diarios en publicidad. En 2013 el gobierno reportó un gasto en publicidad de 485 millones 600 mil pasos, y para 2014 este gasto se elevó a mil 908 millones. Y si a esta información le añadimos el informe del Centro de Análisis e Investigación Fundar, en el que advierte sobre la censura oficial indirecta, mecanismo que consiste en presionar para influir en la cobertura de noticias y modular las líneas editoriales de los medios de comunicación a favor de sus intereses Y por si fuera poco se continuó entregando pantallas de televisión con la leyenda del gobierno, mover a México.
El PRD es un partido en plena decadencia que presume propagandísticamente de los avances en la Ciudad de México, avances que fueron implementados por personajes que salieron del partido agobiados por la hegemonía que la corriente de los chuchos a impuesto desde hace varios años, este PRD no es el mismo que un día dio esperanza a algún sector de la sociedad que lo percibía como la izquierda que México necesitaba, de hecho algunos analistas opinan que hoy el PRD continuará convirtiéndose en una más de las comparsas del PRI. Y si le añadimos la falta de trasparencia para elegir a sus candidatos y el nepotismo que rige las designaciones, podemos augurar una franca derrota de este partido.
Podríamos continuar mostrando un sin número de irregularidades que cometen todos los partidos políticos a la vista de todos, incluida la autoridad electoral, que reacciona ya que el daño está hecho, pero con estos datos podemos afirmar que el proceso electoral está amañado hasta la medula, y eso que no se mencionó la injerencia directa del crimen organizado en este proceso, designando y asesinando candidatos, por ejemplo.
Es por todo esto y más, que importantes grupos de la sociedad organizada, principalmente de Guerrero, Oaxaca y Michoacán están intentando boicotear la elección en sus entidades, argumentando que no existe ninguna garantía que permita dar certidumbre al pueblo de que no será la delincuencia organizada y sus socios en los partidos y el gobierno la que se apodere de sus estados dando pie a una profunda ingobernabilidad.
Es preciso insistir en que la lucha de resistencia organizada tendría que, inicialmente, llenar el hueco de representatividad que tiene el sistema político mexicano, para después continuar avanzando hacia la destrucción del propio sistema de explotación y sustituirlo por un régimen social más justo.
