Información de Amy Goodman, con la colaboración de Denis Moynihan
Esta semana se cumplen trece años de la llegada de los primeros prisioneros, tras el atentado del 11 de septiembre de 2001, a la prisión de la Bahía de Guantánamo, la cárcel más tristemente célebre del planeta. Este sombrío aniversario, y el comienzo de la normalización de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, sirven como recordatorio de que tenemos que cerrar definitivamente esta cárcel y devolverle el territorio a sus propietarios legítimos: el pueblo cubano. Es hora de poner fin a este capítulo oscuro de la historia estadounidense.
“El centro de detención de Guantánamo para los individuos contemplados en esta orden ejecutiva se cerrará tan pronto como sea posible”, dijo el presidente Barack Obama cuando anunció hace casi seis años una de sus primeras órdenes ejecutivas, el 22 de enero de 2009. A pesar de eso, la cárcel sigue abierta, con 127 prisioneros que permanecen allí luego de que Kazajstán aceptara recibir a cinco ex prisioneros que fueron puestos en libertad el pasado 30 de diciembre. Según la información pública, ha habido 779 presos retenidos en la base desde 2002, algunos de los cuales permanecieron detenidos por más de diez años sin que se presentaran cargos en su contra ni fueran sometidos a juicio. Gracias a WikiLeaks y a su presunta fuente, Chelsea Manning, sabemos la mayoría de sus nombres.
Estados Unidos ha impuesto un aplastante bloqueo a Cuba desde hace más de medio siglo, con el pretexto de castigar al pequeño país por su forma de gobierno. ¿Qué tipo de alternativa les mostramos a los cubanos en esa esquina de su isla controlada por Estados Unidos? Una cárcel militar infernal, que está fuera del alcance de las leyes de Estados Unidos, donde cientos de hombres han sido retenidos, la mayoría sin cargos, y muchos de los cuales han sido golpeados y torturados.
Estados Unidos tomó la Bahía de Guantánamo por la fuerza en 1898 durante la Guerra hispano-estadounidense y obtuvo de parte de Cuba la cesión y usufructo indefinido de la propiedad en 1903. Devolverle la Bahía de Guantánamo a Cuba significaría comenzar a remediar más de un siglo de agravios perpetrados por el gobierno de Estados Unidos allí. Y más importante aún: la devolución de la base naval y prisión de la Bahía de Guantánamo hará que sea más difícil que los futuros criminales de guerra, ya sea que estén liderando la Casa Blanca, el Pentágono o la CIA, y sus partidarios en el Congreso, utilicen Guantánamo como un calabozo fortificado y remoto para infligir tortura y terrorismo contra los prisioneros, muchos de ellos inocentes, lejos de los ojos del pueblo estadounidense y lejos del alcance de la justicia.