Segunda Parte
Por Nino Gallegos, para APIAvirtual.
Es posible que (en) el plagio de la existencia sigamos en donde estamos sin saber real y virtualmente en dónde estamos, y aunque las interrogantes prosigan con las preguntas kantianas, la vida tan dada a la existencia, no aguante en la resiliencia y quién va a saber sí aguante en la resistencia del ser existencial y sociocultural, cuando de la identidad y la pertenencia, nomás queden los rastrojos de los rostros y los cuerpos impactados en las derruidas paredes que son los lotes baldíos en los basureros nacionales de la historia con el reciclaje y la transgenización de los valores éticos, morales, jurídicos y penales, no habiendo más cárceles que las nuestras y las ajenas donde estamos encerrados, clausurados y blindados contra las amenazas de los rostros embozados con uniforme negro y verde olivo como-camuflaje y hacer de la tarde-noche-la media noche-la madrugada-el amanecer, la mañana de un largo mediodía que se prolongue, más acá y más allá, en un país de sombras espectrales.
Con el desaliento de México que respiren los muertos y que resuellen los desaparecidos, porque (en) en el plagio de la existencia, los vivos, hace tiempo que pasamos a la inercialidad de la existencia con la supuesta zona de confortabilidad en la que cada uno de nosotros -gracias- al status quo quién sabe de qué falso entusiasmo de estabilidad social y de solvencia económica podamos redistribuir la estupidez de la armonía con el cinismo y el egoísmo de la solidaridad que prospera en las oportunidades de que cada quien se rasque con sus uñas si es que-le-queda alguna después de la tortura como simulación-simulacro frente al pelotón, al teletón y al paredón de Televisa-TeVeasAzteca: aquí estamos y que nos fusilen con niños ardiendo en calentura, pólvora, sangre y lágrimas.
El desaliento de México, (en) el plagio de la existencia, le es propio, ajeno y otro con el apego a la verdad histórica de quién sabe-supo-sabrá de qué historia, la de cada uno de los caciques y los capataces con los dueños de las haciendas y los peones del hartazgo con frijoles y tortillas para seguir en los agrocampos de la industrialización del rico granero con los pobres de los jornaleros, porque los únicos agricultores y ganaderos son los narcos y los fulgores sedanos son los sicarios, cuidándoles las vacas a Don Padrino, Antonio Toledo Corro, en tanto, a don Luis Echeverría Álvarez, el único juicio que se le ha aplicado es querer sacarle las muelas del juicio después que se haya ido a dar la vuelta a la Rotonda de los Matones Ilustres: Muera el Fascismo para que Viva el Fascismo, hijos de María Morales, de La Llorona y de la Democracia, porque para esto y más tengo a mi hijo Peña y a mi nieto-Nieto, todos y todo, en una enrarecida atmósfera de milagros que se dan con los pederastas, los pedófilos y los Mexicanos Primero en la educación de los niños y las niñas.
(En) en el plagio de la existencia, el desaliento de México, desde Tlatelolco 68 a Ayotzinapa 2014, los pensamientos, las palabras, los actos y los hechos fueron lo que son: la memoria de las masacres y de las desapariciones consecuentes, mortales, visibles y existenciales en los espacios y en los tiempos generacionales de la memoria y la desmemorización que la vida confronta con el cansancio-físico y el debatimiento-mental cuando, la crisis y la conciencia, se confrontan en la ejecución de lo imposible y lo posible: el Estado, el Derecho, la Ley, los Nosotros y los Otros.
Lo que es cierto, y no lo verdadero histórico, de donde Enrique Krauze es origen y fuente de sus lecturas e investigaciones historiográficas, es que la Historia, a la mexicana, ha sido corrompida y vencida en su propio, ajeno y otro devenir que hace tiempo sucedió en el espacio de lo correcto con sus estadistestificaciones de lo anómalo con lo normal de la normatividad en un código civil -dañado y colateralizado- con el código militar, aunque, a pesar de todo y de todos, más en la resistencia que en la resiliencia, “nos libraremos de la sucesión de las generaciones y del desgranarse de los días, y en el que, sobre la ruina del tiempo histórico, la existencia, por fín idéntica a sí misma, habrá vuelto a ser lo que era antes de convertirse en historia”, es lo que comparto con Cioran, y no con Krauze, reapareciendo lo desaparecido: la existencia de nosotros y de los otros.
Lo duro de lo blando y lo líquido de lo sólido, (en) el plagio de la existencia, está más en la resistencia social que en la resiliencia espiritual, sabiéndose y sintiéndose lo que el aguantador pueblo mexicano, doblado y redoblado, permanece y prevalece en las movilizaciones y en las inercialidades trienales, cuatrienales y sexenales en las calendarizaciones del poder político y económico con la corporativización de lo burocrático, municipal, estatal y nacional de lo glocal a lo global, sintiéndose y sabiéndose que la política privada y privatizadora del petróleo ha sido el más grande plagio que simbólicamente representó tanto para acabar, sólida y líquidamente, en casi nada, a reserva de las reservas petroleras en lo somero y en lo profundo de lo que fue y es tragado vorazmente en el profundo hoyo negro de la corrupción, paraestatal y administrativamente, nacional y transnacional.
La realidad social (de y para) México, nos horrorice o no, está (en) el plagio de la existencia, la sólida y la líquida, porque la corrupción ha sido y es la carcoma de la identidad y la pertenencia, desde que llegaron los civilizadores europeas y los bárbaros americanos al continente, para abrirle y sangrarle las venas, refundar sobre las ciudades sabias las ciudades iletradas de la religión, la cruz, la espada, la colonización, la expoliación y la explotación, así como la instauración de lo que es en México el poder central de un hombre por un partido, sea Virrey o Presidente, de aquí la proliferación y la reproducción de la corrupción y la impunidad, los muertos y los desaparecidos mediante el crimen de lesa humanidad en una modernidad feudal basada en la administración hacendaria del amo, el cacique y el capataz de los nacionalistas revolucionarios y neoliberales de ayer y hoy, glocales y globales, gerentes y sicarios económicos, vendepatrias, golpeadores y matones del Estado mexicano con la arrogancia y la prepotencia del Estado de Derecho, oliendo a esencia corrompida de muertos y desaparecidos en el mayor y trágico plagio de la existencia mexicana como si el holocausto de un totalitarismo se haya metido hasta el hueso roído de la existencia (de y para) la vida:
A esos derrapados y deshilachados rulfianos e hijos de la chingada, me los matan y me los desaparecen en caliente, ardiendo en sus carnes, en sus huesos y en sus cenizas.
En el plagio de la existencia como Territorios del terror y la otredad de Roger Bartra, no me busco ni me encuentro, quizás, por esa a-normalidad en que el Estado somos todos: victimarios y víctimas, no por andar lloriqueando, sino por andar muriéndonos, con o sin grados, niveles y clases sociales, la vida, sí o no, vale lo que vale en la existencia mexicana. Eso sí, uno no está para dedicarle toda una vida a toda una existencia, pues basta y sobra con la de uno, la vida y la existencia. Estoy de acuerdo con el poeta Juan Esmerio Navarro cuando dice: Deberíamos extirpar de nuestro lenguaje la palabra: Ayuda, por el uso excesivo, abusivo, patético e insufrible con la expresión: Una ayudita por el amor de Dios. Cuando se escucha esta expresión propia de la pobreza y la miseria humanas en lo mexicano, da pena propia y ajena, tratando uno de alejarse o de hacer a un lado al impertinente que te asalta en la calle, teniendo o no que ayudar a un mexicano (si es que lo es) en su desgracia(da) vida y existencia, aunque se diga: Que cada quien se rasque con sus propias uñas, ¿la roña de los pobres o la soriasis de los ricos?
Roger Bartra como Enrique Krauze están a la cabeza de la Intelligentsia Mexicana, (como la criticó y la definió Mario Benedetti en tiempos de Octavio Paz), que con Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda son el otro bando de Nexos versus Letras Libres, conforman una visión limitada del territorio político nacional, tanto en sus pensares como en sus haberes, en sus seres y en sus haceres éticos, morales, políticos y socioculturales. No es uno quien los señala: ellos son los videntes y los evidentes por sus formaciones académicas e ideológicas, mostrando que las ideologías académicas funcionan como asesorías, proactivamente, extrapresidenciales: lo del acercamiento con El Príncipe nomás es cuestión de camas separadas pero en la misma alcoba. Nadie, que se-sepa-sepan cuántos, ha echado en saco roto las fortunas trienales, cuatrienales y sexenales, y en cuanto al interregno de las fortunas académicas e ideológicas como la Historia, la Antropología, la Sociología, la Economía, la Política y la Cultura se venden y se pagan más que bien de manera directa, discrecional e indirecta que son partes de las partidas de la Caja Chica presidencial.
En los espacios universitarios como en los intelectuales, socioculturales y mediáticos, nunca faltan los rotos para los descosidos, los exquisitos y los arrogantes, los cercanos y los lejanos, sean de la derecha o sean de la izquierda, juntos pero no revueltos, funcionarios culturales y asesores conceptuales en las artes de la cocina y la costura, y como todos son todas en la equidad de género, Denise Dresser, Juan Ramón de la Fuente, Jorge Castañeda, Emilio Álvarez Icaza, pues a la Presidencia también pueden aspirar los académicos que como ciudadanos no son cualquier ciudadano sino académicos, de a deveras, mujeres y hombres, del aula al cubículo y a la acción: así, hasta cualquiera se avienta, desde lo más alto a lo más bajo de la excelencia, que por su raza habla(n) las maestrías y los doctorados, que no son retazos, falsos capitales curriculares o patitos haciéndose patos.
Así, pues, aunque sea, el ciudadano como ejemplar académico tiene el derecho y el deber de participar -positiva y propositivamente- en la vida política en un país de sombras espectrales que en Las redes imaginarias del terror político: “Se trata de un proceso de estimulación y creación de franjas marginales de terroristas, sectas religiosas, enfermos mentales, desclasados, indígenas, déspotas musulmanes, minorías sexuales, guerrilleros, emigrantes ilegales exóticos, mafias de narcotraficantes y toda clase de seres anormales y liminales que amenazan con su presencia -real e imaginaria- la estabilidad de la cultura hegemónica.” Así, pues, aunque sea, ni para adónde agarrar otro camino en el país y en el mundo que vivimos y padecemos, y ni modo de serle y hacerle al inmigrante ilegal exótico porque en las aduanas de las fronteras territoriales del terror, de por sí te van a ver como un inmigrante ilegal exótico, seas un ser humano o seas un animal en extinción, es decir, uno de los últimos y pocos animales en la tierra en los desiertos de Medio Oriente o de Arizona sobrevolándote aves de rapiña con drones. Esto, lo creas o no, es realismo imaginario, antropología sin blindaje y con una muda-puesta-demudadamente.
Lo explicable es lo antropologizante en las redes imaginarias del terror político con “El hecho es que con el nuevo siglo se han ampliado espectacularmente lo que podrán llamarse las redes imaginarias del terror político, y resulta innegable que ello forma parte de un profundo cambio en la organización del poder a escala planetaria. Evidentemente, la expansión internacional de las redes informáticas han magnificado el proceso”, terminando con el siglo xx y reempezando en el siglo xxi, lo que es demasiado para quince años después de lo mismo durante veinte siglos, y si uno se atiene a lo de barbarie y a lo de civilización “La dimensión imaginaria radica en la construcción de un escenario omnipresente donde se enfrentan, por un lado, la civilización occidental democrática avanzada y, por otro, un amplio imperio maligno de otredades amenazantes, primitivas y fanáticas”, dejando de citar a RB y haber-y a ver de a cómo nos toca en la repartición del Mal en el país y en el mundo que padecemos, porque el cielo es ciego y la tierra estéril por verla cómo se nos ha ido agrietando en las palmas de nuestras manos, habiendo, y no lloviendo, tormentas eléctricas con tormentas de arena, en tanto y por lo tanto, la gente, se muere de todo y por todos, y por esa gente canallesca que debe desaparecer a través de sus propios actos y hechos terroristas en el país y en el mundo que padecemos cada vez que el History Channel nos interpreta la Biblia mediática de todos los excesos, los pecados y los crímenes de lesa y lujuriosa humanidad: Coged y multiplicaos que para es(t)o estamos, mientras que los chavos y las chavas de la secundaria y la preparatoria desean aterrorizar y sodomizar a los chavos y a las chavas universitarias y grabarse todos en un happy end-sin final en YouTube, porque cada fin de semana es el fin del mundo, y los niños y las niñas saben de esto y más, de los demás, de lo demás, y además.
En las redes imaginarias del terror, hay que dar por hecho y por arrogamiento de un derecho funcionalmente comercial que las redes sociales tejan sus propias redes imaginarias y virtuales del terror, aunque la utilidad da más para la cantidad que para la calidad de la información y la comunicación, sumándose y masificándose lo que tenga que individualizarse en un colectivo de multitudes-multimediáticas anónimas que se han aderezado un poder estentóreo, escandaloso y silenciosamente ruidoso, nada abierto y democrático en una información y en una comunicación casi inexistentes, generándose actitudes más racistas que raciales, descargas de eyaculaciones precoces genitales con eyaculaciones gráficas y visuales: el cunnilingus de los enredados virtuales-asexuales, haciendo la contrarrevolución machista, golpista, capitalista, fundamentalista y terrorista.
Hoy, cualquier magnificación de cualquier proceso tecnológico, tiene(n) la espectacularidad de la cantidad comercial eficientada en los mercados con las compras de pánico sin que, por allí o por allá, se esté acabando el mundo, considerando que el pánico es el terror que se provoca y produce en las afueras y en los adentros de los centros comerciales con batallas campales por arrebatar y comprar lo que el deseo paga por una posesión única en el mundo, con un grito eyaculatorio u orgásmico, por haber obtenido lo deseado y lo poseído: el vacío de los espacios aterrorizados por una horda de civilizados-barbáricos, sin armas, pero tan armados como los del Estado Islámico. Su ignorancia por una religión y una revolución que los ignora(n), es lo que más demandan el consumismo y los consumibles, no importando que el goce del placer tenga(n) que ver con el crimen de los demás, en la explotación material, humana e inhumana en barriales de India y en minas de África.
Sí, todo lo anterior lo sabemos pero no lo hemos vivido, y si son los otros o los demás pues que se jodan quienes lo está viviendo en el otro lado del mundo, porque aquí en el nuestro, ¿la vida o la existencia?, tan de moda en las estaciones del año, el aroma de las dietas con los complementos orgánicos y transgénicos nos tonifican la piel mejor que los cetrinos de los hindús y los negros de los africanos a lo Michael Jackson y/o Lupita Nyong’o, porque el terror es y sería tenerlo y padecerlo, porque, los días claros y las noches oscuras, en los territorios imaginarios del terror, están contados con el temor y el miedo en la calendarios de la moda, la muda y la mortaja como lo son en “la perplejidad, la incertidumbre y la inseguridad” humanas, inhumanas y pos(t)humanas.
En la redes imaginarias del terror, las redes sociales, operan y funcionan las estructuras y los contenidos de un poder-empoderado en el individualismo cuando se está haciendo que cada uno opere y funcione como vehículo más virtual que real de los temores, los miedos, los terrores y los horrores que habrán de-des-exhibirse, integral y fragmentariamente, conforme el ser humano se ha transformado en un ser multimediático para el uso de una manipulación que en lugar de aprender cómo hacer una bomba casera, aprenda a ser mecha de una carga de dinamita con adrenalina en el centro operacional falocrático de su ser y su hacer cotidianos que, con las cargas y con las descargas a diario, vaya acumulando en su vacío una llenitud de estupideces que habrán de ser recompensadas con un viaje al paraíso de la artificialidad y la virtualidad, y una vez aterrizado de vuelta se reencuentre que está más solo que una cucaracha en un ropero con juguetes sexuales y con juguetes para niños de lento aprendizaje, aunque los jóvenes y los adultos somos unos retrasados mentales como el caso del Sr. Matatena-Montesori.
(En) el plagio de la existencia, las redes imaginarias y sociales del terror, surgidas de la fidelidad a la infidelidad, del placer a la tortura, de la lealtad a la deslealtad, del amor al odio, de la traición a la venganza, de los infieles a los apóstatas, la vida, sometida al plagio de la existencia hace que la vida y la existencia, en un cautiverio de cristal multimediático, se recicle en la realidad-virtualidad donde todo afecto es efecto-defecto de relaciones íntimas, privadas y públicas con la publipropaganda comercial de lo trágico y de lo dramático para estandarizar lo melodramático en desdramatización de una falsa plenitud en una vacuidad y en una orgasmicidad que navegan en una habitación impregnada de esperma y sangre, flotando los cuerpos en una mentalidad repartida en las hormonas y en las neuronas de la ignorancia y de la estupidez humanas y pos(t)humanas donde el naufragio y el ahogamiento es lo inhumano que emerge de zonas someras, demersivas y profundas del profundo negro y de la locura negra contemporánea.
La publipropaganda, (en) el plagio de la existencia, es una estrategia-una táctica en las redes imaginarias y sociales del terror por las maneras, consensuada y subconsciente, en dejarse cautivar, plagiar y convencer de lo que se proyecta gráfica y visualmente desde afuera hacia adentro del plagiado(@) y consensuado(a), día a noche, porque el bombardeo y la invasión de los mensajes publicitarios masajean el cuerpo, la mente y el corazón (en) el plagio de la existencia en la vida (del y la) plagiado(@).