Por Nino Gallegos, para APIAvirtual.
Primera parte:
No es el pueblo como tampoco la gente ni los demás sino nosotros y los otros los que estamos confundiéndonos y polarizándonos con el agarro y el desgarro de las investiduras y las vestiduras de nuestras mejores y peores garras cuando nos abrimos las camisas y las blusas botando botones a diestra y siniestramente y mostrar nuestros pechos cancerígenamente más abombados que henchidos con los valores patrios fláccidos y caídos en plexos solares peludos o rasurados, ridículos y para la risa de todos nosotros y los otros en lo que los demás-el pueblo-la gente, desde una mecánica nacional en una carpa de teatro-escenario coreografiados que da más para la tragicomedia con la ópera, la operatividad y las operaciones psicológicas, psicopolíticas y psicopatológicas, nos aplauden desde la violencia y el crimen a ras de suelo donde los muertos, los feminicidios los desaparecidos siguen entre nosotros y los otros.
Aunque para todo nos incluimos y nos excluimos todos, la cardiognosis en los huesos cardios del corazón y de la memoria está puesta y expuesta en los aparadores de la fisicidad y en los portales de la mentalidad con las pantallas análogas y digitales, de la realidad mediática a la realidad virtual, cuando lo real social se ha subsumido en la realidad virtual real, no preguntándonos cómo -sino- por qué, estando de por medio -los medios- con el internet y las redes sociales de las viejas a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Alguien de la nada y del nadie está pensando que en los pensamientos y en las palabras, en los actos y en los hechos está la respuesta en la condición-situación de lo mexicano en los mexicanos, tan pagados y tan matados por nosotros mismos, recreándonos en la literatura y en el periodismo con el arte y la cultura en donde la corrupción y la impunidad, la violencia y el crimen somos las personas y los personajes entrecruzados a fuego y sangre, no habiendo la dialecticidad en un acuerdo de los contrarios estando presentes la contrariedad y la contradicción y que en la administración del caos popular lo que se da es cubrir con el manto oleaginoso y sanguinolento de la realidad virtual real lo real social:
¿Qué nos está pasando a todos nosotros, en el país de las sombras espectrales, si está pasando de todo en un totalitarismo impactado y fragmentado por las fuerzas oscuras a la luz del día?
«¿Han asesinado a periodistas?»
Cuando a una pregunta se responde con una misma o una diferente pregunta, el Estado de Derecho y los Derechos Humanos están en la misma y en la diferente a-normalización en que nosotros y los otros, los demás y la gente estamos resguardados en el pueblo bueno y sabio en la vida/esta como en la vida/otra, tan cierta la verdad como tan incierta y certera la mentira, mintiéndonos y dándonos por informados y engañados, y nada de eso de que el pueblo no se la cree cuando el pueblo y la gente, los demás, los otros y nosotros creemos que no existen los cárteles porque siempre o son supuestos reales o son presuntos virtuales, y que lo de Culiacán y lo de los LeBarón fueron escarceos con una masacre que no fue en el culiacanazo y sí lo fue en Bavispe.
Cuando hay tanto escritor y periodista apócrifos, Elmer Mendoza le lloriquea a López Obrador, a Ríodoce le matan a Javier Valdez y el día del Ovidio y Los Chapitos engordaron de información el semanario como para llenar a cualquier morboso hambriento, y todavía critican a la gobernanza de Quirino que nomás quiera darle vuelta a la página con el indigesto Puro Sinaloa, pidiendo la Pavlovich que intervenga el FBI y el Corral descalificando a los periodistas, a lo que Osvaldo Zavala, de periodista a académico, le place lo del análisis crítico zizekiano, del cual no hay por parte de OZ más que un cronología de semejanzas físicas con sombras mentales y que a la vez se limita a redactar un periodismo interpretativo-cronológico sin siquiera valerse del periodismo de investigación de procesoparacotejar y analizar críticamente lo que no hizo, dejando a modo de final sin final lo que no debe hacer AMLO porque lo hicieron Calderón y Peña Nieto: meternos en el costal nacional de los muertos, los feminicidios, los desaparecidos y no queriendo darse cuenta OZ que la recua de burros y mulas, a cuesta arriba, son también los burros y las mulas con los costales del presidente en turno con el Durazo imperturbable y el Cresencio imbatible.
De la sorna en sordina, los muertos, los feminicidios y los desaparecidos han dejado de serse y hacerse nuestros, pasando de la propia a la ajena otredad mexicana, estando sin estaren el laberinto de la soledady en la melancolía moderna, acaso en el ocaso y en el caos en que lo real social es la realidad virtual real en que la filosofía en el país de las doradas manzanas al sol es la cronología funeral en el país de las sombras espectrales.
La propia y la ajena otredad mexicana se han transformado en más tripas enredadas en los huesos cardios del corazón y de la memoria, descendiendo de las pirámides sacrificiales a las calles principales en cualquier ciudad como plaza calentada a fuego y sangre; y nada, y nadie y alguien vamos hacer nada en el país de las sombras espectrales donde no pasa nada, nadie y alguien, tirándonos al suelo no sin antes asomarnos por las ventanas porque afuera una asonada de balaceras tabletea metálica y carníferamente los huesos y las carnes en los rastros y en los mataderos públicos nacionales.
La propia y la ajena otredad mexicana ha pasado del asunto público-problema social a la tematización del “análisis crítico” por académicos-periodistas y periodistas-académicos, empleados por la iniciativa privada del periodismo filantrópico de Mexicanos contra la corrupción y la impunidad, mientras los mexicanos (de y en) lo mexicano, codependientes(s) del capitalismo de lujo, funeral y de vigilancia hacemos de El Buen Fin el mal fin con el deseo del bien y el placer del mal con el consumismo de primero los pobres y al último los ricos, existiendo los endeudados financieros y los endrogados farmacéuticos del trasiego externo al consumo interno, generando y produciendo el producto interno brutal en el pos(t)neoliberalismo medido y desmedido por la cuarta transformación.
Las aceptemos o no, la propia y la ajena otredad mexicana, es más una alusión que una ilusión en la cardiognosis de los huesos cardios del corazón y de la memoria, en lo mexicano de los mexicanos, con el letargo de los vencedores y de los vencidos, los conservadores y los adversarios, retroalimentándose como parásitos de la ética y de la moral incipientes pero existentes en el régimen político del Estado Obrador, cuando la otredad no es lo que fuimos como tampoco lo propio y lo ajeno fue y es nuestro, no habiendo de haber y de ver más que esa identidad tan desaparecida como la pertenencia en los muchachos de Ayotzinapa entre los muertos, los desaparecidos y los desplazados en el país de las sombras espectrales.
No es que uno renuncie a la dignidad que es indigna por donde se le toque y se le sienta cuando la cuarta transformación es tan violenta y tan criminal como la primera, la segunda y la tercera con la urgencia y la emergencia de una insurgencia, a la mala, por parte del narcosicariato que, en situaciones de ofensas y defensas, los abrazos se dan abrasados por los balazos.
La propia y la ajena otredad mexicana, colgada en los rastros y en los mataderos públicos, como una gran exposición-instalación mural, al óleo, con impactos a fuego y sangre, más pública que anónima, es la representación y la significación de lo inmóvil, lo móvil y lo itinerante de un estado a otro estado de ánimos con las reverberaciones en esas oleadas de más resolana que de resiliencia de las casas a las calles, plazas y carreteras que del momentum al continuum de los tres sexenios presidenciales anteriores al presente, uno que no es ninguno pueda que haya estado en el Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central con un Diego Rivera en la utopía de un futuro pasado a la distopía del presente presencial y presentáneo de un Juan Rulfo en Pedro Páramo.
El arte y la cultura como sobrevivientes en la propia y en la ajena otredad mexicana, en lo que ha sido la acumulación y la desposesión en el siglo xx, acaso lo testimonial socioestético, crítico y cultural de lo pasado con el presente siglo xxi, la acción disruptiva de la tecnología con el delicado sonido del cataclismo terrenal, a nosotros y a los otros nos va la vida con los demás y la gente-el pueblo bueno, sabio y saludable con la desruralización de la agricultura y la contaminación de la pesca, dándoles los apoyos “como nunca” se les había recortado tanto como ahora, puesto que con las Dos Bocas y el tren Maya, si es que no nos levantan y alzan las manos, haber-a ver cómo nos va con la producción alimentaria y la inexistente canasta básica porque los orgánicos adversarios y los transgénicos conservadores van estar cerrando carreteras y deteniendo el flujo mercantil de la política económica sectorial e industrial de la producción nacional con árboles frutales donde siempre ha-habido huertas frutales y árboles maderables donde hay tala maderera moderada con aserraderos ejidales, a no ser que tenga que serse y hacerse como Yuval Noah Hararicree que se hizo en la antigüedad:
“Es un poco como las tribus africanas y americanas nativas que sin darse cuenta vendieron países enteros a los imperialistas europeos a cambio de cuentas de colores y abalorios baratos”, dando salida a las falsas noticias del pasado con el presente como si El Corazón de las tinieblas de Joseph Conrad haya sido una literatura de ficción y Las venas abiertas de América Latina una inventada e inventariada investigación, así como el Estado de Derecho y los Derechos Humanos en el país de las sombras espectrales es una entronización-salutación a la buena presencia saludable y documentada de quien es la responsable en el Estado como en los derechos humanos, que si no es la desruralización ni la contaminación es el arrasamiento de lo físico y lo mental desde la antropología sociocultural a la psicología mediática de lo real social en la realidad virtual real: existimos gracias a la desgracia de morirse, desaparecerse y desplazarse desde el mundo de arriba, el cielo de en medio y la tierra de abajo, donde el territorio militar-narcosicario es un cementerio nacional de fosas comunes y clandestinas, y pobres de los indígenas-campesinos y pescadores que anden obstruyendo represas, termoeléctricas, selvas, montañas, lagos, pirámides y comunidades porque no les vamos a seguir dando nunca nada como nunca en la historia patria en este país de las sombras espectrales.
Necesitemos o no un centro de atención en riesgo existencial que un centro de seguridad nacional, la vida nos va y nos deja en la expuesta soledad de la indefensión por no tenerla acompañada, pues la amistad y la solidaridad de poco sirven y cuestan demasiado aunque sean virtuales y digitales, la vecindad global es un fraude electoral y humanamente, ni siquiera pudiendo elegir entre los gustos y los disgustos con los furores fálicos y vagínicos y los azotes adrenalínicos y clínicos con duras y blandas depresiones que una vez levantándose uno de cualquier caída tienes que hacerlo por ti mismo, y no, por el Estado, a quien de una vez por todas debes decirle que no estás con él por más que te joda y jorobe la vida pero nunca ponértele a modo porque, ni modo, lo hará a todo modo como lo ha venido haciendo todos los sexenios anteriores hasta cuando intervienen -nunca- la opinión pública y la sociedad civil como tampoco el pueblo-la gente, los otros y nosotros en los asuntos públicos y los problemas sociales, siendo los medios fácticos y mediáticos los que reaccionan ante la supuesta falta de expresión, cuando a ellos lo que les sobra es la libertad de presión, poniéndolo a uno a favor o en contra de la confusión y de la polarización como si se tuviera más que la opinión y la civilidad de la formalidad seria, grave y contumaz de una monotemática reciclada estúpidamente cada semana hasta vaciarla y llenarla y vuelta a vaciar sanguinolentamente hasta que los pensamientos y las palabras, los actos y los hechos no sean de nadie, de alguien y de nada.
No es para tanta zalamería discursiva, afectada y empalagosa, para abonar(les) a los indígenas, campesinos y pescadores (como los ricos pobres) lo que son porque de eso están más vividos, convencidos y curtidos que quien les habla y les alaba nomás por cumplirles lo que en la tierra no se cosecha ni se pesca para la zafras en la producción alimentaria nacional, porque más que se quiera con una política social de dar para mantener lo que se debe hacer con una política económica para que la agricultura y la pesca produzcan para el consumo interno y externo en el T-MEC.
El estado Obrador anda como López por el pueblo con una sinceridad y una austeridad republicana en lo que la morena y el moreno son la ostentación y la arrogancia con sus plenos poderes como nunca visto hasta el presente de hoy pero parecido al pasado de ayer entre el presidente y el partido, a todo modo, con un perfil político e ideológico inacabado y enganchado a lo que el ejecutivo pida y el legislativo dé: nada, nadie y alguien están por encima de ellos y ellos están por arriba de nosotros y de los otros en lo que los demás y la gente esperan afuera del palacio nacional o de la cámara de diputados.
Entonces, cuando Mr. Carso, el Ingeniero Slim, invita al Estado Obrador a que México se “sacuda” haciendo lo que China hace, los mexicanos, haríamos doblemente lo que hace China con los chinos: reenriquecer a la minoría y reempobrecer a la mayoría, no pudiendo sacudirnos haber-a ver cómo los muertos, los desaparecidos y los desplazadosy qué hacer con los indígenas, los campesinos y los pescadores en lo real social con la realidad virtual real en que lo real y la realidad tendrían que transformarse en una desrealización-deslegalización que permita una renovada libertad de elegir una ingeniería innovadora, de la ética a la moral, de la ley a la justicia, de la corrupción a la impunidad, de la violencia a la criminalidad, el bien mayor por el mal mayor: el todo modo, a modo,de que todos nosotros y los otros, los demás y la gente seamos porque somos una cierta gratuidad superficial en cómo queremos desear el bien por el placer del mal, dándole soluciones a los asuntos públicos y los problemas sociales que nomás con ayudar a los indígenas se nos diga racistas, pues el Presidente dice que lo pongan en la lista, además eso de atender a Los LeBarón y a Sicilia, a lo que el sacerdote Solalinde que piensa mejor que todos nosotros y es un portavoz de Dios en el país de las sombras espectrales, ha dicho que Sicilia es un “excelente poeta” y un “pésimo político”, a lo que el Estado Obrador responde: «da flojera eso», sabiéndose de qué lado está Dios y de qué lado se jode Cristo, porque, en el país de las sombras espectrales, campea el maniqueísmo del bien y el dogmatismo del mal, ad hominem.
De la cartilla moral a la economía moral, el pos(t)neoliberalismo, en el capitalismo de lujo y funeral, austero y republicano, ¿seguirá en el maniqueísmo y en el dogmatismo del Estado Obrador, en marcha, por la transformación absoluta, y no, absolutista y clasista, el bienestar encarnando el malestar en los huesos cardios del corazón y de la memoria, y por más que haya los contentos que los descontentos dentro y fuera de los 30 millones de electores-votantes por lo que se está transformando en la vida/esta, y no, en la vida/otra, estamos todos nosotros con los otros, los demás con la gente y la gente con el pueblo?
Las mismas y las diferentes contradicciones son las diferentes y las mismas contrariedades con las desigualdades económicas y socioculturales en que otro gobierno-otro régimen no es el mismo de ayer porque es el diferente de hoy, de la a-normalización a la des-realización mediante la transformación con la cartilla y la economía moral porque una mortalidad nacional con los muertos, los desaparecidos y los desplazados no es igual a una sacudida nacional con los indígenas, los campesinos y los pescadores.
La normalidad de la a-normalidad de lo real social a la realidad virtual es la transformación a través de la des-realización en que la realidad política económica es y será la re-producción de productos y de mercancías con el objetivo de la subjetividad en que los sujetos y los objetos tengamos un valor agregado en un todo nosotros y los otros, los demás y la gente,posicionándonos y posesionándonos,en un superego periférico co-de-pendiente del SuperEgo Central con las “exigencias izquierdistas radicales” en “una movilización y participación activa y permanente”, no sabiéndose si la gente y los demás, los otros y nosotros notamos y notaremos la diferencia de los mismo o de lo igual entre la biopolítica de la ética y la moral en el país de las sombras espectrales, a lo que lo entrecomillado es de Zizek citando a Nietzsche* y Karatani**:
*”Uno no confía en sí mismo ni en el prójimo, y en parte por odio, en parte por miedo, no depone las armas. Antes morir que odiar y temer, y antes perecer dos veces que hacerse odioso y temido, establecer algún día la principal máxima para el bien común”.
**”Las ayudas sirven para generar una mayor acumulación de capital en los países avanzados. En este sentido, las ayudas se parecen a las políticas de bienestar social dentro de sus países: en ambos casos, la redistribución simplemente funciona como un eslabón en el proceso de acumulación capitalista. Lejos de eliminar la desigualdad, la justicia redistributiva simplemente la promueve”.
La propia y la ajena otredad mexicana está(n) puesta(s) y expuesta(s) a la cuarta transformación no con la imaginación crítica social y sí con la abstracción de lo real social mediante la realidad virtual real en que, el momentum y el continuum, son el contexto de lo utópico-hecho y de los distópico-deshecho en el costo político, económico y sociocultural en la des-realización y en la des-territorialización en que una nación y una república deben y deberán verse-contextualizarse en lo que, quizás sí o tal vez no, Antonio Gramsci pensó-imaginó críticamente en la hegemonía y en lo nacional popularcon todas las imposibilidades en lo posible real social y en la gravedad mortal con la corrupción y la impunidad, la violencia y la criminalidad en el país de las sombras espectrales, a reconsideración de lo que en el sentido común hegemónico gramsciano, pueden serse y hacerse pocas las virtudes y demasiados los vicios, los defectos con los efectos y las contradicciones con las contrariedades desde la estructura ausente en la 4t del Estado-Obrador con el segundo piso del Estado-Yo Claudia.