Por Guillermo Castillo Ramírez
Fuentes: https://desinformemonos.org
Desde finales del siglo pasado, y particularmente después de la emergencia sanitaria de la pandemia de Covid19, se ha presentado un notorio incremento y precarización de las migraciones internacionales a nivel global. De acuerdo con datos de CONAPO y OIM, había poco menos de 300 millones de migrantes internacionales al inicio de la presente década (cerca del 3 % de la población mundial. Dichas migraciones están relacionadas a diversos procesos económicos (bajos salarios, falta de empleos, carencia de derechos sociales, pauperización), políticos (contextos de conflicto, guerras, violencia e inseguridad) y socio ambientales (los impactos de eventos como huracanes, sequías, deslaves, tormentas). Las formas de dar cuenta de estos procesos han sido diversas. Pero, tanto desde ciertos sectores de la academia, como de algunas instituciones estatales y grupos sociales y mediáticos, han sido frecuentes discursos que, desde perspectivas macro y con una sobre determinación de algunos procesos (económicos y sociopolíticos), presentan explicaciones que minimizan, invisibilizan e incluso, en ocasiones, anulan a los migrantes (como sujetos activos). En este contexto, hay otras propuestas conceptuales e iniciativas que, sin dejar de lado la consideración de la producción sociopolítica de los contextos de expulsión y la dimensión histórico estructural de las causas de las migraciones, reconocen como un eje analítico central el papel y las decisiones de los migrantes para entender estos procesos de movilidad. Y esto, no sólo debido a que son los migrantes como sujetos en movimiento quienes experimentan directamente las adversidades de las rutas y los procesos de criminalización y violencia estatales, sino también porque son ellos quienes en lo concreto deciden (individual y colectivamente) salir, dejar su hogar y cruzar (diversos países y fronteras) en busca de una vida mejor. En este sentido, un ejemplo interesante y actual sobre otras formas de entender la migración es humanizando la deportación. Se trata de un proyecto comunitario, binacional y bilingüe, en el que se coproducen narrativas audiovisuales, y cuyo propósito es que los propios migrantes cuenten (en sus palabras y bajo su decisión) sus historias y vivencias. Es un vasto y variado archivo de centenas de cortometrajes documentales, de libre acceso, y que describen e ilustran diversos procesos sobre los migrantes, las deportaciones, las políticas estatales y las fronteras; principalmente, aunque no sólo, en el marco del complejo contexto de la(s) frontera(s) México – Estados Unidos. Algunos de los procesos que se abordan en dicho proyecto son:
1. Las características y diversidades de las poblaciones y grupos migrantes (mujeres, jóvenes, familias, grupos LGTBQ+, hombres, deportados, veteranos, entre otros), con sus diversos orígenes y procedencias (Centroamérica, Sudamérica, México, entre otros), y sus múltiples motivaciones y experiencias en el tránsito de sus travesías migrantes.
2. Las fronteras como espacios de contención y fuertes procesos de deportación, marcados por dinámicas de exclusión y violencia hacia las diferentes poblaciones en condiciones de migración forzada e irregularización (y que, frecuentemente, quieren llegar preferentemente a Estados Unidos).
3. Las formas en que las políticas estatales de los países de tránsito (México) y destino (México y Estados Unidos) invisibilizan, deshumanizan y transgreden los derechos humanos de las diversas poblaciones migrantes y deportadas.
4. Las diferentes estrategias de apoyo y solidaridad de los propios migrantes entre sí mismos, así como las dinámicas de ayuda de grupos y organizaciones sociales que respaldan las travesías de los migrantes, y abogan por el respeto de sus derechos.
5. Las formas en que los migrantes remontan diversos obstáculos, y tratan de continuar sus procesos de movilidad en busca de una vida digna; pero también muestra la incertidumbre de estas poblaciones respecto a su situación actual y sobre lo que pasará en el futuro.
6. Asimismo, da cuenta de cómo las fronteras, si bien fungen como agresivos dispositivos de contención y deshumanización, son también un conjunto de lugares donde las poblaciones en movimiento reconfiguran, transitan y reelaboran sus proyectos migratorios.
En este tenor, el proyecto humanizando la deportación abre la posibilidad de ver a las migraciones desde el propio punto de vista y experiencia de sus principales protagonistas y actores: los migrantes. Y, en el contexto actual, donde hay visiones estatales y mediáticas distorsionadas que sin fundamento criminalizan y vulneran los derechos de las poblaciones extranjeras en movimiento, es urgente e indispensable para el entendimiento de las migraciones forzadas poner en el centro las voces, experiencias, saberes y motivaciones de los propios migrantes. Dicho proyecto puede consultarse aquí.