Por Omar Navarrera
En la actualidad tratar de comprender los acontecimientos políticos, sociales y económicos implica un análisis geopolítico. Una lectura puntual de nuestro mundo actual exige metodologías más complejas que transversalicen lo local, nacional y mundial, una interseccionalidad crítica (género, raza, clase y especie) que nos permita comprender, por ejemplo, la relación que tiene el genocidio del ilegítimo Estado de Israel hacia el pueblo palestino con los demás pueblos del sur global.
Históricamente está demostrado que el capitalismo como sistema-mundo se mantiene de guerras. Además, es un hecho que Rusia y China son economías que se han venido posicionando, compitiendo e incluso desplazando el monopolio estadounidense. En este sentido, las estrategias bélicas siempre han funcionado para el reacomodo de fuerzas e intereses económicos.
En otras palabras, el capitalismo jamás doblará las manos y hará hasta lo imposible por seguir siendo la estructura sistémica autorreferencial, por lo tanto, crea mecanismos (como genocidios en nombre de dios) para perpetuar su hegemonía. Y parafraseando a Marx, un sistema termina hasta que agotan todas sus posibilidades de existencia.
La guerra que Estados Unidos ha forjado en Medio Oriente no es más que la continuidad de un pensamiento imperialista colonial. La guerra en Ucrania y ahora la limpieza étnica que Israel está ejecutando contra el pueblo palestino es una muestra irrefutable de seguir manteniendo el orden capitalista.Paralelamente, y como he venido planteando en otros artículos, las intervenciones, las guerras de baja intensidad y el financiamiento a gobiernos de ultraderecha como el de Javier Milei en Argentina, obedecen a seguir perpetuando el extractivismo y con ello, la riqueza en pocas manos.
Tal parece que se pretende ejecutar un nuevo plan Condor en la región latinoamericana en un año de elecciones en este país. En este sentido, resulta interesante ver cómo responde (si es que lo hace,) un gobierno denominado de izquierda, a políticas intervencionistas. En términos concretos y reales ¿cómo les podrían hacer frente los gobiernos de izquierda a estas ofensivas imperialistas? ¿O entonces no son una verdadera izquierda anticapitalista? Pues el asalto a la embajada mexicana en Ecuador sólo fue una muestra de lo que es capaz la mano represora estadounidense.
En Ecuador (como en otros países de la región) el pretexto es el narcotráfico (fentanilo) y en Palestina lo es la resistencia de un pueblo que ofende a los intereses del terrorismo sionista. Pretextos que busca el imperialismo-colonial para el reacomodo el sistema-mundo capitalista. Lo cierto es que los movimientos sociales y todas las formas de resistencia deben seguir haciéndose evidentes mediante sus agendas.
Cuando la represión se globaliza las resistencias también tienen el derecho y la obligación de hacerlo y no confiar en que una izquierda “tibia” en el poder es la representante de los oprimidos. De tal manera que urge ver el devenir de nuestro tiempo de manera compleja y crítica, porque lo que está sucediendo con el llamado nuevo plan Cóndor en Latinoamérica (orquestado en Ecuador y Argentina) tiene una relación intrínseca con el genocidio palestino; es la misma estrategia imperialista-colonial para mantener el sistema-mundo capitalista.
¡Fuera Yankees de América Latina, fura la OTAN de Irán, fuera sionistas de Palestina!