Por Andrés Figueroa Cornejo, para APIAvirtual.
Chile. En la Alameda con calle Matucana, en plena Estación Central de Santiago, se elevó el escenario de una nueva conmemoración del Día Internacional de las y Los Trabajadores, organizada por la Central de Clase (clasista) este primero de mayo.
Con especial violencia actuó la policía militarizada (Fuerzas Especiales de Carabineros), intentando quitar las vallas apostadas alrededor del escenario para interrumpir la actividad, pese a que los dirigentes de la multisindical contaban con los permisos correspondientes. Igualmente, los uniformados, antes de comenzar nada, efectuaron agresivos controles de identidad sobre quienes se dirigían al punto de encuentro público y, haciendo uso de un aparatoso despliegue de coches blindados lanza gases y lanza-aguas, volvieron rápidamente irrespirable la zona de las manifestaciones. Muchos de los asistentes comentaron que «carabineros se mandan solos» y que «están envalentonados y se sienten impunes por la protección que le da el sistema político a su jefe, el general Ricardo Yáñez».
La convocatoria de la Central que cautela de manera autónoma los intereses y derechos de las y los trabajadores respecto de los dueños del capital y el Estado empresarial, dedicó la jornada a la periodista de Señal 3 de La Victoria, Francisca Sandoval, asesinada hace dos años por un impacto de bala mientras cubría el mismo acto, en el mismo sector. Una de sus amigas, Rosa Molina, indicó que «no sabemos cuándo se hará el juicio contra el responsable de la muerte de Francisca, e incluso es posible que el individuo esté en libertad. Además, ese día había más de un tirador. Sin embargo, nosotras queremos que la justicia se concentre en los carabineros que el día del crimen de Francisca, avalaron y defendieron a los que le estaban disparando. Ya, a estas alturas, consideramos que en este país no hay justicia para los pobres, ni para la clase trabajadora», y añadió que, «Hoy le hicimos un pequeño homenaje a Francisca, en un árbol donde estaba ella cuando la mataron y que nosotras lo adornamos con muchas muestras de cariño. Las artesanías y fotos que hicimos para Francisca el año pasado, siguen en el mismo lugar. Nosotras entendemos ese hermoso gesto como conciencia de clase, como el derecho a conmemorar a nuestros muertos».
Entre los muchos sindicatos asistentes, marcharon los trabajadores peonetas de la coca cola. Su presidente, Gerardo Foguett, afirmó que «aquí estamos los obreros de clase y combativos que buscamos la unidad de la clase trabajadora. Nosotros no hacemos distinciones entre los gobiernos de turno, es decir, nadie nos ordena a cuál hay que tratar bien y a cuál mal. Queremos echar abajo este sistema capitalista neoliberal que nos tiene divididos, oprimidos y completamente precarizados. Para que nos paguen el mismo salario por el mismo trabajo, tuvimos que hacer un sindicato prácticamente en la clandestinidad, esquivando la persecución de la empresa. Todavía estamos en esa lucha».
Por su parte, Nicole, integrante del Movimiento de Mujeres Clasistas (MMC), dijo que «somos una organización de mujeres trabajadoras y populares que lucha por sus derechos para alcanzar la emancipación», y planteó que «combatimos la explotación del trabajo asalariado y capitalista, como también la explotación que sufrimos en la casa. Creemos que nuestra tarea es crear las condiciones materiales y subjetivas para que las mujeres puedan organizarse políticamente. Sabemos que enfrentamos un largo camino».
En medio de las lideresas que concurrieron a la marcha, con las manos sosteniendo la esquina de un lienzo, la vocera de la toma de terreno 17 de Mayo, Gloria Bascuñán, relató que «en estos momentos resistimos una orden de desalojo de la Corte Suprema que entró en vigencia el pasado 24 de abril, y que pretende sacarnos del lugar donde construimos nuestra población. Allí tenemos todas nuestras pertenencias. El Estado no nos ha prestado un peso para levantar la población, todo lo hacemos con nuestros ahorros y trabajo. No tenemos otra opción. Por eso, hoy nos hemos organizado para defender la toma».
– ¿Qué pasa con la llamada Ley anti tomas?
«Surgió como respuesta represiva del latifundio contra las luchas que ofreció nuestro pueblo en el 2019. Son los dueños de la tierra quienes se niegan a negociar, pese a la enorme cantidad de veces que se lo hemos solicitado. También, la Ley anti tomas se dictó contra las ocupaciones transitorias que usan los trabajadores para presionar por mejoras salariales y laborales. Y por supuesto, el origen de la norma se encuentra en la lucha que adelanta el pueblo nación mapuche por la recuperación de su territorio.»
El Estado policial chileno
Durante la caminata, el educador popular Rafael Agacino precisó que, «pese a lo debilitada de la organización de los trabajadores, el actual nivel de los desafíos es intentar una iniciativa táctica. Estamos ante la presencia de la configuración de un Estado policial. En estos instantes el régimen político está negociando la ley de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), las Reglas de uso de las Fuerzas (RUF) que otorgan plenos poderes a las Fuerzas Armadas y de Orden, las modificaciones a la ley antiterrorista. Entonces lo que tenemos a la vista es un copamiento militar interno. Y ello significa la persecución no sólo a la resistencia mapuche, sino que a toda la clase trabajadora y a sus liderazgos más consecuentes».
«Y si las militancias no dimensionan correctamente lo que pasa, la derrota puede ser mucho peor que la transcurrida durante los últimos 4 años, donde la burguesía recuperó la iniciativa», relevó Agacino.
– ¿Algunos hablan de que estamos en medio de una suerte de ‘golpe blando’?
«En verdad, yo creo que un ‘golpe blando’, no necesariamente tiene que hacerse contra un presidente. Puede ser hasta un autogolpe. Normalmente, los golpes blandos son dados por el propio bloque gobernante. Con la excusa de cualquier situación de crisis, impone un estado de excepción. Es decir, no es preciso sacar a Boric. Él mismo puede encabezar un autogolpe. Y lo que vemos aquí es precisamente eso. Cuando observamos que el director de Carabineros Ricardo Yáñez tiene detenido al parlamento, a los partidos políticos, de rodillas al gobierno, más la consolidación del Estado policial, nos encontramos frente a la presencia de parte de un golpe blando.»
– ¿Cuáles son tus expectativas de la coordinación de diversos grupos populares y anticapitalistas que actualmente están fragmentados?
«Lo veo complicado, pero no imposible. Son importantes ciertos supuestos. Por ejemplo, hay que terminar con las ingenuidades, como participar en partidos políticos e instancias del Estado para transformar la realidad. O con las ilusiones de las organizaciones de Derechos Humanos de que es posible conquistar verdad y justicia mediante una ley de búsqueda. O que en algún momento es posible hacer una nueva constitución. Esas son patrañas. Aquí la única paz que le interesa a la patronal, es la paz de los cementerios. Eso se sabe. Por algo hubo un golpe de Estado y luego una transición pactada. Igualmente, estimo que hay que eliminar el sectarismo y la falta de sentido histórico. Y, por último, es preciso avanzar en la categoría ‘pueblo’. Los trabajadores precarizados están diseminados en el pueblo. La dualidad armónica entre Pueblo y Vida es un elemento crucial para impulsar nuestra unificación, y no la idea de federaciones transversales o sectoriales. Debemos levantar el anticapitalismo de los pueblos, no sólo de los trabajadores».
Pese a la arremetida desatada por las Fuerzas Especiales de Carabineros sobre el escenario donde se desarrollaba el acto de la Central de Clase, su presidente, Ramón López, pudo dirigirse a las y los congregados, en medio de los gases lacrimógenos y los chorros de agua.
Así, López se refirió a la crisis internacional del régimen capitalista, solidarizó con Palestina y alertó sobre la carrera armamentista de las grandes potencias mundiales. Hizo hincapié en la deuda planetaria que triplica la economía real; y en la tragedia de la humanidad destruida, desplazada y migrante forzosa debido a las guerras de rapiña en diversas partes del globo.
Respecto de Chile, Ramón López dijo que «las grandes mayorías sufrimos un gobierno títere de la clase dominante y del imperialismo estadounidense. Un puñado de familias avaladas por la embajada gringa son las que mandan en el país como si fuera una hacienda colonial. Esta forma de gobierno, donde el Estado empresarial se transformó en una máquina de corrupción, ha permitido que la clase dominante haga y deshaga con toda libertad. Todo el aparato del Estado se encuentra infectado por la corrupción. Carabineros, FFAA, las cámaras de diputados y senadores, el organismo judicial, entre otras áreas. El sistema de partidos políticos de la institucionalidad es el régimen más eficaz para conservar el orden de la injusticia social, la miseria, el abuso y que los multimillonarios continúen engordando sus fortunas».
Junto con dar cuenta de las expresiones de la crisis socioeconómica, política y cultural que golpea a las grandes mayorías sociales, el presidente de la Central propuso una plataforma de lucha para la clase trabajadora organizada, que considere «el fin del actual Código Laboral. Es urgente terminar con el maldito artículo 161, esa norma que permite a la patronal echarnos a la calle sin ningún motivo. Hay que poner fin al subcontrato, herramienta que ha empobrecido a la clase trabajadora. Que se entregue la Pensión Garantizada Universal a las trabajadoras que se jubilen a los 60 años y se aumente la pensión garantizada comprometida por Boric. Que exista indemnización para la familia por fallecimiento del trabajador o trabajadora. Que se cancelen las licencias médicas desde el primer día.Que los sueldos se reajusten automáticamente, de acuerdo al valor de la Unidad de Fomento para que no pierdan su poder adquisitivo. Que la negociación colectiva sea ramal y por actividad económica. Que terminen las Administradoras de Fondos de Pensiones, AFP, tanto privadas como públicas, y en su reemplazo se cree un sistema de seguridad social y pensiones integral, solidario y de reparto, y con participación de los propios trabajadores en su organización. Que se suspenda la ley de Sala Cuna que está en el Congreso y que busca la privatización de la educación parvularia municipal. Además, luchamos para que en nuestra patria exista una salud pública de calidad, que sea universal, y donde las y los trabajadores de la salud tengan salarios dignos. Luchamos por una educación pública eficiente, gratuita y de excelencia, donde las y los docentes recuperen su liderazgo al interior de las aulas. Luchamos para elaborar un sistema autónomo de los trabajadores y trabajadoras que permita acceder a viviendas dignas. Reivindicamos siempre y en todo lugar la resistencia del pueblo nación mapuche y de otros pueblos originarios, así como exigimos la inmediata puesta en libertad de los prisioneros políticos mapuche y el término de los montajes judiciales racistas impuestos por la industria forestal y los latifundistas. Luchamos junto a la diversidad de género, y en particular con la comunidad trans empobrecida y excluida laboralmente. En nuestra tierra jamás seremos libres hasta que los pueblos originarios, mestizos y migrantes no logremos conquistar los mismos derechos».
Ramón López finalizó su alocución, llamando «a movilizarnos el próximo 11 de julio, Día de la Dignidad Nacional. Fecha en que el gobierno popular de Salvador Allende, en 1971, logró la nacionalización del cobre. Y nos movilizamos no sólo para conmemorar, sino para sumar fuerzas para levantar un proyecto de sociedad propio del pueblo trabajador, de sus necesidades y derechos sociales. Un proyecto-país que contemple una sociedad de iguales y libres; autónoma del imperialismo y de los intereses de las corporaciones monopólicas que destruyen nuestras vidas y al planeta. Debemos prepararnos para las luchas que se avecinan. Es cierto: el presente es de lucha. Pero el futuro es nuestro».
Tras las palabras de López, se entonó La Internacional y vino un espacio de canto popular.
Al término de esta nota, se tenía noticia de algunos heridos y detenidos por la policía militar, pero aún no se detallaba el número de personas afectadas