Por Nino Gallegos, para APIAvirtual.
Insegura, sobrehumana e inhumanamente si uno fuese religioso en el país de las sombras espectrales que es en el “México en fuga” de Javier Sicilia, solamente elijo dos lugares para fugarme: hacia lo bajo de la costa y hacia lo alto de la sierra, en La Casalta, con la corrupción y la impunidad del Estado-Obrador y con la violencia y la criminalidad del Narcosicariato, sintiendo uno que la seguridad de la a-normalización es la fuga de uno mismo en la mismidad como en la ensimismación en que la gente y los demás, los otros y nosotros hace tiempo nos bañamos en el mismo río de lodo, mierda y sangre con los rastros íntimos y en los mataderos públicos, llorándome un río con la voz rasposa de Joe Cocker &The MadDogs and Englishmen:
“Ahora dices que lo sientes por ser tan falso. Bueno, puedes llorar un río, llorar un río. Lloré un río sobre ti”.
De la dulcedumbre en el país de las doradas manzanas al sol a la amargadumbre en el país de las sombras espectrales, 24 años son la diferencia y la indiferencia de lo mexicano en los mexicanos que para la calidad de antes es la cantidad de ahora, porque se vivía mejor ayer y porque se muere peor hoy.
Regeneración y revolución: Transformación y destrucción: Resurrección y reconstrucción en el país de las sombras espectrales en la adensada demografía de lo profundamente superficial en la estructura ausente de lo que sobrehumanamente es inhumano cuando se vive, se sobrevive, se muere, se feminicida y se desaparece desde las mañaneras a las adormideras, porque si la muerte tiene o no permiso se ejecuta liberal, autoritaria y conservadoramente en ese aire viciado fascista en el miedo ambiente a-normalizado.
Solamente una inferencia-diferencia de lo sobrehumanamente inhumano: Ucrania no es tan crucial como la Franja de Gaza, porque USA apoya a Ucrania y protege al Estado Sionista de Israel, porque el derecho a defenderse Ucrania de Rusia es el derecho de defenderse Israel de Hamás, sobreviviendo los ucranianos y desapareciendo los palestinos.
He aquí el dilema: dejar vivir y dejar morir, no sin antes, dejar pasar y dejar hacer con la responsabilidad de mundo arriba, el cielo en medio y la tierra abajo, argumentando críticamente Carla Norrlof en “Lo que requieren la economía y la seguridad globales”:“Si Estados Unidos y sus aliados quieren maximizar tanto la seguridad como la prosperidad en los próximos años, los formuladores de políticas y estrategas tendrán que comprender la compleja interacción de fuerzas que está haciendo que el mundo sea más conflictivo y lleno de riesgos. El entorno global exige una nueva agenda integral de seguridad económica”.
He aquí el dilema sobrehumanamente inhumano solucionado finalmente: una fuerte economía de guerra con una débil paz sepulcral:
“Nada detendrá a Israel, ni La Haya: Netanyahu”.
Porque se vivía mejor ayer y porque se muere peor hoy, Roberto Saviano, (el de la fuga constantemente inmóvil) en “Los valientes están solos”, escribe con la Sola Scriptura la siguiente frase hablada por Giovanni Falcone que no es para que los optimistas o los pesimistas o los religiosos la plagien y la hagan suya:
“Parece que, desgraciadamente, hoy será distinto de ayer”.
La regeneración y la revolución: la transformación y la destrucción: la resurrección y la reconstrucción se han voraginado y se han regurgitado a sí mismas por nosotros mismos en el capitalismo-consumismo de lujo y funeral, obteniendo lo que se padece por lo que se merece y por lo que se perece: la igualación de la vida con la muerte, escarbándonos con las uñas los muertos, los feminicidios y los desaparecidos en el país de las sombras espectrales desde los rastros íntimos a los mataderos públicos.