Por El Saltapatrás
Ha provocado un interés tipo película de suspenso el tema de la reapertura o cierre de las instituciones educativas. Especular sobre el regreso a clases se volvió tan común como si el asunto tratase de pronosticar si las lluvias de la semana serán intensas o moderadas para saber si cargar el impermeable o el paraguas. Sin embargo, aunque la comparación tienda a lo simpático, la situación es molesta al no haber ninguna certeza del panorama venidero para nadie.
La relevancia de este asunto, más allá de lo humorístico que pueda resultar presenciar la renuencia infantil o la desesperada situación de algunos padres asumiendo el rol de improvisados maestros en el hogar, lidiando con impotencia en terrenos de batalla que no son los suyos y que han motivado al chascarrillo viral a través de memes y videos, es el tema del rezago educativo que empiezan a mostrar niños y jóvenes en etapa de formación; asunto que tiene preocupados a los especialistas en educación más picudos alrededor del mundo.
Si bien las medidas de distanciamiento social han marcado la diferencia entre vivir o morir, entre evitar la enfermedad o sufrir las consecuencias que provoca el SARS-CoV-2 a la salud, a más de un año de haber confinado a millones de estudiantes de todos los niveles educativos a aprender desde casa, el desconcierto por el regreso a la educación presencial ha creado gran incertidumbre.
Para algunos la reciente reapertura fue tomada con optimismo, al crear la impresión de que las cosas van regresando a la normalidad, sin embargo, también ha provocado polémica, además de cuestionarse la pertinencia que significó reabrir las escuelas ante el riesgo que implica la convivencia al interior de las escuelas. Pues los maestros señalan que si bien extrañan trabajar directamente con sus alumnos, es angustiante para todos los involucrados en el ambiente escolar el riesgo al que se les expone, sin que por ello dejen de ser conscientes de las serias repercusiones que implica la falta de contacto entre maestros y alumnos.
Y es que el desarrollo cognitivo en la edad temprana es un proceso impostergable. Cada etapa del estudiante implica una acción pedagógica específica, que es guiada y fomentada gracias al desarrollo de la didáctica por parte de un profesional de la educación, que es el maestro, quien aplica metodologías de aprendizaje apoyado en criterios técnicos aplicados a través de la observación, el diagnóstico y la capacidad formativa propia del docente. Es este profesional quien deternina los procesos y materiales de apoyo para alcanzar los aprendizajes. Aunado a lo anterior, la interacción maestro-alumno se planea y tiene normas, no es una secuencia improvisada.
Se entiende que la enseñanza no es cosa de ver un tutorial en internet y listo. El tema es serio y de una naturaleza sumamente compleja. Y es que lo que preocupa a los macizos en investigación educativa alrededor del mundo, es el riesgo de una crisis cognitiva e intelectual de gran magnitud, como quien dice, las futuras afectaciones ante el bajo aprovechamiento en los chavos. No obstante, hay una gran amenaza a la vida.
Sin tener certeza de las acciones que han motivado al gobierno para reabrir las escuelas, tal vez sea esto lo que tiene a la 4T actuando con sigilo, pues la toma de decisiones parece darse bajo presiones que les impide soltar la sopa, o al menos, ser más claros y precisos con los anuncios que se le brinda a la ciudadanía en materia del regreso a la escuela. Pues los maestros señalan que para ellos las indicaciones recibidas por parte de sus autoridades directas, han sido transmitidas de manera diferente a las anunciadas por AMLO o la maestra Delfina, titular de la Secretaría de Educación Pública. Mencionan que el regreso no fue voluntario sino obligatorio, sin importar, en muchos casos, las condiciones de salud.
Es así como surge una larga pregunta: ¿se pretende la reapertura de las escuelas para combatir el preocupante rezago educativo ya de por sí existente en el país, o es la disminución del estrés intrafamiliar otra de las razones no menos importantes para el regreso, o porqué no, calmar a la oposición salvaje y su incontenible presión en todos los temas pese a la amenaza de contagio?
Es sabido que lo que mueve a un país es el trabajo, pero en el mundo actual no sólo es la fuerza de trabajo lo que genera riqueza, sino el aprovechamiento del conocimiento como un poderoso recurso humano. Hacer de ello algo sustentable, implica ciertas consideraciones como hacer que los impuestos sean invertidos en educación y en la investigación a gran nivel, con el objetivo de alcanzar el desarrollo científico y tecnológico que lleve al país hacia el escenario de la competitividad. En este sentido, se entendería la urgente necesidad de reabrir las escuelas para el ciclo escolar 2021-2022. Sin embargo, el riesgo que ello implica. ¿A qué darle prioridad entonces? ¿Al patrimonio intelectual a costa de la peligrosa convivencia al interior de las aulas? Eso parece.
La realidad para México hasta hoy es la dependencia científica y tecnológica. Dejar de ser un comprador de tecnologías desarrolladas en otros países sigue siendo lejano. Un claro ejemplo de ello es la compra de vacunas anti Covid a otros países. Cosechar los frutos del conocimiento sigue siendo uno de los mayores retos, y la situación de México ahora es preocupante al tener tan comprometida a su educación en tiempos de pandemia. Una problemática de la que adolecen otros gobiernos del mundo que sufren el subdesarrollo. Y ante esto, la 4T es probable sienta una enorme presión. El 15 de julio el presidente López Obrador anunció la reapertura de las escuelas para el ciclo escolar 2021-2022. Por su parte, el gobernador del EdoMex, Alfredo del Mazo anunció que el 19 de julio la entidad retornaba a semáforo amarillo. Para el gremio magisterial el manejo de la reapertura de las escuelas ha comenzado a provocar molestia, temor e incertidumbre. Pese a que ha sido un sector prioritario en recibir la vacuna, no son optimistas, pues los profes consideran que el cuidado de la salud quedó en lo político, que no considera la compleja organización que requiere la modalidad híbrida y escalonada sugerida para los trabajos escolares al retornar a las aulas, y los constantes cambios de información, acusan, obstaculizan la organización de su labor.