Por Juan Carlos Capanegra
“¿Qué tal si deliramos por un ratito? ¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia para adivinar otro mundo posible?”, eran las líneas con las que Eduardo Galeano iniciaba su célebre texto “El derecho al delirio”. Y así es de “delirante” la iniciativa zapatista para viajar por los cinco continentes, pero es un delirio y despropósito frente a la razón capitalista y contra el sentido común mercantilista que impera en el planeta. Así, acostumbrados a cumplir con su palabra, el 2 de mayo del 2021, zarpó de Isla Mujeres el “Escuadrón 421”, delegación marítima del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.52 días.
Les tomó casi dos meses completar la ruta de México a España, un viaje muy parecido, -pero en sentido contrario-, al que realizó Cristóbal Colón hace 528 años. Los integrantes zapatistas del “Escuadrón 421”: Marijose, Lupita, Yuli, Caro, Ximena, Bernal y Felipe, junto al equipo de la Comisión Sexta, la cinefotógrafa María Secco y el reportero Diego Enrique Osorno más la tripulación del barco, cruzaron el océano Atlántico con escala en Cuba y las islas Azores (Portugal).
SLUMIL K´AJXEMK´OP
El desembarco ocurrió en la Playa de Carril, en Vigo, Galicia, al norte del Estado Español. Al pisar tierra, la compa zapatista no binaria Marijose, declara con entusiasmo y cabalmente: “a nombre de las mujeres, niños, hombres, ancianos y, claro, otroas zapatistas, declaro que el nombre de esta tierra, a la que sus naturales llaman ahora “Europa”, de aquí en adelante se llamará: SLUMIL K´AJXEMK´OP, que quiere decir “Tierra Insumisa”, o “Tierra que no se resigna, que no desmaya”. Y así será conocida por propios y extraños mientras haya aquí alguien que no se rinda, que no se venda y que no claudique”. Para entonces, ya les esperaban cientos de personas que agrupadas en colectivos y organizaciones se coordinan y cooperan para el recibimiento de los zapatistas. Hay bailes tradicionales de la región, mujeres de coloridos vestidos tocando gaitas, cordones de seguridad por las medidas anti-covid y un ambiente de fiesta, alegría, hermandad de luchas y resistencias. La heterogeneidad de individuos y dinámicas propias de cada organización fue un ingrediente que mermó un poco la organización
local, pero el evento se llevó a cabo sin mayores contratiempos.
Bienvenida al “Escuadrón 421”.
Días después de la llegada, la delegación zapatista salió por tierra con rumbo a París (Francia) donde se integrará a los cientos de zapatistas que llegaran en avión a mitad de julio del 2022 (al menos a los delegados que ya obtuvieron su pasaporte, porque la Secretaría de Relaciones Exteriores ha negado el documento por razones racistas a algunos indígenas de la delegación). En ese recorrido visitaron varias ciudades lo cual fue aprovechado por simpatizantes, colectivos y grupos que les organizaron bienvenidas en Mérida (Extremadura, 30 de junio), Madrid (3 de julio), Valencia (5 julio), Barcelona (6 julio), Toulouse (8 de julio) y París (10 de julio). En cada encuentro se presentaron actividades
culturales como música, poesía y bailes. También se escucharon denuncias en torno a la guerra que el capitalismo ha declarado a la humanidad: megaproyectos, políticas racistas, despojo de tierras, saqueo de recursos naturales… en cada sitio donde se paraba el Escuadrón Zapatista, las consignas «Zapata vive, la lucha sigue», «E-Z-L-N» se escucharon con singular alegría. Fueron cientos de personas que en
plazas o en la calle mostraban distintos rostros: emoción, expectativa, sorpresa e incredulidad cuando los zapatistas tomaban la palabra para agradecer el apoyo y esfuerzo de quienes apoyan la Gira por la Vida.
Varias generaciones de españoles, catalanes, gallegos, vascos y franceses tomaron la palabra en cada evento: «yo estuve en 1997 en Chiapas… Y hoy quiero llorar de emoción al verlos en mi tierra», exclamaba una luchadora social en la Plaza de La Virgen en Valencia.
Objetivo.
El EZLN ha recorrido desde hace más de 37 años las cañadas, montañas y selva de Chiapas. Caminar preguntando fue unos de los métodos que les permitió organizarse y coordinarse al interior, así estallaron con furia y digna rabia aquel primero de enero de 1994. Posteriormente y con el cese al fuego y la apuesta por la vida, recorrieron el país en cinco ocasiones: 1997, 1,111 zapatistas rompen el cerco militar y acuden a la Ciudad de México para exigir el cumplimiento de los Acuerdos de San
Andrés; 1999, 5 mil delegados Zapatistas recorren todo el país para promover la Consulta Nacional por los Derechos de los Pueblos Indios; 2001, la “Marcha del Color de la Tierra”, comandantes y un subcomandante del EZLN exigen el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés; 2006, el
Delegado Zero (finado subcomandante Marcos) recorre todo el país como actividad de La Otra Campaña; 2007, comandantes del EZLN visitan los estados del país en la segunda etapa del recorrido en la Otra Campaña.
Hoy el mundo ha cambiado. No solo los problemas generados por el neoliberalismo afectan exclusivamente a México. Por lo tanto, el recorrido por todo el planeta que ya se anunciaba en comunicados de la década de 1990 es una realidad y continuidad lógica en su historia de lucha. Caminar, preguntar, escuchar, encontrarse con el otro, el invisible, el ninguneado, el que lucha y resiste en otros puntos del planeta es una tarea que los zapatistas asumieron desde 1996 en el Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo en Chiapas. Ahora toca que ellos visiten a esas personas que asistieron a ese evento y, sobre todo, a los que no han podido visitarlos en esas reuniones, así como a los múltiples seminarios, semilleros, conversatorios, festivales de cine, “compArtes”, encuentros de mujeres y demás actividades organizadas en los Caracoles Zapatistas.
Para ellos es la hora de hacer frente a la crisis civilizatoria o «tormenta» que el gran capital ocasiona y que pone en peligro a la humanidad; los zapatistas invitan a coordinarse y tomar acuerdos a nivel
mundial, a encontrarse y escucharse, a actuar, a luchar por la vida Invitan a organizarnos (pese a las diferencias) a todos los “nadies”, los mismos que Eduardo Galeano tan bien describía.