Por G.L.P.
El plan de poner un tren rápido para ir a Querétaro licitado al vapor y con fuerte participación de la empresa de Armando Hinojosa, se tuvo que interrumpir porque halló que esta empresa, Higa, ha tenido contratos millonarios con Peña Nieto desde que era gobernador y de paso le construyó una casa de 7 millones de dólares a la esposa del que sigue en la silla presidencial. Mansión mantenida al margen de declaraciones y de un costo completamente desproporcionado para los ingresos de una telenovelera de segunda. Casualmente, la misma empresa le vende una casa al secre de Hacienda, Videgaray, en Malinalco a una tasa de interés preferencial. Por otro lado, se descubre una red de prostitución y trata de mujeres operada por el impresentable líder del PRI en el DF, Gutiérrez de la Torre.
Estos y otros temas fueron puestos a la luz nacional e internacional por el equipo de investigaciones especiales de la periodista Carmen Aristegui. En este país en el que todo va de cabeza, en lugar de investigar y juzgar a los implicados en los escándalos, todo se configura para que los dueños de MVS radio despidan a los que ventilan los lodazales del gobierno. Los periodistas -director y reportero- del equipo de investigaciones especiales de la emisión matutina de MVS, fueron despedidos bajo argumentos de abuso de confianza y de uso de la marca para integrarla en Mexicoleaks, una plataforma que busca reunir denuncias ciudadanas y en la que participan diferentes medios y comunicadores. Atrás de ellos, salió Carmen Aristegui de MVS.
Tal vez el lector recuerde Estereorey, esa vieja estación de música suavecita para “adulto contemporáneo”. Pues eso era MVS radio antes del noticiero de Carmen Aristegui, una estación equis en el cuadrante, con contenido equis y musiquita idem. Probablemente a mucha gente no le guste el estilo de noticiero de Aristegui o ni siquiera la conozca. Muy bien, para todo hay gustos, pero el periodismo que ella y su equipo hacen salen del terreno de los gustos para poner en el debate público la necesidad de contar con medios no controlados, no chayoteados, críticos, serios, independientes, audaces y de amplio alcance.
El trabajo periodístico de Aristegui y su equipo toca puntos que hacen sacar los colmillos al apoltronado gobierno. La administración priista ya lo resiente y toma medidas: pone como encargado de comunicación de la presidencia a Eduardo Sánchez Hernández, un ex abogado de MVS y se presume que es la mano que mece la cuna detrás del despido de la periodista y su equipo. Autoritarismo cavernario de parte del PRI de ayer, hoy y siempre.
A Carmen ya la han tratado de callar antes. En 2002 Pedro Ferriz de Con y su sobrino, Ciro di Constanzo, les impidieron tomar los micrófonos de grupo Imagen a Carmen y a Javier Solórzano quezque porque hablaron mal de la estación. En 2008 le quitaron el espacio de W radio y en 2011, ya en MVS, nuevo intento por hablar del alcoholismo de Felipe Calderón.
Una estación suavecita, de ama de casa o fresa de suéter en los hombros fue, desde 2009 hasta el despido de Aristegui y su equipo, una de las de mayor audiencia nacional por su noticiero matutino, a cargo de la periodista. Antes que enorgullecerse, MVS se alinea al presidencialismo rancio y golpea a los periodistas que se avientan la nota a la que nadie o casi nadie le atora.
Ahora hay más medios de amplio alcance, pero alineados al actual presidencialismo, tan autoritario como antes pero más burdo. Para asegurarse aplausos en Los Pinos, empresas alineadas acaban de recibir concesión de dos canales, uno más al grupo GEAde Vázquez Raña (ya tiene el canal 28 de tele abierta y el Excélsior TV de digital) y otro a Radio Centro (el equivalente a Televisa en radio y promotor de un conservadurismo acartonado y partidario del oficialismo con estrellas como la zeta, Jacobo Zabludowsky, Mariano Osorio, etc.)
Necesitamos construir más medios independientes y más periodismo crítico en canales de amplia audiencia. Ah, no se le olvide que todo esto, en el marco de las elecciones de junio, para las cuales nos meten basura partidista y oficialera del inútil INE hasta por debajo de la lengua.