Por Gonzalo Lara
Acaba de fallecer uno de los soldaditos del sistema, de la altura del Azcárraga. Un aliado y pilar del PRI de toda la vida: Mario Vázquez Raña, uno de los hermanos Vázquez, los de las tiendas de muebles. Empresarios y (des) funcionarios se desviven en esquelas y pésames para quien consideran un modelo en el empresariado nacional.
Además de fabricar muebles, Mario, junto con su hermano Olegario, fundó la Organización Editorial Mexicana (OEM), una vocería del PRI de siempre y del PAN en los pasados dos sexenios. Seguramente ubica usted esta empresa por los periódicos La Prensa, un panfleto concesivo, zalamero y amarillista que durante años fue el referente noticioso de amplios sectores de la población; una hórrida combinación de Teveynovelas con el Alarma, pero más rancio; el Esto (fut, fut y más fut y toros) y El Sol, una lista de boletines de secretarías con anuncios y farándula, que desafortunadamente está presente en casi todos los estados de la República. Para decirlo pronto, la OEM es la extensión impresa de la tele y el radio de Televisa y sus amigos.
Además de dedicarse a construir “la opinión pública” durante décadas, Mario estuvo al frente del Comité Olímpico Mexicano desde 1974 hasta el 2001, veintisiete años enquistado en un puesto para no dar pie con bola en materia de deporte de alto rendimiento. Por el contrario, son los años dorados de salir a pasear a cuanto encuentro deportivo hubiera, regresando con las manos vacías, pero con “mucha experiencia” para la próxima.
Los Vázquez Raña se han extendido como no queriendo, favorecidos especialmente por el panismo de los dos sexenios anteriores, pero con viejos y sólidos apoyos priistas: Olegario es dueño del grupo empresarial Ángeles, el de los hospitales. En el rubro de lucrar con la salud ha hecho un verdadero emporio, erigiendo y adquiriendo hospitales particulares de diferentes zonas de la ciudad y el país para hacerlos sucursales o filiales del Ángeles. En 2003 adquiere el grupo de estaciones de radio conocido como Imagen (Radioactivo, XELA, FM Globo, Stereorey, entre otras), al que incorpora estaciones de todo el país. Preparando el terreno para las elecciones de 2006, en 2004 quita la estación Radioactivo y monta una estación de noticias (suponiendo, sin conceder, que son noticias y no notas pagadas), Reporte 98.5, con helicópteros, motos y un enorme despliegue de recursos para dar voz a estrellitas como Esteban Arce, Gustavo Adolfo Infante, David Páramo o Ciro Di Constanzo, expertos levanta-cejas, gritones anti marchas, anti protestas, anti manifestaciones, anti estudiantes, anti trabajadores y pro empresariales y pro idioteces para mantener al público en la eterna chacota mientras se cae el país. En 2006 el empresario compra al muerto viviente llamado Excélsior. Otra vez, inyecciones millonarias para darles más espacio a opinadores y periodistas cómodos y complacientes de Grupo Imagen.
La hiedra se sigue extendiendo y en 2007 los hermanitos gallegos estrenan Cadena 3. Cuando al GDF, a la UNAM o a otras empresas se les negó la apertura de un nuevo canal, llegan los Vázquez Raña así como así para poner voces amables con el poder como Ferriz de Con y Pablo Hiriart, salido éste de Notimex (boletines del gobierno) y del área de información de la presidencia de Gortari, nada más.
No es que lo recomendemos, pero ponga usted su nueva tele digital (no se la regaló el PRI, ¿verdad?) en el 27-1, 27-2 y 27-3 y verá el legado de estos empresarios ligados a los Hank González, los Sada, los Azcárragas y a la mafia de cuello blanco que (mal) administra al país. Otra forma de conocerlos es yendo a parar al Ángeles, pero a lo mejor no lo dejan salir del cuentonón que va a tener que pagar.